EXCELSIOR

02 de octubre 2012.- El ataque letal que cobró la vida de J. Christopher Stevens, el embajador de Estados Unidos en Libia no fue el resultado de una protesta popular, sino de una larga lista de ataques contra diplomáticos occidentales que se extendieron a lo largo de los seis meses previos al 11 de septiembre de este año, fecha en que Stevens perdió la vida en el puerto de Bengasi que da al Mar Mediterráneo.

La denuncia está contenida en una carta que Darrell E. Issa, el presidente del Comité de Supervisión y Reformas Gubernamentales de la Cámara de Representantes, y Jason Chaffetz, el presidente del Subcomité de Seguridad Nacional, Defensa Interior y Operaciones en el Exterior, enviaron hoy martes 2 de octubre a la secretaria de Estado, Hillary Clinton.

“Múltiples funcionarios del gobierno federal de Estados Unidos han confirmado a este Comité que, antes del ataque del 11 de septiembre, la misión diplomática de Estados Unidos en Libia hizo reiteradas peticiones para que se le incrementara la seguridad en Bengasi”, dice la misiva dirigida a la secretaria Clinton.

Pero aclara, que funcionarios en Washington negaron estos recursos a la misión diplomática de Estados Unidos en Libia.

La carta enumera doce ataques ocurridos a partir del 6 de abril con el lanzamiento de un artefacto explosivo improvisado sobre la reja del consulado al 6 de agosto de 2012 con un intento de robar con uso de fuerza un vehículo con placas diplomáticas.

Además pide a la secretaria Clinton que responda a la misiva el 8 de octubre a más tardar y anuncia la realización de una audiencia el próximo miércoles 10 de octubre para analizar la situación que derivó en el ataque que costó la vida a Stevens y la toma de decisiones con respecto al resguardo de su seguridad.