LA GACETA

10 de septiembre 2012.-Reino Unido y Holanda están presionando para que la Unión Europea incluya al grupo islámico libanés Hezbolá en su lista de organizaciones terroristas, lo que permitiría congelar sus activos en territorio comunitario. Como mínimo, abogan por imponer sanciones a la facción chiita para impedir que siga ayudando al régimen sirio, junto con Irán, su eterno defensor. EE UU, que desde hace casi 15 años la tiene en su lista negra, ya dio este paso en agosto.

La propuesta se lanzó el viernes en la reunión de ministros de Exteriores en Chipre, país a quien Israel –importante socio– había pedido que hiciera un “esfuerzo” por plantearla. Hassan Nasrallah, líder de Hezbolá, confesó en un discurso reciente que retirarle sus fondos europeos supondría “destruir” la organización. La CIA informó en agosto de que tiene “miles” de miembros y simpatizantes operando en la UE.

El ministro holandés Uri Rosenthal defendió la inclusión de todas las ramas de Hezbolá, también la social y política, como ya hace su país, mientras el británico, Willian Hague, se contenta con su brazo armado.
Hasta ahora, las presiones de EE UU e Israel no han servido. La mayoría de los países miembros teme que esta vuelta de tuerca cause “desequilibrios” en Líbano, donde Hezbolá tiene gran influencia y 12 escaños en el Parlamento. Auguran, por otra parte, una crisis regional si sus protectores (Bashar el Asad y Mahmud Ahmadineyad) responden.

El canciller francés, Laurent Fabius, cree que su catalogación como “terrorista” tiene un difícil encaje legal; no hay sentencias o procesos abiertos en los Veintisiete que vinculen a Hezbolá con actos de esa naturaleza. El obstáculo podría solventarse si Bulgaria le imputa la bomba de Burgas de julio que mató a un conductor turco, a cinco turistas israelíes y al kamikaze. EE UU e Israel acusan a los libaneses, pero Bulgaria no tendrá pruebas para formular una acusación hasta noviembre, señala Reuters.