TRADUCCIÓN Y ADAPTACIÓN DE SIMJA HOFFMAN PARA ENLACE JUDÍO

Objetos ceremoniales de la comunidad judía de Alepo.

La rica tradición artística de la comunidad judía de Alepo se nota en sus objetos ceremoniales, que sus miembros donaron a la sinagoga, para recordar ocasiones especiales en sus vidas.

Los objetos incluyen estuches de Torá, coronas, elaborados ornamentos de plata y placas ovaladas (corazas de pecho) con dedicatorias, exhibidos todos en la galería del nivel inferior del Santuario del Libro, del Museo de Israel, en Jerusalén. Placas similares fueron anexadas a las cortinas (parojot) al frente de los santuarios de la Torá. Las inscripciones son documentos históricos fascinantes, que revelan historias personales de los miembros de la comunidad y que nos permiten reconstruir algunos de los detalles tan olvidados de la vida judía alepina.

Maimónides y el Códice de Alepo.

Posterior a que el Códice de Alepo fue pasado por contrabando a Egipto, comprado por judíos del lugar y depositado en la sinagoga de los judìos de Jerusalén del antiguo Cairo. De acuerdo a la tradición –y a la erudición moderna – el gran filósofo y autoridad legal (halájica), Maimónides (1138-1204) confiaba en el Códice de Alepo al formular las leyes relacionadas con los rollos de la Torá contenidos en su código legal, la Mishné Torá, como él explica al finalizar esa sección: “En estos asuntos nos basamos en el Códice, ahora en Egipto, que contiene los 24 libros de las Sagradas Escrituras y que se encuentra en Jerusalén desde hace varios años. Fue usado como el texto oficial en la corrección de libros. Todos se basaron en él porque fue corregido por el mismo Ben Asher, quien trabajó en sus detalles cuidadosamente por muchos años y lo modificó varias veces cuando era copiado. Y yo me basé en él en el rollo de la Torá que escribí de acuerdo a la ley judía.” (Sefer Ahavah, Hilkhot Sefer Torah 8:4). La alabanza de Maimónides hacia el Códice de Alepo resaltó más la reputación del venerado manuscrito.

De Egipto a Alepo.

A fines del siglo 14, el Códice de Alepo fue traído de Egipto a Alepo, en Siria, colocado en la “Cueva de Elías”, la sinagoga más antigua de la ciudad, en un arcón de metal sellado con un candado doble, lejos de la vista del público. Los judíos de Alepo veían al códice como el manuscrito más importante que poseían – a tal grado, de que los jueces juraban en él y, se le atribuian poderes protectores mágicos -. Se prohibía claramente venderlo o incluso moverlo de la sinagoga, como fue escrito en la página de su título: “Santo es el Señor…no será ni vendido, ni redimido…Bendito sea aquel que lo protege, maldito sea aquel que lo robe…” Los miembros de la comunidad creían que si este mandamiento era violado, ellos serían castigados severamente.

Además del Códice de Alepo, la comunidad judía de Alepo poseía otros tres códices importantes. Uno de ellos, conocido como el “Códice Pequeño”, fue escrito probablemente en Italia en 1341, por un escriba ashkenazi. La mayor parte se compone del Pentateuco, con la vocalización, marcas de entonación y una traducción aramea. Notas masoréticas son insertadas entre las columnas, y un comentario de Rashi aparece en los márgenes superiores e inferiores. También incluye un texto adicional del Pentateuco en diminutas letras hebreas – sin traducción, ni notas de vocalización, ni de entonación -; el libro de Cantares con el comentario de Rashi, los cinco rollos, las secciones de los profetas (haftarot) que se leen en la sinagoga después de la lectura de la Torá, así como un comentario (midrash) sobre la Masorá. Que se exhibe actualmente en el Santuario del Libro.

La fama del Códice de Alepo.

La fama del Códice de Alepo se ha extendido a lo largo y a lo ancho, por generaciones de escribas que eran consultados con el propósito de obtener respuestas fidedignas a sus dudas textuales. En 1599, el rabino Yosef Caro, de Tzfat (Safed), autor del código legal “Shulján Aruj”, envió una copia del códice al rabino Moshe Isserlis (el “Rema”) en Cracovia, quien lo usó para escribir su propio rollo de la Torá. Dentro de los distintos “peregrinos” a Alepo que iban a examinar el códice, conocemos a Yishai Ha-Cohen b. Amram Ha-Cohen Amadi de Kurdistán, que visitó Alepo por órdenes de su suegro, el rabino Shalom Shajna Yelin (1790-1874), que era un reconocido escriba; y el profesor Umberto Cassuto, a quien la comunidad de Alepo le permitió consultar el códice en 1943, anterior a la publicación de una edición crítica de la Biblia, realizada por la Universidad Hebrea de Jerusalén.

