LA RAZÓN

MADRID- Una buena forma de resumir la relación que existe entre España e Israel sería: ¿tan cerca, tan lejos?

–Es un hecho cuando menos extraño. El vínculo de España con Israel a nivel histórico es impresionante. Nuestro país forma parte de ese núcleo cultural mediterráneo donde durante siglos los judíos estuvieron presentes. Es curioso, porque cuando salió ese edicto de expulsión del 30 de marzo de 1492 se habla de la expulsión de los judíos cuando eran ciudadanos tan españoles como los que más.

–¿Queda todavía un remanente antisemita como se denuncia?

–A nivel intelectual creo que no. La gran mayoría de los españoles no juzgamos a la gente por su condición religiosa, aunque pueda existir una reminiscencia en el trasfondo social. Es un anacronismo porque en estos momentos Israel es uno de los Estados más desarrollados tecnológicamente del Mediterráneo. La cátedra de la Universidad Rey Juan Carlos supone una oportunidad magnífica para compartir experiencias y conocimiento.

¿Cuántos premios Nobel ha tenido España en los últimos diez años?
Ninguno.
¿Cuántos ha tenido Israel?
Bastantes.

–En la crisis en la que se encuentra inmersa España, ¿Israel puede ser una puerta de salida?
–Sí. Sólo en el terreno de las empresas «start up», Israel es un país puntero. Las empresas españolas medianas y pequeñas que configuran el tejido empresarial deberían apostar por la investigación y el desarrollo. Israel en estos dos ámbitos, es un referente. Existe un terreno muy amplio para la colaboración mutua. España, por su parte, puede aportar a Israel su experiencia en infraestructuras o en turismo.

–¿Qué va a ofrecer la cátedra de la Universidad Rey Juan Carlos para fomentar el vínculo entre la empresa y la universidad?
–La idea es seguir el modelo anglosajón. Hay que abrir la universidad a la empresa sin miedo a perder autonomía. España no puede ser un país de cola, tiene que tener empresas punteras y la universidad debe colaborar en esta tarea. Hay que procurar una sociedad no de funcionarios si no de emprendedores.

–En la relación con Israel, el conflicto con Palestina es capital. ¿Cree que España ha mantenido una posición neutral?

–La demagogia ha rodeado este conflicto a lo largo de los años, aunque estoy convencido de que la paz llegará más pronto que tarde. Creo que se ha vendido muy bien el sufrimiento de los palestinos, pero no se dice nada de que la Autoridad Nacional Palestina ha recibido per cápita más del doble del dinero que obtuvo Europa con el Plan Marshall. Tampoco se menciona la naturaleza político-terrorista de la organización (Hamas) que gobierna la franja de Gaza o la decena de misiles diarios que impactan en Israel desde la franja. Existe, además, un discurso obsoleto y muy manipulado que presenta al Estado de Israel como agresor, cuando es todo lo contrario.

Es un Estado que en ocasiones se tiene que defender porque, si no se defiende, desaparece. Se olvida que Israel está rodeado de un contexto hostil, de unos países que no creen en la democracia. En estos momentos, la guerra en Siria pone en evidencia la naturaleza del régimen del presidente Bachar al Asad, cómo está reprimiendo a su población. Echo de menos que no salgan flotillas de la libertad para defender a los civiles sirios del zarpazo de Asad.

 

*Ignacio Ruiz es Director de la Cátedra España-Israel de la URJC