J.LEVY

Yo personalmente desde una noche antes me preparo con respiraciones de yoga para poder afrontar festejo del 10 de mayo, mejor conocido como El día de las madres, que comienza temprano con el festival del kínder… Corres como loca en tacones (porque hay que ir presentable) para agarrar lugar hasta adelante y poder disfrutar de la función completa, que sin duda te arranca unas cuantas lágrimas al ver a tu pequeño cantar mamita te amo, definitivamente un momento que quieres atesorar por siempre, por lo que llevaste cámara para tomar todas las fotos posibles además del video que piensas enseñarle a todos en la tarde.

Al empezar la primera canción te das cuenta que la video no tiene casette y a la cámara de fotos se le acabó la pila; después de lamentarte, te conformas y definitivamente lo disfrutas. Al terminar, con tu muñeco en brazos y el corazón enternecido, recuerdas LOS REGALOS que aún no terminaste de comprar (te asociaste con tus hermanos, pero como siempre te embarcas al comprarlo); corres a diferentes establecimientos y terminas con UN HERMOSO DETALLE.

Si te va bien y no se te atraviesan contratiempos con el coche, sales a pelear con el tráfico de nuestra ciudad; para la hora de la comida ya están hirviendo las calles, los restaurantes y los estacionamientos con un lleno total; el reloj avanza y no llegas a tiempo por los niños, quienes se vistieron con lo que justo no les queda bien. Tu hijo pequeño saca el postre que se está desbaratando (por que la receta, no la habías probado), corres a casa de tu mamá, que tiene una semana planeando “el evento” y organizó una parrillada en el jardín, el cielo comienza a nublarse y amenaza con llover, llegan los demás familiares y para el momento en que sirven la sopa ya te tienes que ir…

… porque la abuelita de tu esposo hizo comida en la colonia vecina, los niños, ya un poco desarreglados y hambrientos, se echan un taco de carne en el camino, que se hace interminable, por fin llegas… y oh sorpresa!!!! La comida es láctea…¡ya no puedes probar nada! Además, has llegado tarde, ya todos están comiendo y no te puedes sentar con los familiares que mejor te caen; los niños juegan con las figuras de lladró y como en el territorio de las abuelas todo es posible, destruyen la casa…

… Tratas de reparar los daños, recoges un poco y, muerta de cansancio, llegas a tu casa.

Pero…

Resulta que los chavos necesitan urgentemente una cartulina de la papelería que ya cerró: desearías poder convertirte en una, con tal de no salir a buscarla. Por fin el día termina, te das un regaderazo, ves a los niños dormidos y agradeces a D-os por este día que , aunque complicado, nos saca de la rutina y nos hace pensar en lo afortunados que somos de tener a una maravillosa amiga, compañera, protectora y consejera que ha dado su vida para que nosotros disfrutemos de la nuestra.

¡Feliz día a todas las mamás y en especial a las nuestras! Gracias por abrir sus casas y recibirnos con tanto esmero y cariño.