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El Ministerio de Comercio e Industria de Sudáfrica anunció ayer que su gobierno ha resuelto prohibir a sus locales de venta de productos provenientes de Judea y Samaria que lo hagan con la venta de “hecho en Israel”.

La medida es resultado de una campaña conjunta hecha por organizaciones palestinas y grupos de defensa de los derechos humanos de Sudáfrica, durante un año.

No se prohibe la venta de productos provenientes de los asentamientos, sino que se impone una etiqueta especial que indica que el producto procede de más allá de la Línea Verde. Si esta medida se consuma, Sudáfrica sería el primer país del mundo en etiquetar especialmente productos de asentamientos judíos.

El Ministro Rob Davies manifestó en su comunicado que “se busca que la marca de los productos que provienen de territorios palestinos ocupados no aparezca incorrectamente como israelí”. Sudáfrica reconoce al Estado de Israel solamente en sus fronteras de 1948.

Davies dijo haber recibido quejas pro productos de alta tecnología, refrescos, y cosméticos Ahava (del Mar Muerto) distribuidos como israelíes “cuando se originan en territorios palestinos ocupados”.

La nota está fechada el 1 de mayo, y hasta el 1 de julio -que entrará en vigor- el público puede opinar.

Jerusalem anunció que el Embajador de Sudáfrica en Israel será convocado por el Ministerio de Relaciones Exteriores para dar explicaciones. Las autoridades israelíes lamentaron esta “decisión racista… es una pena que sea llevada adelante por un país que ha sufrido tanto por el racismo”.

La medida afecta no sólo diplomáticamente a Israel. 15.000 trabajadores palestinos, verán sus empleos afectados por esta suerte de “boycott” que puede hacerles perder, paradójicamente, su empleo.

Un fabicante de la Barkan Industrial Park, uno de los centros industriales más importantes de la zona, comentó que “no se entiende que esto es lo mejor que hemos construido israelíes y palestinos. Aquí convivimos y trabajamos israelíes y palestinos en total armonía, juntos. Creo que es un ejemplo de cómo podemos vivir en paz en la región; no sabemos cómo contarselo al mundo… para que ellos comprendan que se equivocan si pretenden con alguna consigna molestar nuestro trabajo. No me perjudican, como pretenden, solamente a mí, sino a mis empleados palestinos, con los que me llevo muy bien. Es un error que va a perjudicar a miles de familias”.