EXCELSIOR

17 de octubre 2012.-En un frecuentemente contencioso debate, el presidente Barack Obama acusó al candidato presidencial republicano Mitt Romney de mentir y fue denunciado a su vez como incapaz.

Con la economía y la creación de empleos como punto central pero no único de las preocupaciones de los interrogadores, Obama se vio mucho más agresivo que durante el primer debate hace diez días en Denver, donde su aparente pasividad creó una nueva oportunidad para la campaña de Romney, que hasta ese momento parecía condenado a perder la elección y desde entonces revirtió las tendencias en las encuestas.

Esta vez, Obama defendió su historial al tiempo de atacar las propuestas de Romney, que por su parte acusó al mandatario de crear enormes déficits, una deuda pública de 16 billones de dólares y de tener millones más de desempleados que cuando recibió el gobierno: “23 millones de personas sin empleo no son una economía fuerte”, recordó antes de prometer, al final, que “pondré a los estadunidenses a trabajar de nuevo”.

Obama fue al ataque desde el primer momento, y a lo largo de los 90 minutos del encuentro televisado subrayó las contradicciones entre lo que Romney dijo hasta hace poco con lo que promete ahora, al margen de presionarlo para explicar cómo va a lograr que mejore la economía cuando al mismo tiempo reduce la recaudación de impuestos.

De hecho insistió en que las propuestas económicas de Romney favorecerán sobre todo a los ricos.

Ambos trataron sin embargo de presentarse como defensores de la clase media.

En las primeras reacciones el Presidente fue considerado ganador, pero no de forma abrumadora.

Fue, sin embargo, un cambio importante sobre todo después de la desangelada actuación del primer debate, que llevó incluso a cuestionamientos sobre su deseo de ser reelecto. Esta vez Obama no sólo lo declaró y pidió la oportunidad de reelección sino que activamente buscó establecer las diferencias con su contrincante.

Los dos intercambiaron críticas respecto a políticas de creación de empleos en la energía y sobre impuestos, sobre política comercial y relaciones con China, sobre migración y posiciones sobre la posesión de armas.

Pero lo que pareció más importante a los comentaristas fue un intercambio en torno al asesinato de Chris Stevens, embajador estadunidense en Libia, y Obama indicó que en última instancia la responsabilidad es suya, dado que es el Presidente.

Pero rechazó que hubiera habido indiferencia y defendió la respuesta de su gobierno. Precisó incluso que al día siguiente de la muerte de Stevens en un aparente motín la calificó como “un acto de terror” y prometió que su gobierno buscará y encontrará a los responsables.

Romney planteó que la respuesta del gobierno de Obama había sido titubeante antes de llegar a la conclusión de que se trataba de un acto terrorista.

El debate se celebró en el auditorio de la Universidad de Hofstra, en Long Island, una población aledaña a la ciudad de Nueva York y se realizó en formato de “asamblea”, con preguntas planteadas por asistentes y complementadas por la moderadora Candy Crowley, reportera política de la cadena CNN.

Los candidatos estaban sentados en sillas altas, con una pequeña mesa al lado con sendas botellas de agua.

Obama estaba bajo una enorme presión y obligado de hecho a superar su pobre actuación durante el primer debate, que permitió al republicano Romney revertir tendencias que lo mostraban como un casi seguro perdedor en las elecciones del 6 de noviembre.

De acuerdo con las primeras apreciaciones, Obama logró su cometido pero no barrió a Romney, que por su parte frecuentemente mantuvo su terreno y subrayó las limitaciones del gobierno de Obama.

De hecho, interrogado respecto a la diferencia entre sus propuestas y las políticas del presidente George W. Bush, Romney fue político: “somos personas distintas en diferentes tiempos”, dijo.

Obama criticó a Romney en su promesa de “castigar” a China por sus políticas económicas y ofreció incrementar el comercio con América Latina.

Obama y Romney se interrumpieron varias ocasiones y en uno de los intercambios, al hablar del derecho a la posesión de armas, que Obama dijo respetar en tanto se trate de armas deportivas y defensa, Romney comenzó a hablar del caso Rápido y Furioso y las limitaciones de la respuesta del gobierno Obama, pero la moderadora Crowley lo cortó para recordarle que se trataba de una pregunta sobre el derecho a la posesión de armas.

El próximo debate será el 23 de octubre en Boca Ratón, cerca de Miami, sobre política exterior, un tema en el que por lo pronto se considera que Obama tiene ventaja.

Barack critica bloqueo a la reforma migratoria y Mitt rechaza amnistía

El presidente Barack Obama acusó a los republicanos de bloquear la posibilidad de una reforma migratoria y el candidato republicano Mitt Romney rechazó que un posible gobierno suyo apruebe una amnistía para indocumentados.

