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06 de Agosto 2012.-Cuatro estados alemanes preparan una propuesta a la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) a fin de que lugares que marcan la herencia judía en el país formen parte del patrimonio de la humanidad.

La idea surgió luego de reparar que Alemania tiene en esa categoría 37 monumentos, pero ninguno de ellos recuerda u honra a la vida judía en el país.

“Tenemos una doble obligación de mantener y documentar la herencia judía”, dijo el ministro de Cultura del estado de Turingia, Christoph Matschie. El estado federado ha nominado la sinagoga medieval de la ciudad de Erfurt.

Por un lado se trata de documentar la importancia de la vida judía en el centro medieval de la ciudad. Y por otro, recordar el Holocausto, el exterminio judío durante la época nazi del III Reich, durante el que una gran comunidad judía de esa ciudad casi desapareció.

También Berlín y Hamburgo han propuesto la distinción de cementerios judíos y Renania Palatinado tres ciudades -Worms, Speyer y Maguncia- conocidas por su presencia y herencia judía hasta el punto de que se las denominó durante un tiemppo como “Jerusalén del oeste”.

Sajonia Anhalt y Schleswig-Holstein no decidieron aún, pero están esperando una prolongación del plazo para presentar también sus propuestas.

En la primera, el gobierno de Magdeburgo decidirá mañana martes al respecto. Se habla de la antigua metrópolis judía de Halberstadt y de Fürth como ejemplos de la herencia judía como posibles candidatos.

Aún así, se espera un largo proceso, de años o incluso de décadas hasta que alcancen la distinción.

Primero, la conferencia de ministros de Cultura de los estados federados deciden su lista de propuestas, que es a continuación estudiada por un gremio de expertos para comprobar si se corresponden con los estándares de nominación de la UNESCO.

Después los ministros deciden qué candidatos y en qué orden presentarlos.

Y es a partir de aquí cuando comienza el verdadero trabajo para pedir la distinción. “Se necesita un camino muy largo para alcanzar la designación”, reconoció el portavoz de la UNESCO en Alemania, Dieter Offenhäuber.

Condición indispensable es que el monumento sea único en el mundo y que represente un mundo universal.

Además, el reconocimiento de patrimonio de la humanidad no lleva aparejado dinero, todo lo contrario: son los lugares los que a partir de su distinción deben sanearse conforme a un plan de gestión y conservarse con fondos públicos.

Y si se incumple, puede retirarse el título, como ocurrió en 2009 con el valle del Elba por las controvertidas construcciones a su alrededor.

El título, eso sí, lleva consigo una mejora de su imagen y conocimiento en todo el mundo, lo que se supone atraerá más público.

Además, la competencia para distinguir la herencia judía es grande: en teoría, todos los 16 estados federados alemanes podrían presentar dos propuestas.

Baviera empezó con cuatro candidatos, entre ellos el Palacio de Ludwig II y la sala durante la que se realizó el proceso a los criminales nazis en Nurenberg.

Baden Würrtemberg también aboga por su vieja ciudad Baden-Baden, Mecklenburgo Antepomerania por el palacio de Schwenier, y hay todavía una larga lista.

El último monumento alemán distinguido fue la Casa de la Ópera Markgräfliche de Bayreuth a comienzos de julio. La construcción barroca es uno de los testigos más importantes de la sociedad absolutista del siglo XVIII, justificó entonces el comité.