CLARA SCHERER PARA EXCELSIOR

Para las mexicanas la composición de la LXII Legislatura es un gran triunfo. México se comprometió, ante el mundo, a que en 2015 el Congreso tendría más de 30% de mujeres y esa cifra ha sido rebasada antes de tiempo.

¿Por qué hay que celebrar? Porque es un indicio de que la democracia mexicana avanza; que exigir apego a la legalidad fortalece, que los anhelos de muchas mujeres se pueden hacer realidad.

Denisse Dresser dijo en 2010: “México sigue siendo una democracia que produce demasiadas mujeres que viven con la palma extendida, con la mano abierta esperando la próxima dádiva del próximo político. México sigue siendo una democracia incompleta, sobre todo, para sus mujeres. Sigue siendo un país de mujeres pobres, de mujeres analfabetas, de mujeres subempleadas, de mujeres sin representación política real”.

Por eso, la alegría de ver llegar a puestos de toma de decisiones a tantas mujeres. Sabemos que no basta con que lleguen ellas para que luchen por las otras, pero afortunadamente hay ya muchas organizaciones comprometidas para buscar estrategias conjuntas que construyan la igualdad que tanta falta hace en México.

Queremos que se instituya una educación en la que expresar opiniones y alzar la voz ante la injusticia sea lo normal, una educación que, basada en el desarrollo de capacidades, inculque el valor de la igualdad, una en la que el respeto a la dignidad de todas y todos sea la seña de identidad. Queremos una educación para la ciudadanía.

Queremos que las diputadas y las senadoras integrantes de esta LXII Legislatura se asuman como actoras y gestoras de cambios profundos en las propuestas, en la aplicación y el seguimiento de acuerdos que nos beneficien, involucrando a más hombres solidarios que compartan sueños, para que juntas/os los vayamos construyendo.

La importancia de la participación de las mujeres en la vida democrática de nuestra sociedad reside en que es un indicador de cambios profundos y estructurales en la misma, no sólo de discursos, ya que no son los conjuros los que posibilitan los cambios que se necesitan para trascender las desigualdades históricas.

En el proceso democrático de México la condición de las mujeres es un punto de referencia, por el cual medir si genuinamente se están dando esos cambios y esa transformación. Creemos que, como lo afirmó en su momento Adolfo Aguilar: “El gobierno, los medios de difusión, las organizaciones no gubernamentales y la sociedad deben trabajar con mayor creatividad y eficacia, para dar paso a la equidad y a la no discriminación de las mujeres. La emancipación de las mujeres debe ser total”.

El compromiso de esta legislatura es muy grande, pero estamos listas para apoyarlas. Por supuesto y por el bien de México, ¡les deseamos mucho éxito!