EXCELSIOR

31 de julio 2012.- Instantes para congelar en la memoria. Dos jóvenes mexicanos sobre la plataforma de un centro acuático silenciado por la reciente falla británica. Uno es Germán Sánchez, el experimentado a los 20 años y ya con dos participaciones olímpicas. El segundo Iván García, El Pollo, tan hiperactivo como irreverente; descarado para no temer a pasar a la historia.

Segundos después ambos salen de la alberca, ya han tirado en la cuarta ronda el clavado de cuatro y media vueltas inversas, de 4.1 en grado de dificultad. Lograron 95.94 puntos y pasaron del lugar cinco al dos, nadie los va a sacar del podio. En los últimos dos saltos completan la obra para ganar, con 468.90 unidades, la medalla de plata. Adelante quedaron los chinos Yuan Cao y Yanquan Zhang, con 486.78 puntos. El bronce fue para los estadunidenses Nicholas McCrory y David Boudia, con 463.47 unidades.

Fue la primera medalla para México en los juegos de 2012, la onceava para los clavados en la historia olímpica y la primera que gana el grupo que entrena Iván Bautista en Guadalajara, el mismo que siempre que hay disputas políticas responde con el categórico “los clavadistas son de México, no de nosotros”.

Ésta es la nueva generación de los clavados mexicanos, esa de chamacos menores de 20 años que creció viendo ganar a Fernando Platas y Paola Espinosa. La misma que el domingo por la noche se reunió con Jesús Mena, medallista en 1988, y el propio Platas, medallista en el 2000, para escuchar cómo se ganaba una medalla. Hoy ya son parte de su club.

Sánchez y García comenzaron como siempre pasa con los deportistas en México, desde atrás. Tras las primeras dos rondas de clavados marchaban en último lugar, con 102 unidades. “Las competencias son de seis clavados, los dos primeros no salieron bien; pero sabíamos que con los restantes podíamos hacer algo bueno”, dijo García tras la competencia. “Tenemos parámetros, sabía que podía pasar así. Nos cuesta mucho pasar cien puntos, y hoy los hicimos; íbamos bien”, remató Sánchez.

En la tercera ronda, con la llegada de los clavados libres, comenzó la remontada. Clavado de cuatro y media vueltas al frente en posición B para pasar del octavo al quinto puesto. En el cuarto turno el salto estelar, el de más grado de todos los participantes de la noche. La cosecha, 95.94 unidades; además fallas de las parejas alemana y británica. México ya era segundo.

“El grado de dificultad fue nuestro aliado”, afirmó García. “No salió a la perfección, pero si como debió ser. Mentiría si te dijera que íbamos a hacerlo de diez, pero si dio las calificaciones que necesitábamos. Ésa fue la clave, sabíamos que pasando eso el siguiente clavado sería más fácil”, explicó Sánchez.

Y si era técnicamente más fácil, la duda estaba en la historia. Germán e Iván salieron a la quinta ronda y mantuvieron la posición. Medalla cercana y los fantasmas, esos de cuando se tiene un pie en el podio y se termina cuarto, empezaban a alejarse.

“Sí, pasaba por mi mente el fracaso, que no se diera esto; pero era mínimo porque querer hacerlo bien le ganaba al pensamiento de fracaso”, presumió Sánchez. Y triunfaron, pasaron del abrazo al podio y mejoraron, al menos en este deporte, el bronce ganado en Beijing por Paola Espinosa y Tatiana Ortiz.

“Sigo siendo el mismo, sólo con una medalla olímpica. Esperemos que nada malo pase en mi vida”, dijo García, que igual respondía cuestionamientos en español que en inglés. “Al final pensé que estaba en mi alberca solo, para no presionarme”, añade mientras se dirige al antidoping.

En tribuna, los familiares continúan el festejo, cerca de ahí los demás entrenadores y clavadistas mexicanos felicitan a Bautista, levantan la mano y comparten la alegría de la medalla. En la última conferencia, Sánchez y García, apresuran las respuestas, quieren irse a comer con la familia.

A Germán le preguntan por su mayor travesura y dice que correr tras haber tocado el timbre de la casa vecina. Iván, el hiperactivo, prefiere no contarla “porque nunca saldríamos de aquí”, y luego se levanta. “Creo que hemos sido buenos chavos”, concluye Sánchez. Y a partir de ayer, también son medallistas olímpicos.

Saltos ornamentales, gran tradición

Los clavados llegaron a once medallas olímpicas para México, con lo que están a una presea de igualar al boxeo como el deporte más exitoso del país al haber aportado una docena de metales.

La medalla significó la primera de los saltos ornamentales en pruebas sincronizadas de varones, una modalidad que está en el programa desde Sydney 2000.

Ocho de las 11 medallas han caído en pruebas de plataforma, aunque los varones no estaban en el podio desde 1988.

La historia mexicana de los clavados comenzó en la capital británica en 1948, con el bronce que Joaquín Capilla ganó en la plataforma. Capilla es el único que ha repetido presea en Juegos Olímpicos distintos (plata 10 metros en 1952; oro en 10 metros y bronce en 3 metros en 1956.

Juan Botella (1960), Álvaro Gaxiola (1968), Carlos Girón (1980), Jesús Mena (1988) y Fernando Platas (2000) ganaron en individuales. Paola Espinosa y Tatiana Ortiz ganaron bronce en Beijing 2008 en plataforma sincronizada, y Sánchez y García lo hicieron en la misma prueba.

Jalisco brilla en Olímpicos

Germán Sánchez e Iván García rompieron la deuda de medallas de parte de Jalisco en Juegos Olímpicos. El estado que ha dominado la Olimpiada Nacional en más de una década había sumado varias preseas en Centroamericanos y del Caribe, Panamericanos y Mundiales, pero en Olímpicos sólo había obtenido cuartos lugares, como el de 2008 de Juan René Serrano.