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El presidente electo de Egipto, Mohamed Mursi, ha anunciado su intención de ampliar las relaciones con Irán a fin de crear un “equilibrio” estratégico en la región.

En declaraciones ofrecidas a la agencia iraní de noticias Fars pocas horas antes del anuncio oficial de su victoria, que se produjo ayer domingo, Mursi abogó por “restablecer unas relaciones normales con Irán basadas en intereses comunes” y “ampliar las áreas de coordinación política y cooperación económica”. Así “se creará un equilibrio de presión en la región, algo que forma parte de mi programa”, añadió.

Egipto –un país mayoritariamente suní– e Irán –una República Islámica de confesión chií– se encuentran entre los países más influyentes en Oriente Próximo, pero no mantienen relaciones oficiales desde 1980, a causa del triunfo de la Revolución Islámica en Irán y, sobre todo, de la decisión de Egipto de reconocer a Israel.

Sin embargo, ambos países han modificado su postura hacia el otro desde que el presidente Hosni Mubarak fue derrocado en Egipto por una revolución el año pasado.

Respecto a las informaciones según las cuales su primera visita como presidente será a Arabia Saudí, el gran rival regional de Irán, Mursi respondió: “Yo no he dicho tal cosa y de momento no se ha decidido cuáles van a ser mis primeros viajes internacionales”.

La victoria de Mursi, de los Hermanos Musulmanes, en las elecciones presidenciales ha sido elogiada por Irán, que la ha calificado como una “espléndida visión de la democracia” que marca la fase final de “un despertar islámico”.

Contradiciendo las declaraciones que hizo en un discurso televisado después de que se anunciase su victoria electoral, Mursi dijo en la entrevista que el acuerdo de paz que firmaron Egipto e Israel en 1979 “será revisado”, pero no dio más detalles al respecto.

Aunque muchos egipcios no estaban de acuerdo con ese tratado, el régimen de Mubarak lo mantuvo con firmeza. Sin embargo, Hermanos Musulmanes es una organización muy crítica con Israel.