No sólo los judíos estaban fascinados por el célebre manuscrito: en algún momento anterios a 1753, un viajero británico llamado Alexander Russel, obtuvo permiso para ver el Códice de Alepo; un facsímil de una de las páginas del códice que aparce en la página del título de un libro publicado en 1877 por un estudioso llamado William Wickes; y en 1910, un misionero de nombre J. Segall publicó una reproducción fotográfica de los 10 mandamientos – en su libro: “Viajes a través del norte de Siria.”

El Códice de Alepo desaparece.

El 1 de Diciembre de 1947, dos días después de la adopción de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para el establecimiento del Estado de Israel, disturbios anti-judíos surgidos en los países árabes. La antigua sinagoga de Alepo fue también un objetivo: después de haber sido destruída, hubo rumores de que el Códice de Alepo se encontraba ahí, había sido profanado y quemado. El profesor Cassuto escribió en el periódico israelí Ha-Aretz, el 2 de Enero de 1948: “Keter Aram Zova; como era conocido, ya no existe.”

Salvando al Códice de Alepo.

Se creía que el Códice de Alepo estaba perdido y que nunca volvería de las cenizas. Cuando los disturbios se calmaron salió a la luz que los judíos de Alepo se las habían ingeniado para guardarlo y esconderlo. Aproximadamente 10 años después, en 1958, el códice fue traído a Jerusalén en una audaz operación clandestina, que fue posible gracias a la intervención del Presidente de Israel Yizjak Ben Zvi y de varios líderes rabínicos. El Códice de Alepo fue encomendado al Instituto Ben Zvi de Jerusalén y a un Consejo Directivo , que incluía al rabino principal sefaradí (de Rishon le Sion), asignado para cuidarlo. Permaneció en el citado instituto por un tiempo, para luego ser exhibido en la Biblioteca Nacional, antes de su llegada final al Museo de Israel.

Desafortunadamente, el Códice que llegó a Jerusalén no estaba completo: el principio, el final y le faltaban algunas páginas de la mitad. Debido a su pobre condición física, se requirió de una restauración extensa, misma que se llevó a cabo en los laboratorios del Museo de Israel, por un período cercano a una década. Se le quitaron pedazos de cinta adhesiva que tenía pegadas, se limpiaron las manchas, y se reforzó la tinta en donde se había borrado o desprendido. Se hicieron esfuerzos considerables para localizar las partes perdidas, ya que corría el rumor de que todavía se encontraban en algún lado, pero estos fueron infructuosos.

Actualmente, sólo una página completa, con un pasaje del libro de Crónicas, fue descubierta en Nueva York, en 1981. Fue traída a Israel y pertenece al Museo de Israel. El tiempo dirá si todavía existen otras hojas del Códice.

El Códice de Alepo como un símbolo.

A diferencia en que en Alepo el Códice estaba envuelto en una aura de misterio y que estaba bien resguardado, en Jerusalén, se muestra públicamente en el Santuario del Libro, del Museo de Israel y sigue sirviendo de base para muchas ediciones de la Biblia, la más reciente se titula “Keter Yerushalaim” .

Después de errar cerca de 1,000 años, el Códice de Alepo ha resurgido en Jerusalén, donde se exhibe junto con los Rollos del Mar Muerto. Curiosamente, tres de los rollos fueron comprados por el profesor Sukenik tan solo unos días antes de que la sinagoga de Alepo fuera incendiada. Este simbolismo resalta la importancia del Santuario del Libro, cuya misma forma representa la idea del renacimiento del pueblo judío después de vagar por 2,000 años, estar en el exilio y cercano a su aniquilación; citando al profeta Ezequiel, en su visión de los huesos secos (37:14): “Pondré en tí mi aliento de vida, y volverás a vivir. Y te estableceré en tu propia tierra. Entonces sabrás que yo, el Señor, lo he dicho, y lo cumpliré. Lo afirma el Señor.”

“Ellos no profanarán la ciudad en donde habito, porque yo, el Señor, habito en medio de los hijos de Israel por siempre.” (Rollo del Templo XIV:13-14).

GLOSARIO:

