SALOMÓN LEWY PARA ENLACE JUDÍO

En diversos artículos, el escribidor se refirió a Siria tiempo antes de que estallara la revuelta de la que hoy el mundo es testigo, y en uno de los más recientes, trató el tema de la masacre de inocentes por parte del increíblemente salvaje gobierno dictatorial de Bashar-el Assad.

La respuesta , mejor dicho la lectura e interés a esas contribuciones fue, por decirlo suavemente, tibia.

Paulatinamente y como una previsión de la catástrofe, se han ido cumpliendo una a una las horribles predicciones plasmadas en esos artículos.

En ellos decía que el optometrista, heredero digno de su padre, no se detendría en continuar su labor de barrido de sus opositores, por los todos los sanguinarios medios a su alcance, sin importarle mujeres, niños o viejos.

Así mismo, en sus escritos reclamaba, censuraba, la inacción de la malhadada Organización de las Naciones Unidas por detener la matanza de los pobres sirios inermes, con la indiferencia – o tal vez los intereses velados – de China y Rusia.

Al retomar el tema hoy, el escribidor tiene dos aspectos, dos vertientes, factores que no consideró anteriormente: Israel y los Estados Unidos.

¿De Israel qué puede decir? Cualquier acontecimiento, por sencillo o grave que se suscite en esa parte del mundo, aparece en el cuadro.

Los inefables medios que se llaman a sí mismos políticamente correctos, desde CNN hasta Ha’Aretz – a los que la prensa mexicana copia y cita, junto con uno que otro columnista judío – no pierden la oportunidad de llenar sus planas con referencias de Israel, todas ellas con luz negra.

¿Por qué será que el retiro de las tropas sirias de los altos del Golán, donde estuvieron estacionadas por tanto tiempo, no mereció un solo comentario?
Esos mismos medios que decían que esas mismas tropas impedían que Israel invadiera Siria desde 1973 (¡?)

Lo de siempre: cuando en otros países sopla el viento, en Israel llueve a cántaros. Lo vemos con lágrimas: un autobús con turistas israelíes estalla en el camino del aeropuerto a Sofía en Bulgaria.

Nadie sabe, nadie supo.

La policía húngara detiene – por fin – al peor criminal de guerra nazi de ese país. Allí, entre las noticias de Tom Cruise y las Olimpiadas, está un articulillo. Y hablando de Olimpiadas: los judíos pedimos, casi rogamos, que la pérfida Albión dedique un minuto de silencio a los masacrados nuestros en Munich,’72. Respuesta: No, para qué(¡!).

El aniversario de la masacre de la AMIA en Buenos Aires cumplió dieciocho años. Sólo algunos de nosotros lo rememoramos con dolor. ¿Los medios? Muy bien, gracias.

Siria es otra cosa diferente. Según los diplomáticos y los medios, en ella se juegan muchos asuntos, la suerte de muchos países de la zona, graves intereses.

Latakiya, puerto que es base rusa desde tiempo de la URSS, es uno de ellos.

Irán y su testaferro Hizb-Allah tiene también interés en sostener a Bashar -al-Assad, su socio y anfitrión.

China, con su poder económico y político, tiene que establecer su ansiada hegemonía, oponiéndose a todo lo que contraríe al tonto “mundo occidental”.

En este contexto, en este trasfondo, al día que escribo esto hay ya diecisiete mil muertos en Siria desde que empezaron las protestas callejeras.

¿Y la O.N.U.? Reuniones, viajes oficiales, Ban-Ki-Moon, Kofi Anan, Consejo de Seguridad, Liga Árabe, amenazas de bloqueo y amenazas de respuesta, Europa, como siempre, en el limbo, etc.

(¡Ah, pero eso sí! De las resoluciones del Consejo de Seguridad, el 70% ha sido condenatorio a Israel, y para agregar la burla al insulto, se nombró a Irán como miembro del Consejo de Derechos Humanos).

Se dirá que el escribidor tiene “algo” en contra de la O.N.U. Acertaron.

Bueno,¿y los Estados Unidos qué? Ahí va:

No recuerdo cuándo fue la última vez que me dio pena la política exterior de mis “primos Yanquis” como hoy en día.

Recuerdo muy claramente la Historia, desde la Segunda Guerra Mundial, pasando por el Presidente Harry S.Truman y la votación en pro del establecimiento del Estado de Israel, hasta George W. Bush y la “ayuda-préstamo” asignada , pasando por todos los actos de malabarismo político bajo el nombre de diplomacia (incluyendo Jerusalén) a lo largo de más de cincuenta y cuatro años. No nos ha ido mal con ellos, con todo y altibajos.

El pueblo norteamericano, con sus tristes excepciones, ha sido solidario con Israel, pero la actual Administración ¡Qué mal se ha visto!

(Aquí no quiero hablar de su relación con México porque amerita un capítulo por separado).

La política exterior del Presidente Barack Hussein Obama ha sido, a decir del escribidor, catastrófica. Parafraseando a Joh F. Dulles, los norteamericanos no tienen amigos, sólo intereses, pero Obama no sabe ni quiénes son sus amigos ni cuáles son sus intereses. Lo mismo se inclina ante el sátrapa saudita como obliga al Primer Ministro del Estado de Israel a salir por una puerta trasera de la Casa Blanca. De la misma manera que promete un cambio, deja languidecer a quienes pueden contribuir con ello. Así como garantiza que sus fuerzas armadas serán las mejores del mundo, anula partes importantes de su presupuesto, todo ello acompañado de una retórica hueca, insostenible.
La fuerza de su país en los diversos foros mundiales ha disminuido considerablemente. A pesar de que las principales cadenas informativas han sido sus fieles voceros, Obama no ha tenido iniciativas serias o responsables para ser respaldadas en los hechos.

Ni en el caso sirio ni en la ONU los Estados Unidos han jugado un papel trascendente. ¿Qué le queda a Israel? Lo que siempre ha tenido: preparación, convicción, fuerza moral y orgullo.

¿Qué debemos hacer los judíos del mundo? Apoyar a Israel .