EL MUNDO.ES

Pese a que lleva más de 30 años en el negocio de los artistas y conciertos, Yair Dori no oculta su emoción al ver en Israel a Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina.

Tras muchas gestiones y el temor siempre presente a una anulación de última hora, este israelí nacido hace 65 años en Argentina verá este jueves cómo 6.000 espectadores del Nokia Arena aclaman a “Dos pájaros contraatacan”.

“Son parte de muchas de nuestras historias de los que tenemos ya una perspectiva de muchos años en este mundo. Desde hace muchísimo sigo a Serrat con su música y poesía. Serrat y Sabina son un valor añadido que quería compartir con otros que no los conocen en Israel”, explica Dori a ELMUNDO.ES antes del esperado y polémico concierto que ha organizado.

Esperado desde hace años por miles de israelíes, en su inmensa mayoría de origen latinoamericano, y polémico por los llamamientos de grupos propalestinos para que lo anulasen.

En 1966, Dori emigró a Israel y tras aclimatarse en un kibutz fue reclutado por el Ejército con motivo de la guerra del 67. Tres años después y ya como oficial, cayó en una emboscada, perdió su brazo derecho y estuvo un año prisionero en Egipto.

Ha vendido contenidos culturales hispanos a más de 90 países y en Israel es conocido básicamente por alentar la adicción a los culebrones y la cultura hispanoamericana.

¿Por qué es tan importante para usted el concierto de Serrat y Sabina?

Era un desafío muy importante. Mis motivos no son sólo empresariales sino estratégicos, personales e incluso ideológicos. No como israelí que quiere que venga a su país sino porque considero importante traer a gente que habla y canta de amor y paz. También quiero que entiendan lo que pasa aquí no sólo por filtros preconcebidos que nos divulgan de una forma que no somos.

Cuando conversó por primera vez con Serrat, ¿Cuál fue su reacción?

Como es Serrat, con una sonrisa me dijo que no tenía ningún problema en cantar a los que quieren escucharle. Me dejó muy claro que no viene a hacer política o identificarse con un lado sino encontrarse con su público que le espera desde hace mucho tiempo. No quiero que vean las cosas de nuestro lado sino que lo vean ellos mismos, que sepan que hay otro Israel, más allá de lo que les dibujan allí.

¿Dibujo?

Muchas veces sólo se expresan y escuchan los radicales de ambos lados. Que sepan que también somos un país muy pequeño que desea la paz y convivencia. Pero no tengo interés en hablar de temas políticos.

¿Qué opina de la campaña para que no vengan a Israel alegando la ocupación, los derechos de los palestinos?

Hay muchos que están atentos a ver cómo pueden boicotear. Son organizaciones que trabajan sólo para boicotear. Ojalá pusieran esas energías para que la situación en el futuro mejore en la convivencia y el entendimiento en esta zona. Mire lo que pasa al lado nuestro, en Siria, es tremendo y el mundo no le da la importancia que por ejemplo le puede dar a una cosa pequeña que pasa aquí.

Pero según esta campaña a favor del boicot, venir a Israel sirve de legitimidad y propaganda

Si pudiesen hacer algo más, dirían que no tenemos el derecho a un Estado independiente. Tendríamos que entregar todo y renunciar. Israel es un país legítimo y reconocido en el mundo con más de siete millones y medio de habitantes. Un régimen democrático desde su nacimiento hace 64 años. Serrat y Sabina vienen a cantar porque hay una gran comunidad de admiradores y seguidores.

Ahora ya están en Tel Aviv pero ¿no temió en algún momento que se anulara el concierto?

Siempre fue una posibilidad que estaba allí. Cuando asumí esta importante responsabilidad ante el público, el lugar del concierto, etc, verifiqué que ellos estuvieran seguros de venir a menos que surgiera una razón de fuerza mayor. Así me lo dijeron. Son personas integras que cumplen con su responsabilidad. No venir aquí no es dar la espalda a Israel sino a un público fiel que les sigue y quiere desde hace muchos años.

¿Cómo ha reaccionado la taquilla?

El público que les conoce fue a comprar entradas enseguida pero hay muchos que no les conocían por lo que se interesaron y preguntaron. No estamos en Argentina donde pueden llenar estadios durante mucho tiempo. Nuestro público es reducido pero entregado. Le soy sincero, es un gran riesgo económico pero también una enorme satisfacción personal. A estas alturas de mi vida, me lo puedo permitir.

Usted fue de los primeros que apostó por un acuerdo de paz con Egipto tras ese día de 1970…

Participé en un combate como oficial de la unidad paracaidista. 15 de mis compañeros murieron en una emboscada y estuve prisionero un año en Egipto. Perdí un brazo pero volví a la vida con ganas y el entendimiento de que hay que hacer todo lo posible para conseguir un mundo sin guerras. Sólo el que vivió el dolor de la guerra sabe lo importante y necesario que es la paz.