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Israel se enfrenta ahora a uno de los períodos más delicados de su existencia. Tiene que tomar decisiones militares de capital importancia para sobrevivir y tiene que hacerlo en una selva mediática que se rige por las leyes del espectáculo, una jungla cultural que intenta explicar la vida y el mundo con una repugnante vacuidad que provoca la náusea, con declaraciones políticas orales, absurdas e incoherentes que rayan lo superficial y otra historia por escrito que no puede ni sabe explicar la defensa de Israel más que como otro mezquino espectáculo posmoderno carente de sentido.

Para el fundamentalismo islámico, el pecado original de Israel es existir y para una opinión pública mal llamada “progresista”, seducida por el relato palestino, el pecado es su forma de defenderse, considerada “desproporcionada” ante una imagen “indefensa” y más minúscula aún que la que ofrece Israel: los palestinos…

La hipocresía desplegada por el fanatismo religioso islamista, tomando como bandera a los palestinos, ha cosechado sus frutos incluso entre la “turba alienada” y en la marginalidad desesperada de un mundo occidental en grave crisis económica que ha generado increíbles bolsas de miseria y que ha alcanzado de lleno a una clase media que tradicionalmente ha sido el “colchón” de la élites gobernantes y que ahora podría engrosar las filas del antijudaísmo porque éste le ofrece un nuevo horizonte donde renovar su “militancia abstracta” y su necesidad de “iglesias” en una realidad política difícil de percibir y en un universo religioso, más abstracto aún, que ya no ofrece esperanza ni consuelo para seguir siendo “colchón” de nadie… Y esto es un triunfo de la “inteligencia” y del terrorismo islámico. Esa es “la otra guerra” en la que Israel se defiende como puede y que todavía no ha sabido ganar…

Es un grave error suponer que no es demasiado relevante ni peligroso un antisemitismo de masas pues han sido precisamente las masas manipuladas por los aparatos de poder las que, azuzadas como jauría de perros, han acosado, perseguido y asesinado a los judíos en el transcurso de la Historia. La “astucia” tradicional y el perverso juego político de desviar la atención interna de tal o cual despropósito gubernamental para con sus súbditos, señalando como causa externa a una “fuerza del mal” que secularmente se tiene a mano y que le exime de culpa ante sus ciudadanos, es un crimen… y son estos “perreros” los autores intelectuales de un genocidio secular que se ha servido de los judíos como un naipe de baraja, una suerte de “comodín” que puede solucionarles cualquier jugada… El hecho espeluznante de encontrar discursos judeófobos incluso entre las filas de los judíos y de feroces antisionistas en algunos de sus intelectuales, demuestra claramente que los responsables ministeriales de Cultura y Educación del Estado judío ni siquiera han sido capaces de elaborar un “relato” del pueblo judío aunque solo fuera a medio camino entre lo profano y lo religioso, tan necesario para situar a Eretz Israel en un mundo de realidades infinitas en el que nos desenvolvemos y sobre todo en una era de la globalización que, antes de encajar definitivamente, producirá grandes choques no de civilizaciones sino de culturas “cerradas” dispuestas a producir sangre y muerte antes de dar su brazo a torcer y de perder para siempre sus privilegios locales de dominio de masas…

Lo que queda claro es que Israel puede presumir de todo un historial de supervivencia en una geografía hostil rodeada de enemigos pero debería reconocer que sus intelectuales y politólogos han sido mayoritariamente torpes, ineptos e ineficaces y la prueba es el nefasto resultado mediático que refleja un aumento del antisemitismo oculto en un criminal juego semántico que la ha pillado por sorpresa, a traición y por la espalda, dormida en vez de estar de guardia e incapaz de reaccionar ante un enemigo, más sofisticado de lo que creía, que ha sido bastante listo y oportunista porque ha sabido elaborar un discurso piadoso, de apariencia humanística, que la coloca en una situación “delicada” ante la capacidad emotiva de una opinión pública que, aunque no tiene la menor idea de política ni es capaz de percibir la realidad de Oriente Medio, se mueve por la inercia de las emociones y tiende siempre ha posicionarse junto al que creen más débil… Ello permite ahora expresar a cualquier mente perversa “SOY ANTISIONISTA PERO NO ANTISEMITA”, es decir, “quiero con locura a los judíos pero deseo la destrucción inmediata de su tierra de Israel…”

