JOSÉ KAMINER TAUBER PARA ENLACE JUDÍO

Con la expulsión de los judíos de España primeramente en el año 1492 y el de Portugal en 1497, se abre una época de extremada migración judía de la península ibérica para escapar de la imposición del cristianismo y de la inquisición.

Uno de los destinos de este éxodo, fue la joven república calvinista de los Países Bajos. Un siglo más tarde, varios de sus descendientes cruzaron el océano para instalarse en la nueva colonia holandesa de Recife en Brasil, donde la vida comunitaria judía se instaló por primera vez en el Nuevo Mundo.

Cuando Portugal recuperó esta colonia en el año de 1654, los judíos se dispersaron y varios de los refugiados llegaron hasta el Caribe holandés, creando nuevas comunidades judías. Mientras que aproximadamente 23 judíos navegaron durante meses en altamar, la pequeña comunidad judía llegó justo antes de Rosh HaShana, hasta el puerto holandés de Nueva Ámsterdam (posteriormente Nueva York) y solicitaron permiso para instalarse allí. Este fue un día de septiembre de 1654, iniciando así el principio de la historia judía en Norteamérica. El gobernador holandés Peter Stuyvesant recibió de mala manera a los refugiados judíos que llegaron exhaustos después de sobrevivir a tormentas y piratas en altamar. Aún “El gobernador dijo que si los judíos se enfermaban o tenían alguna necesidad, se iban a tener que ocuparse de sí mismos.

El judaísmo del periodo colonial como población nunca superó la décima parte del uno por ciento de la población estadounidense, sin embargo, se crearon paradigmas de vida comunitaria judía que persistieron durante mucho tiempo.

Los primeros judíos llegaron a América a pesar a la limitación del Gobernador de Nueva Ámsterdam, Peter Stuyvesant. Sobre el terreno al cual se edificaría la actual ciudad de Nueva York que fue primeramente habitado por los holandeses, que otorgaron la utilización de aquellas tierras a la “Compañía Holandesa de las Indias Orientales”. Como varios de los dirigentes de tan poderosa empresa eran precisamente judíos, la prohibición del Gobernador quedó evitada de muchas maneras. Stuyvesant debió aceptar el hecho de la presencia de aquélla nueva comunidad, que se dedicaba al comercio con los indios y sobre todo, a prestar dinero a los colonos holandeses. No obstante, deseoso de controlar al máximo las actividades de los recién llegados, el Gobernador les obligó a vivir separados de los colonos y de los indios, limitando su residencia a la Isla de Mannhattan. Para asegurarse de que la separación era efectiva, hizo construir una pared ante las casas de los judíos; la calle así formada se llamó “Calle de la Pared”, o, en inglés, WALL STREET, y así continúa llamándose en la actualidad.

Con el logro de la independencia Estadounidense, nunca antes una nación se había envuelto tan intensamente con los principios de la libertad y democracia en general y la libertad religiosa en particular. Judíos y miembros de otras religiones minoritarias podrían disentir de las opiniones religiosas de la mayoría sin temor a las persecuciones.