Durante el segundo debate presidencial realizado ayer en la Universidad Hofstra, en Nueva York, Romney precisó, sin embargo, que permitiría que los hijos de indocumentados que se criaron en Estados Unidos puedan tener la posibilidad de un camino a la residencia legal a través, por ejemplo, de servicios sociales como el ingreso a las fuerzas armadas, a diferencia de Obama, que dijo que deben tener una puerta hacia la
ciudadanía.

“Somos una nación de leyes y debemos reformar nuestro atribulado sistema migratorio”, dijo Obama.

Sin embargo, cuando aseguró que desde el principio de su gobierno buscó fórmulas para lograr la reforma migratoria, Romney le recordó que durante una reciente entrevista en la cadena Univisión se le recordó (por el periodista Jorge Ramos) que no había cumplido con su promesa.

“Mi opinión es que el Presidente debió haber cumplido su palabra”, señaló.

El mandatario indicó que el candidato republicano se había mostrado favorable a restrictivas leyes migratorias y consideró una dura propuesta en Arizona como ejemplo a ser imitado, aunque Romney por su parte afirmó que no era un apoyo general, sino en específico a una parte en la que pide por la verificación de documentos de identidad.

El candidato republicano explicó también que no es especialmente partidario de la autodeportación, sino que lo que propone es evitar que haya atractivos para que los indocumentados se queden y mejor emigren hacia
sitios donde tengan mejores oportunidades. “No vamos a agarrar a 12 millones de indocumentados para sacarlos del país”

Romney se dijo partidario de la inmigración legal y recordó que hay cuatro millones de personas que esperan la oportunidad de llegar legalmente, pero su sitio en Estados Unidos es ocupado por indocumentados. Por eso, agregó, “no daré amnistía a quienes llegaron aquí ilegalmente”.

Romney recordó además que su padre nació en México y fue hijo de estadunidenses para reiterar su apoyo a la inmigración legal.

Atacan por el cierre de una empresa

La campaña del aspirante republicano a la Casa Blanca, Mitt Romney, utilizó ayer la noticia de quiebra de A123 Systems, fabricante de baterías para vehículos eléctricos, como una nueva prueba del “fracaso” del presidente de Estados Unidos y candidato demócrata a la reelección, Barack Obama, en el uso de fondos públicos.

“La quiebra de A123 es un nuevo fracaso de la desastrosa estrategia del presidente Obama de jugarse miles de millones de dólares de los contribuyentes en una estrategia de crecimiento, guiada por el gobierno, que simplemente no funciona”, indicó Andrea Saul, portavoz de Mitt Romney, antes del debate.

La empresa fabricante, con sede en Massachusetts, había recibido en 2009 una subvención federal de 123 millones de dólares por parte del Departamento de Energía de EU y su titular, Steve Chu, la citó entonces como un ejemplo en materia de energías renovables.

En su blog, Dan Leistikow, director de Asuntos Públicos del Departamento de Energía, explicó que “en una industria emergente, es muy común ver cómo algunas empresas se consolidan con otras a medida que la industria crece y madura”, y subrayó que el mercado de baterías eléctricas para autos se está expandiendo “de manera dramática”.

Fallo de Suprema Corte favorece al Presidente

La Suprema Corte de Estados Unidos dio una ventaja ayer al presidente demócrata Barack Obama en su carrera por la reelección al resolver que el estado clave de Ohio no puede limitar la votación temprana en los últimos días antes de la elección.

Ohio implementó la votación adelantada después de las elecciones de 2004, cuando muchas personas abandonaron las filas para votar por la enorme concurrencia.

Pero la legislatura de Ohio, dirigida por republicanos, cambió las reglas para que sólo los militares pudieran votar en persona después de las 18:00 horas, tiempo local, del viernes antes de las elecciones.

El secretario del estado de Ohio, Jon Husted, también ordenó a los colegios electorales operar sólo durante horario de oficina, previniendo el voto temprano en las noches y fines de semana cercanos a la elección.

La campaña de Obama desafió las reglas en la legislatura, argumentando que permitir a los militares pero no al público en general votar el fin de semana antes de las elecciones violaba la igualdad ante la ley.

Un tribunal federal de apelaciones falló a favor de Barack Obama y la Corte Suprema rechazó la apelación de Husted.

La votación temprana ha sido de gran ayuda para los demócratas en Ohio, cuyos esfuerzos de movilización incluyen el transporte hacia los centros de votación después de la iglesia el domingo antes de las elecciones.

El equipo de campaña del Presidente estadunidense emitió un comunicado en el que asegura que “la decisión de la Suprema Corte es una victoria para los derechos del voto”.

