AURORA

Miles de cabañas afloran desde hoy por todo Israel con motivo de las Fiestas de los Tabernáculos o Cabañas (Sucot), en la que los judíos recuerdan el éxodo de los israelitas de Egipto hace unos 3.000 años, según el relato bíblico.

“Vivirán en cabañas siete días… para que vuestras generaciones sepan que hice habitar a los hijos de Israel en tiendas cuando los liberé de la tierra de Egipto”, reza un fragmento del Levítico que fija el día quince del séptimo mes del calendario hebreo como la fecha de comienzo de la festividad.

Por ese motivo, los balcones, terrazas, bulevares y jardines del país amanecieron repletos de rudimentarias cabañas, algunas de madera, otras de lona, en la que los judíos realizan las comidas y acogen a todo aquel que desee compartir mesa y celebración.

Y es que Sucot también es tradicionalmente conocida como la fiesta de la hospitalidad, por lo que es costumbre ver a familias enteras de cabaña en cabaña.

En cumplimiento del precepto recogido en el Pentateuco, los más observantes dormirán, comerán y pasarán sus horas de ocio en estas construcciones desde el anochecer de hoy hasta el próximo domingo, en que se conmemora la Fiesta de la Congregación, también recogida en la Biblia y en la que los israelitas solían concentrarse en Jerusalén alrededor del Templo.

La Festividad de los Tabernáculos es una de las tres ocasiones en las que los judíos peregrinan a Jerusalén junto con “Pesaj” (o Pascua), y “Shavuot” (o Pentecostés).

Las calles de la ciudad santa aparecen esta semana colmadas de peregrinos, muchos de ellos venidos de Estados Unidos y propietarios de las denominadas “viviendas fantasmas”, unos apartamentos de lujo que el resto del año están vacíos y que en la mayoría de los ciudadanos no se puede permitir por el alto precio.

“Estos días recordamos la vulnerabilidad de nuestro paso por el mundo, al igual que nuestros antepasados habitaron en cabañas en su deambular por el desierto”, explica a Malka Cohen, junto a una de estas construcciones en la terraza de una cafetería de Jerusalén.

Alude al hecho de que

los israelitas vivieron durante cuarenta años en rústicas cabañas tras el Éxodo del Egipto faraónico, encabezados por Moisés.
Las cabañas han de ser construidas manualmente y su techumbre cubierta con hojas de palma a través de las cuales debe verse el cielo, lo que refleja su carácter transitorio.

También son profusamente decoradas con coloridas guirnaldas, frutos, dibujos, bendiciones y fotografías de los sabios judíos y rabinos más conocidos.

En los últimos días, quizás por el creciente desempleo, abundan los carteles en los que generalmente jóvenes se ofrecen a construir la “suca” (o cabaña), que comenzaron a levantarse al concluir la jornada más solemne del calendario hebreo, el Yom Kipur, aunque en algunos hoteles y lugares de ocio lo hagan mucho antes en anticipación al gran número de turistas y peregrinos que acuden a la ciudad.

Como cada año, la Municipalidad de Jerusalén ha erigido una enorme construcción engalanada con ornamentos hechos con botellas y otros materiales plásticos, a fin de recordar a los comensales la necesidad de reciclar y respetar el medioambiente.

Por su relación con la agricultura, la liturgia judía establece también para la festividad el uso de cuatro objetos que proceden del campo y con los que los observantes realizan los rezos matutinos: la rama de palma, el mirto, la toronja y ramilletes de sauce.

En recuerdo del peregrinaje a Jerusalén, unos seis mil cristianos evangelistas de diferentes denominaciones participarán el próximo jueves en una marcha en solidaridad con Israel, que convoca todos los años la llamada Embajada Cristiana por las calles de la ciudad.

Otro centro neurálgico es el Muro Occidental (conocido en el mundo gentil como Muro de los Lamentos), – el lugar más cercano al sitio donde se encontraba Templo, que es el espacio más sagrado para el judaísmo -, que alberga multitudinarias plegarias y bendiciones, la más emblemática de ellas la llamada “bendición de los cohanim (sacerdotes)”.

Allí, los descendientes de la casta sacerdotal judía bendicen al pueblo de Israel cubiertos con talits (taledos), unos mantos rituales de color blanco y rayado en sus extremos con listones azules o negros.