ENRIQUE RIVERA PARA ENLACE JUDÍO

Cuando me llamó mi esposa preguntándome el número de placas de mi auto, no presté mucha atención, pero una espinita me quedó. Tres horas después, me telefoneó para explicarme que, tras recoger a las niñas de la escuela, llevaron sus mochilas al carro, se fueron a comer y al regresar el carro ya no estaba.

Ella comenzó yendo a un corralón, luego llamando a la red de depósitos de autos y por último, levantó un reporte en Locatel. Ignoro si eso hubiese sido suficiente. Yo, mientras, llamé al seguro que me prestó un buen servicio. Ellos me proporcionaron un teléfono del MP, en el cual nunca me contestaron. Nadie sabía exactamente donde debía acudir a levantar el acta por robo. ¿Pero, a qué agencia acudir en la Delegación Tlalpan? Dispuesto a una larga jornada tomé un autobús, del cual me apeé muy pronto para tomar un taxi, que muy amable y providencialmente supo donde conducirme.

Ya ahí, me atendieron bien, había una señorita de ayuda ciudadana, organismo que imprime honestidad en estas cuestiones de delegaciones. El teléfono es 5533-5533. Así mismo, supe que el 066 puede ser de utilidad, pero yo después de las 9 de la noche no obtuve resultados en el número de tres dígitos.

Aprendí, aunque no lo usé, que el teléfono 5200-9000 corresponde a la PGJDF y que ahí le pueden informar a uno la agencia que le corresponde para levantar el acta y ahorrar tiempo yendo del “tingo al tango” para levantar el acta.

En esta amarga experiencia reconozco que el seguro me prestó atención e información valiosa, pero quien verdaderamente me hizo más llevadera la jornada fue el taxista, que supo a qué lugar llevarme.

Tengo la sensación que ni las mochilas de mis niñas aparecerán, pero ¡Kapara!, mi familia, B”H, está bien y eso es lo más importante.

El objetivo de estas líneas es que los amables lectores sepan “qué tecla” tocar, esperando que nunca llegue a necesitar tocarla.