“Esta acción de la más alta instancia judicial del país marca el final del camino en nuestra lucha para garantizar la votación abierta este año para todos los residentes de Ohio, incluidos los militares, los veteranos y los votantes en el extranjero”, dijo en una declaración el consejero de la Casa Blanca, Bob Bauer.

Costos de las campañas superan los 1,300 mdd

A Barack Obama no le gusta pedir dinero, pero hizo que las cien personas que participaron en la velada de recaudación de fondos organizada por la cantante Beyoncé y su esposo, Jay-Z, pagaran 40 mil dólares por cabeza, en función de la regla número uno de las campañas políticas: el dinero es el nervio de
la guerra.

Desde mayo, el Presidente ha participado en 69 eventos similares, cuyos boletos llegaron a costar varias decenas de miles de dólares.

Su rival para las elecciones del 6 de noviembre, el republicano Mitt Romney, ha organizado 105, con lo cual ambos han protagonizado una carrera en búsqueda de fondos para sus respectivas campañas que ha movido unos mil 300 millones de dólares.

Sin embargo, la campaña para las elecciones de 2012 no será mucho más costosa que la precedente, de 2008, puesto que esta vez Obama no tuvo que financiar unas primarias.

Al 31 de agosto último, el candidato demócrata a la reelección había recaudado 432 millones de dólares (746 millones en 2008), contra 274 millones de Romney (288 millones de John McCain en 2008), según las cuentas comunicadas a la Comisión Federal Electoral (FEC, por sus siglas en inglés).

A ello hay que agregar los fondos recaudados por los partidos Demócrata y Republicano (233 y 283 millones de dólares respectivamente) y por los comités de apoyo independientes, los llamados “Súper PAC” (Comités de Acción Política) (36 y 97 millones de dólares para los bandos Demócrata y Republicano, respectivamente).

Sumando esas cifras se llega a un total de 701 millones de dólares de recaudación para Obama y 654 millones para Romney, un global superior a los mil 300 millones entre ambos.

Aunque Obama no ha llegado todavía al nivel de 2008, su supremacía sobre Romney es clara, fundamentalmente en razón del flujo de “pequeñas” donaciones de particulares: 37 por ciento de los fondos recaudados por el demócrata provienen de cheques de menos de 200 dólares, frente a sólo 16% para el republicano, según datos compilados por el sitio web opensecrets.org.

Pero Romney compensa su rezago por una avalancha de dinero de particulares ricos.

Dinero secreto

Sólo la mitad de la publicidad a favor de Romney difundida en septiembre estaba financiada con los fondos de su campaña, según datos del servicio Kantar https://198.101.129.179/Media/CMAG analizados por el Wesleyan Media Project, un centro de investigación universitario que estudia los gastos en publicidad política.

El resto fue financiado por organizaciones privadas que no tienen límites a la hora de recaudar fondos de particulares adinerados, empresas y sindicatos, tras la desregulación del financiamiento de las campañas decidida por la Corte Suprema en 2010.

Existen dos tipos de grupos independientes de los partidos habilitados a recoger dinero para las campañas políticas: los “Súper PAC”, que deben revelar el nombre de sus donantes, y las asociaciones llamadas “501(c)4”, protegidas por el mismo estatuto de “interés general” que las iglesias o las asociaciones ecologistas, un estatuto que han burlado.

Estas últimas no están obligadas a revelar la identidad de sus benefactores, aunque deben limitar a 50 por ciento sus gastos dedicados al activismo político, un tope que no se respeta en la práctica.

Pero, ¿quién envía cheques a American Crossroads/Crossroads GPS, la más rica de estas organizaciones, con un presupuesto de 300 millones de dólares y dirigida por Karl Rove, ex lugarteniente del republicano George W. Bush?

La lista de los donantes la encabezan el multimillonario Harold Simmons, presidente de Contran Industrial Corp, con diez millones de dólares, y Bob Perry, presidente de la promotora inmobilaria Perry Homes (seis millones). Y decenas de otros adinerados conservadores capaces de duplicar de la noche a la mañana los recursos de los abanderados del campo republicano.

Los demócratas no se quedan atrás. Los sindicatos apoyan abrumadoramente a Obama, y él mismo lanzó su “Súper PAC”, Priorities USA Action, aunque el dinero que recibe es bastante inferior al que logra su par republicano.

Pero el mayor impacto de esta carrera por el dinero se verá en las elecciones legistativas, explicó Michael Malbin, director ejecutivo del Instituto de Finanzas de Campaña, porque allí basta el impulso de algunos millones para alterar el equilibrio de fuerzas.

American Crossroads y su filial “Crossroads GPS”, cuyos donantes se mantienen en secreto, ha consagrado la mitad de sus gastos a las campañas locales, con la esperanza de recuperar la mayoría en el Congreso para los republicanos y de bloquear los proyectos de Obama si el demócrata es electo para un segundo mandato presidencial.