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La Junta Militar egipcia esperó al cierre de las urnas para comenzar una jugada maestra que les permitirá controlar el país desde un cómodo segundo plano y asegurarse una legislación muy beneficiosa. A falta de un recuento final de votos, la victoria de Mohamed Mursi, candidato islamista de los Hermanos Musulmanes, parece más que probable. Con un 52,5% de los votos, Mursi se habría impuesto a Ahmed Shafiq, último primer ministro del régimen de Hosni Mubarak, que habría conseguido el 47,5% de los votos en la segunda vuelta de las elecciones, celebrada este fin de semana.

Shafiq, un general retirado, era la firme apuesta de la Junta Militar que ostentaba el poder de forma provisional. La victoria de los islamistas en lugar del triunfo de Shafiq podría suponer un obstáculo para la Junta Militar y su posición al frente del país. Por ese motivo, la noche del domingo, antes de que hubiera un claro vencedor, el general Mamduh Shahin, miembro del Consejo Superior de las Fuerzas Armadas (CSFA) – la Junta Militar– anunció cambios en la Declaración Constitucional transitoria que rige el país.

La principal medida era que la Junta Militar ostentará un poder legislativo “limitado” hasta que se forme un nuevo Parlamento, y que la última palabra sobre las leyes la tendrá el nuevo presidente, que mantiene el poder ejecutivo.

El Parlamento, dominado por las fuerzas islamistas, fue disuelto el pasado jueves por el Tribunal Supremo Constitucional por irregularidades en su formación. “Los proyectos de ley serán remitidos del Gobierno al CSFA, que a su vez los pasará al presidente, que tendrá la última palabra para aprobarlos o rechazarlos”, dijo Shahin.

Además, explicó que el motivo de esta enmienda es lograr “un equilibrio” en el poder legislativo hasta que haya una nueva Constitución, ya que el presidente no puede asumir los poderes ejecutivo y legislativo a la vez. Asimismo, el militar reafirmó que la Junta entregará el poder ejecutivo al presidente antes del 30 de junio, como estaba previsto, e insistió en que el objetivo del anexo a la Declaración Constitucional “no es que el nuevo presidente no tenga poderes”.

¿Qué consiguen los militares?

“Ante el triunfo de los islamistas, la principal estrategia de la Junta Militar es conservar al menos uno de los dos poderes (el legislativo en este caso) para seguir controlando el país”, asegura Ignacio Gutiérrez de Terán, profesor Estudios Árabes e Islámicos de la . Además, al ostentar el poder legislativo, los militares controlan también la comisión parlamentaria encargada de redactar una nueva Constitución para Egipto, donde se detallarán tanto el papel del nuevo presidente como el de las Fuerzas Armadas.

“Los militares podrán elaborar una Carta Magna que restrinja los poderes del Parlamento y del presidente e introducir enmiendas que les beneficien”, asegura Gutiérrez de Terán. Por ejemplo, el presidente egipcio no puede declarar la guerra a otro país controlando únicamente el poder ejecutivo. Una situación que si se prolonga en el tiempo, como pretende la Junta Militar, desembocaría en un “escenario turco”, es decir, un poder civil controlado por los militares.

Así, el CSFA mantendría bajo control sus dos principales intereses: la política exterior (como las relaciones con Israel y posiciones militares estratégicas) y blindar su actuación en materia de seguridad dentro de Egipto, un objetivo que pusieron en marcha la semana pasada al aprobar un decreto que permite a efectivos militares arrestar a civiles, lo que estaba reservado a la Policía hasta ese momento.

Una vez redactada la Constitución a su gusto, controlar la política exterior y logar la impunidad para actuar libremente dentro de las fronteras de Egipto, la Junta Militar devolvería el poder legislativo al Parlamento, con un escenario perfecto para seguir manteniendo el control del país en la sombra.

Enmiendas aprobadas por la Junta Militar

Estas son las principales enmiendas a la Declaración Constitucional transitoria aprobadas por el CSFA que establecen sus poderes y los del presidente hasta la aprobación de una nueva Constitución:

Artículo 30: En caso de que el Parlamento esté disuelto, el presidente jurará el cargo ante la Asamblea General del Tribunal Supremo Constitucional.

Artículo 53: Los actuales miembros del Consejo Superior de las Fuerzas Armadas son responsables de decidir sobre todos los asuntos relacionados con las Fuerzas Armadas, incluyendo la designación de sus líderes y la extensión de sus mandatos. El presidente actual del CSFA tendrá todos los poderes estipulados en la legislación para el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y para el ministro de Defensa hasta la redacción de una nueva Constitución.

Artículo 53.1: El presidente de la República solo podrá declarar la guerra tras recibir la aprobación del CSFA.

Artículo 56 B: El CSFA asumirá los poderes establecidos en el punto 1 del artículo 56, tal y como está redactado en la Declaración Constitucional de 30 de Marzo de 2011 hasta que el nuevo Parlamento sea elegido. En ese punto de la Declaración Constitucional se otorga al CSFA el poder legislativo.

Artículo 60 B: Si la Asamblea Constituyente se encuentra con un obstáculo que le impida completar su trabajo, el CSFA en el espacio de una semana formará una nueva Asamblea Constituyente que representará a todas las partes de la sociedad para crear una nueva Constitución en tres meses a partir de la formación de la nueva Asamblea. El texto de la nueva Constitución debe ser presentado quince días después ser completado para ser aprobado por el pueblo a través de un referéndum nacional. Las elecciones parlamentarias tendrán lugar un mes después a partir del día en que se apruebe la nueva Constitución en un referéndum nacional.