EL FINANCIERO

19 de octubre 2012- Un coche bomba explotó el viernes en el centro de Beirut durante la hora punta y provocó la muerte de un importante oficial de seguridad y otras siete personas, hirió a unas 80 más y aumentó los temores de que la guerra de Siria esté agravando las tensiones en El Líbano.

Entre las víctimas se encontraba Wissam al-Hassan, quien estaba a cargo de una importante unidad de inteligencia, informó la cadena televisiva local al-Jadeed. El oficial había encabezado una investigación que descubrió un reciente plan de bomba que derivó en el arresto de un político libanés pro-Siria.

Analistas dijeron que el atentado, que hizo recordar las lúgubres escenas de la guerra civil del Líbano entre 1975 y 1990, fue adjudicado a la creciente tensión entre facciones libanesas ubicadas en lados opuestos del conflicto de su país vecino Siria.

La explosión ocurrió en la calle donde está localizada la sede del partido cristiano Falange Libanesa -opositor de Damasco-, cerca de la plaza Sassine, en Achrafieh, un área principalmente cristiana.

El líder de Falange, Sami al-Gemayel, un rotundo opositor del presidente sirio Bashar al-Assad y miembro del parlamento, condenó el ataque.

“Hemos estado advirtiendo sobre esto por un año. Es suficiente”, dijo Gemayel, cuyo hermano fue asesinado en noviembre del 2006.

La guerra en Siria, que ya provocó la muerte de 30.000 personas en los últimos 19 meses, ha llevado a la mayoría de los insurgentes suníes a ubicarse contra Assad, quien pertenece a la secta alauita, vinculada con los chiítas islámicos.

Las comunidades religiosas del Líbano están divididas entre aquellas que respaldan a Assad y las que apoyan a los rebeldes que intentan derrocarlo.

El atentado ocurrió en la hora punta, cuando muchos padres estaban retirando a sus hijos de la escuela, y dejó una columna de humo negro.

Ocho personas murieron y al menos 78 resultaron heridas, indicó la agencia de noticias estatal, citando a autoridades de defensa.

Varios autos fueron destruidos y el frente de un edificio repleto de tiendas se vio seriamente dañado, dejando restos sobre la calle.

Luego de la explosión, residentes corrieron en pánico para buscar a sus parientes, mientras otros ayudaron a trasladar a los heridos a ambulancias. Fuerzas de seguridad cercaron el área.

En Damasco, el ministro de Información sirio, Omran al-Zoabie, dijo a perioditas: “Condenamos este atentado terrorista y todas estas explosiones donde sea que ocurran. Nada las justifica”.

Las tensiones entre suníes y chiítas y cristianos en El Líbano ha continuado después de la guerra civil, pero se ha incrementado con la erupción del conflicto en Siria.

La situación alcanzó su punto más álgido cuando el ex primer ministro Rafik al Hariri, un suní, fue asesinado en 2005. Partidarios de Hariri acusaron a Siria y luego al grupo Hezbollah de haberlo matado, un cargo que ambos niegan.

Un tribunal internacional acusó a varios miembros de Hezbollah de estar implicados en el asesinato.

Los opositores políticos a Hezbollah, que han acusado durante meses a la agrupación de ayudar a las fuerzas de Asad, han advertido que su implicación en Siria podría encender tensiones sectarias en la guerra civil de ese país.

El último ataque con bomba en Beirut fue en 2008, cuando tres personas murieron en una explosión que dañó un automóvil diplomático estadounidense.

Sin embargo, se desataron los enfrentamientos este año entre partidarios y opositores de Asad en la ciudad de Trípoli, en el norte del Líbano.