¿Se imaginan la respuesta de los norteamericanos si declaro en este periódico que quiero y respeto a los estadounidenses pero deseo que EEUU sea desintegrado y borrado del mapa cuanto antes?, ¿Qué pensaríamos los españoles si alguien o algún gobierno declara que nos quiere mucho pero que España debería ser borrada, cuanto antes, de las páginas de la Historia de un bombazo?… Y los intelectuales judíos lo soportan, lo aceptan y se quedan tan tranquilos…

Me ha sorprendido mucho que miembros del gobierno de Jerusalén lleguen a reclamar a los asesinos de judíos que al menos diferencien a los judíos de la diáspora de los de Israel, de los ortodoxos o de otra condición de las actuaciones políticas de su Estado; lo que ha permitido que el sionismo sea definido o contemplado por simples y vulgares antisemitas como una doctrina perversa de invasión colonialista y que el término se utilice peyorativamente para atacar a todos los judíos de cualquier clase y que los apologistas del antisemitismo lo utilicen como eufemismo y calificativo para todos los judíos. Es posible que yo sea incapaz de captar la bondad de esas declaraciones gubernamentales y que hayan sido hechas, seguramente, con la noble intención de desviar esos ataques hacia el gobierno de Israel para salvar a gente inocente como niños en sus escuelas hebreas, maestros, turistas israelíes o judíos en general… pero eso no deja de ser un error fatal porque el antisemitismo moderno piensa nutrirse y crecer hasta que cada día sea más peligroso ser judío y la única manera de pararlo es pidiendo a toda la comunidad internacional que, con la ley en la mano y exigiendo responsabilidades jurídicas y políticas, detenga todo este sinsentido de una puñetera vez antes de que sea demasiado tarde… Ha llegado esa hora y es preciso que el Estado judío ponga en marcha, de inmediato, un plan que contrarreste este masivo ataque mediático que la está arrinconando y que la mantendrá cercada por esa jauría de perros “antisemitas” con piel de “cordero judío”…

Es evidente que las prioridades de un Estado como Israel pasan, en primer lugar, por su defensa militar, eso no lo puede discutir nadie, pero en plena Era de la Comunicación y la Información es un error mayúsculo no responder adecuadamente a los distintos niveles de percepción reflejados tanto en los discursos de una turba embrutecida y fanática, de carácter abiertamente antijudío, como a los textos de un sector de la “intelectualidad” que es capaz de tirarle a la cara al gobierno de Israel un ridículo y estrafalario poema, en alemán y con acento nazi, para adornarlo a continuación con ese peligroso juego semántico que le posibilita situar al Estado de Israel como el más grande peligro para la humanidad… Si la respuesta diplomática debe ser declarar “persona non grata” a todo enemigo de Israel que manifieste desprecio por su Estado y por los judíos… lo veo normal pero lo que no puedo comprender es dónde diablos están los intelectuales judíos que no han salido a la palestra para coger el impresentable poema, que es de una vulgaridad y simpleza lingüística extrema, desmontar todos sus versos y estrofas ridículas, cada una de sus palabras y demostrar a toda la comunidad intelectual que no hay ninguna muestra de academicismo ni de heterodoxia revolucionaria en el texto, que no existe lírica donde solo hay maldad, que solo hay inmoralidad donde se pretende un ritmo poético que rebosa de un “inconsciente” en prosa que traiciona al supuesto artista en un alarde de notoriedad senil que le ha parecido adecuado antes de dejar este mundo y además con sus llamadas “últimas palabras”… quizás en un intento patológico de eternizarlas… ¿Dónde estaban los intelectuales judíos para que el gobierno de Israel no haya tenido más remedio que apresurarse como una suerte de máquina detectora de antisemitas? ¿Por qué no ayudaron a su pueblo y a su Estado a explicar al mundo que Israel no necesita ningún procedimiento “automático” para declarar persona non grata a un monstruo que abiertamente demuestra antisemitismo y desprecio por el Estado judío y además no sabe explicar por qué ni cómo ha construido ese libelo después de que perteneció a las Waffen SS? ¿Acaso temían a su fama y reconocimiento intelectual? ¿Ni siquiera pensaron que era posible descubrir y demostrar el despropósito y la maldad con un simple análisis semántico del texto, aunque haya sido escrito por artistas que se presenten muy elegantemente vestidos con un Nobel, un Pulitzer … o completamente desnudos…?

