EXCELSIOR

1 de septiembre 2012 – Conduciendo un enorme Cadillac DTS de 50 mil dólares, con placas de Sherman Oaks, Adam Sandler llega a nuestra entrevista sin guardaespaldas a cuestas, rechazando incluso la típica limusina que le habían ofrecido especialmente. Conservando los pies sobre la tierra, mantiene la humildad de los grandes, aunque no pierde el buen sentido del humor detrás de cada respuesta. Tampoco ama demasiado las entrevistas, pero al menos hizo una excepción para hablar sobre su vida personal, las influencias familiares en sus decisiones en su paso del tiempo en Hollywood.

Detrás de la fama, ¿sigue en contacto con aquellos que los conocían cuando todavía no era famoso?

Sí, sí. Estudié en NYU (Universidad de Nueva York) y tuve que compartir el mismo cuarto con otros cuatro compañeros. Seguimos muy amigos. A uno de ellos lo veo todo el tiempo. Con los otros tres, nos cruzamos cada ocho años y cada vez que nos vemos, nos sentimos en familia. Nos hemos visto desnudos, hemos compartido el mismo shampoo (riéndose). Es todo lo que precisas saber.

¿Alguna vez en su carrera como actor llegó a pensar “quiero dejarlo todo y empezar algo completamente diferente”?

No, no todavía. Nunca quise renunciar. Tengo mucha suerte. Puedo hacer lo que quiero. Esto es un sueño para mí y tengo la oportunidad de vivirlo. Mi padre se retiró muy joven y le encantaba. Se había retirado a los 52 años o algo así. Todavía me faltan siete años. No sé si yo pueda soportarlo. A él le gustaba no hacer nada, solo jugar golf. Yo no puedo, necesito trabajar. Por eso no creo que pueda renunciar, aunque podría imaginarme si me echan de este negocio (vuelve a reír).

¿Así como Woody Allen aprovecha sus terapias sicológicas para analizar su estilo del humor en el cine, a nivel personal usted alguna vez se sicoanalizó?

Estuve con un sicólogo una vez, cuando tenía 11 años. La sicóloga me había pedido que hiciera unos dibujos de mi abuelo mostrando lo que quería decir sobre él. Me acuerdo bien. Y creo que mi padre entró en la mitad de la sesión, preguntándome por qué estaba haciendo esos dibujos. “Eso se puede hacer en casa gratis”, me dijo (no para de reír). Fue la última vez que vi un sicólogo.

Ya cumplió 45 el año pasado. ¿Le preocupa la edad y el paso del tiempo?

No. Tengo a mi hija. Me siento más cómodo por el hecho de no tener que pensar demasiado en mí. ¡Hombre! He vivido años diciendo lo grandioso que soy. Es hora, de hablar sobre mi hija, a los 45.

Adam Sandler nació el 9 de septiembre de 1966 en el clásico Brooklyn de Nueva York, antes de mudarse con los padres y siete hermanos a la tan querida Manchester de New Hampshire. Desde muy temprano, en la escuela destacó como el cómico de la clase. Y jamás había pensado en la actuación, hasta que a los 17 años uno de sus hermanos lo desafió a presentarse en el Boston Comedy Club. Y siguió con ese estilo de presentaciones mientras estudiaba Arte en la Universidad de Nueva York.

El reconocimiento internacional lo logró gracias a la televisión, con el clásico programa Saturday Night Live, por donde habían comenzado otros conocidos comediantes como Chevy Chase o Dan Aykroyd.

Y fue gracias a Dan Aykroyd que Adam debutó en cine con la película Coneheads. Con el tiempo fue logrando éxito propio, protagonizando con Drew Barrymore The Wedding Singer y la siguiente The Waterboy con las que recaudó más de 60 millones de dólares en el primer fin de semana.

Lo habían considerado para el personaje de Willy Wonka en Charlie y la fábrica de chocolate, antes que aceptara Johnny Depp. Y Tom Cruise lo llamó para ser el taxista de Collateral (que terminó haciendo Jaime Foxx) cuando Sandler prefirió protagonizar Spanglish con la española Paz Vega.