Torá – Ley de Moisés o Pentateuco, incluye los primeros cinco libros de la Biblia: Génesis. Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio.
Halájica – Relacionado con la Halajá (en hebreo: הלכה). Es la recopilación de las principales leyes judías,
que incluyen las 613 mitzvot (mandamientos), y posteriormente las leyes talmúdicas y rabínicas, así como sus tradiciones y costumbres. Es decir, la ley judía. / Como las leyes religiosas en muchas otras culturas, el judaísmo no presenta una clara distinción entre la vida religiosa y la no religiosa. Por lo tanto, la Halajá no sólo guía las prácticas y creencias religiosas, sino también el día a día, la vida cotidiana. El nivel y la forma de observancia de las leyes de la Halajá varía de acuerdo con las distintas comunidades y tendencias del judaísmo.
Mishné Torá – Es una repetición de la Torá: un código de ley religiosa judía (Halajá) autribuido a Maimónides (Moshe Ben Maimon o RaMbaM), uno de los rabinos más destacados de la historia. Compilada entre 1170 y 1180, mientras él vivía en Egipto. Consta de 14 libros, subdivididos en capítulos, secciones, párrafos. El único trabajo de la época medieval que detalla toda la observancia judía, incluyendo aquellas leyes que sólo aplican durante la existencia del Sagrado Templo, y que permance como un trabajo importante dentro del Judaísmo.
Ashkenazi – El término Ashkenaz se usó en la Edad Media para referirse a los judíos que vivían a lo largo
del río Rhin en el norte de Francia y de Alemania occidental. Posteriormente el centro de los judíos ashkenazim se extendió a Polonia, Lituania y en la actualidad existen establecimientos comunitarios en todo el mundo. Hoy sirve para identificar esencialmente costumbres alemanas y a descendientes de judíos alemanes, pero también a judíos de países de Europa del este.
Pentateuco – Torá o Ley de Moisés, incluye los primeros cinco libros de la Biblia: Génesis. Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio.
Arameo – Grupo de idiomas pertenecientes a la rama Afro-asiática y que proviene del nombre de “Aram”, región central de la antigua Siria. Dentro de esta familia, el arameo es parte de la familia semítica, y más específicamente de la subfamilia del semítico del noroeste, que incluye lenguajes canaanitas tales como el hebreo y la escritura aramea, adoptaba ampliamente por otras lenguas y que es antecesor de los alfabetos árabe y del hebreo moderno.
Haftarot – Plural del hebreo “haftará”, que significa “conclusión”. Es una selección de alguno de los libros de los profetas (Neviím en hebreo), que se lee públicamente en la sinagoga, además de la lectura semanal de la Torá, como parte del servicio religioso.
Midrash – Literalmente del hebreo, es una historia, proveniente de investigar, estudiar, interpretar o exponer algo. / Es un método homilético de exégesis bíblica y que se refiere a la compilación completa de enseñanzas homiléticas de la Biblia. / Es una manera de interpretar historias bíblicas que va más allá de la simple síntesis de enseñanzas religiosas, legales o morales. / Su propósito original era resolver problemas en la interpretación de pasajes del texto de las Biblia hebrea (Tanaj), usando principios rabínicos de hermenéutica y filología para alinearlos con los valores religiosos y éticos de los rabinos. / Este método de interpretación eventualmente se expandió para proporcionar “pretextos bíblicos que justifiquen la tradición oral.”
Masorá – Notas principales sobre las tradiciones textuales de las escrituras hebreas compiladas por los escribas durante el primer milenio de la era cristiana.
Masoretas – Se llama al escriba que compiló la “masorá”.
Masorético – Relativo a la Masorá.
Shulján Aruj – Código legal de judaísmo compilado por el rabino Yosef Caro, que sirve para ayudar a los rabinos al decisiones halájicas. Su aceptación es universal por ser el primero en dar una lista de costumbres y leyes tanto del judaísmo sefaradí, como del ashkenazí.
Rema – Abreviación del hebreo de Rabbi Moshe Isserlis.
Rabino – Un maestro de la Torá.
Z”L” – Abreviación del hebreo “Zijronó Le Brajá” o “Zijroná Le brajá”, que puede traducirse como : “Que su memoria sea de bendición”. Usada comunmente en el judaísmo al referirse a alguien que murió, después de referirse a su nombre.
Pogrom – Palabra de origen ruso, que se refiere a disturbios violentos dirigidos en particular a los judíos, ejecutado por las fuerzas de la ley, durante los siglos 19 y 20, durante el imperio ruso. Caracterizado por la matanza, destrucción de casas, negocios, propiedades y centros religiosos de judíos. El término es usado para referirse a situaciones semejantes en otros lugares y tiempos, incluso de otros grupos étnicos o religiosos. Se puede definir como un genocidio.
Escriba – Miembro de una clase educada del Antiguo Israel a la época del Nuevo Testamento, que estudiaba las Escrituras y servía como copista, editor, maestro y jurista.
Kéter – Palabra del idioma hebreo que significa “corona”.
Sefer Ahavá, Jiljot Sefer Torá – Es una sección del libro principal de Maimónides, titulado como “Leyes del
libro de la Torá”.
Keter Aram Zova – Nombre hebreo con el que se conoce también al Códice de Alepo, que es como una copia maestra de la Torá usada por muchas generaciones para cotejar y revisar otros libros de Torá que se escriben y asegurarse de que son exactos.
Keter Yerushalaim – Del hebreo, literalmente significa ” corona de Jerusalén “. Es una Biblia nueva, revisada y precisa, basada en el Códice de Alepo, considerado el texto más fiel de la Biblia, en el que Maimónides confió al hacer su exposición de leyes relacionadas con la escritura de los rollos de la Torá, al codificar la ley judía (conocida como Mishné Torá). / El Keter Yerushalaim tiene como fundamento los últimos estudios del texto bíblico realizado por el rabino Mordejai Breuer , recipiente del Premio Israel en Erudición Bíblica (1999). / Ha sido reconocido como la Biblia oficial de la Universidad Hebrea de Jerusalén y del mismo Parlamento israelí (la Knesset).