Israel se enfrenta ahora a uno de los períodos más delicados de su existencia. Tiene que tomar decisiones militares de capital importancia para sobrevivir y tiene que hacerlo en una selva mediática que se rige por las leyes del espectáculo, una jungla cultural que intenta explicar la vida y el mundo con una repugnante vacuidad que provoca la náusea, con declaraciones políticas orales, absurdas e incoherentes que rayan lo superficial y otra historia por escrito que no puede ni sabe explicar la defensa de Israel más que como otro mezquino espectáculo posmoderno carente de sentido.

El Gobierno de Jerusalén debe, ahora más que nunca, exigir a sus socios y aliados un frente común en esta “otra guerra” en la que está solo, cercado y sometido a un “bombardeo mediático”, cobarde y cruel, en el que no debería esperar que aparezca “el Séptimo de Caballería”; un ataque inmoral que muy pocos intelectuales denuncian por temor a ser señalados como “pasados de moda” y parece ser… que “to be in fashion” es atacar con un renovado libelo antijudío de veinte siglos que nunca debió aparecer en las “pasarelas” de la política para mostrar en la Historia lo más bajo de la condición humana en un repugnante episodio como la Shoah: el exterminio de forma industrial de la tercera parte de la población judía del mundo y que, naturalmente, no olvidaremos nunca… Así como tampoco olvidaremos a los que han definido las conmemoraciones y los museos de la shoah como una “industria del holocausto”… utilizada por los judíos para justificar sus acciones militares, es decir, la historia de siempre… el Estado de Israel no debe defenderse y los judíos deben dejarse matar… Además la shoah no ha ocurrido nunca… ha sido inventada por los judíos… ¡Inventada…! Maldita gentuza… ¿Todavía Israel no se ha dado cuenta que estos fanáticos islamistas son tan listos manipuladores que han logrado hacer mella fuera de su cerrado círculo fundamentalista propagando su discurso criminal en Europa y en todo el continente americano…?

Es de esperar que Binyamin Netanyahu demuestre, en la apertura de la Asamblea General de Naciones Unidas, que Israel no necesita artificios automáticos para señalar a quienes la acosan y agreden, tampoco necesita probar que más de tres mil años sitúan a los judíos en la la tierra de Israel, y que a pesar de su persecución y el comienzo de la diáspora en el siglo I después de la Era Común, los judíos siempre han vivido en Jerusalén y es toda la tierra de Israel; que es un Estado legal aprobado por la ONU en 1947, que sufre sesenta y cinco años de asedio y de criminales agresiones terroristas, que está sometida también a un perverso ataque dialéctico-mediático en nuestro mundo occidental que actúa abiertamente como una peligrosa “quinta columna” que está haciendo más daño que el que los árabes fundamentalistas ya han hecho con sus ataques terroristas en todo el mundo y que un criminal antisemitismo “renovado” por el fanatismo religioso islamista, ha demonizado el término “sionista” para agrupar como enemigos del islam a los judíos y a todo el mundo occidental que se atreva a apoyarlos.

El Primer Ministro israelí, no debería ahorrar palabras contundentes para explicar al mundo que “sionismo” no es ni será nunca un término peyorativo pues encierra todo el discurso laico sobre el derecho de un pueblo hebreo a establecerse en su tierra y a la libre autodeterminación del pueblo judío. Y sobre todo debería advertir y dejar bien claro que Israel no se dejará aniquilar por un gobierno de locos y asesinos que ha desatado toda su esquizofrenia religiosa y su delirio político para conducir a Oriente Medio por el camino de la barbarie y el infierno de la destrucción.

Ahora el gobierno de Irán, aún maquillando su soflama, no tendrá más remedio que demostrar sus “capacidades” para borrar a Israel de las páginas de la Historia y aniquilar a los occidentales desplegados por la zona… Será la historia del mundo la que recuerde y les haga pagar muy caro -a los ayatolas y a sus fanáticos seguidores- que la diplomacia fue una gran oportunidad antes de verse obligado a continuar la política por otros medios…