Fuera de la pantalla, Adam Sandler también tiene su propia productora de cine Happy Madison Productions, con la que ha creado otras películas como Grandma’s Boy, The Master of Disguise y The Hot Chick, entre muchas otras.

Compitiendo con Jim Carrey entre los actores cómicos mejor pagados de Hollywood, Adam Sandler ya había pisado los 25 millones de dólares cuando exigió 20% de las recaudaciones para protagonizar con Jack Nicholson la película Anger Management. Como uno de los comediantes más importantes de Hollywood, mantuvo el mismo éxito en otras comedias como 50 First Dates de vuelta con Drew Barrymore o The Longest Yard con Burt Reynolds y Chris Rock, antes de la más reciente Click con Christopher Walken.

Y en un nuevo milenio donde internet es parte del mundo del espectáculo, él tiene su propio sitio AdamSandler.com donde desde hace tiempo presenta semanalmente diferentes minipelículas con su equipo de producción en Happy Madison y las famosas rutinas diarias del perro Matzoball.

En lo personal , Adam Sandler tiene un lado tan romántico como el cine. Fue novio de Alicia Silverstone, antes de casarse con la modelo y actriz Jackie Titone, en junio de 2003. Para quienes tienen memoria, ella es la dentista que aparece en la película 50 First Dates y la mesera de Big Daddy, aunque en los títulos figuró con el nombre artístico Jacqueline Titone. Y el matrimonio no es ningún chiste. Después de cuatro años de estar juntos, tuvieron una bebita llamada Lola Marie que cumplió 6 años el 6 de mayo pasado. Y mientras en cine interpreta diferentes estilos de padre, con las películas That’s My Boy y Hotel Transylvania, como el mismo ya lo dijo antes, “Es hora, de hablar sobre mi hija”.

Se nota más el orgullo del padre que la gloria de la fama. ¿Cómo lleva la paternidad fuera de las cámaras?

La situación con mi hija es grandiosa. Amo esa pequeña. Cada día la disfruto más y me siento muy cómodo con ella. Pero preferiría que ella sea la que se sienta cómoda conmigo.

¿En su momento ayudó a cambiar pañales?

Yo veía como los cambiaban, le daba ánimo a mi esposa. Mis brazos ni siquiera son perfectos por sostener tanto la cabecita de mi hija.

¿La paternidad cambió el estilo de películas que hoy quiere filmar?

Peor que eso (riéndose). No quiero que mi hija escuche los CD que grabé.

¿Piensa filmar más películas con orientación familiar, como el dibujo animado Hotel Transylvania, donde interpreta un rol de Drácula nunca visto… como padre?

¿Quién piensa en lo que yo estoy haciendo? Me gusta lo que hago. Creo en lo que hice en el pasado y espero que mi hija disfrute las películas que he filmado, tanto como las películas futuras. No creo que vaya a verlas hasta los 14 o 15 años, a los 10 tal vez. Pero seguro le mostraré toda su vida “Mira a papi ahora, esto no te afectó tanto como al resto de Estados Unidos”.

¿Y su esposa? ¿Ella ejerce cierta influencia en las decisiones que toma hoy en su trabajo?

Seguro, claro. Ella me dice cuando piensa que yo puedo hacer algo. Yo tenía miedo de filmar una película diferente como A Reign Over Me y cuando mi esposa leyó el guión, dijo que tenía que hacerla. Trato de filmar buenas películas, quiero verme lo mejor que pueda en ellas. Claro que me siento más cómodo en una comedia como That’s My Boy, pero después de haber probado con algunos dramas, siento que aprobé el examen.

¿Piensa filmar más películas dramáticas, al menos?

No (se ríe). En aquella filmación sufrí dolores de cabeza casi todos los días. Me quedaba en el camarín solo, cuando normalmente siempre estoy con diez personas alrededor mío, riéndonos todo el tiempo. Esta vez yo estaba muy solo, pensando mucho, escuchando mi iPod o aprendiendo a tocar batería todos los días. Fue demasiado trabajo y emocionalmente yo no lloro en la vida real. Me sobrepongo muy rápido. Por eso no tengo ningún apuro en volverlo a hacer.