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23 de octubre 2012.-El ministro de Interior libanés, Marwan Charbel, declara hoy al diario pan-árabe «Asharq al Awsat» que las investigaciones en torno a la muerte del Jefe de la Inteligencia policial, Wissam al-Hassan, asesinado el pasado viernes en Beirut están «progresando rápidamente». El Líbano contará, además, con la ayuda de un equipo del FBI para esclarecer lo sucedido.

De acuerdo con las últimas filtraciones que se han producido a la prensa libanesa, el propietario del coche robado en el que se colocó la bomba trampa que acabó con la vida de Al-Hassan ha sido ya identificado y por el momento no se le vincula con los hechos. El vehículo empleado, un todoterreno Toyota RAV4, desapareció hace aproximadamente un año de una pequeña ciudad en la región de Monte Líbano y según fuentes de seguridad todo indica que el ladrón, también identificado, podría haber vendido el coche a los autores del asesinato.

Por otro lado, la Agencia Nacional de Noticias libanesa (ANN), indicaba que Al-Hassan había llegado a Beirut procedente de Berlín el día anterior al atentado después de hacer una parada en París para visitar a su familia. El alto cargo de la Inteligencia libanesa había decidido trasladar a su mujer e hijos a la capital francesa por las amenazas recibidas en los últimos meses y no había informado a ningún miembro del aparato de seguridad interno de su viaje a Francia.

El coche bomba explotó a las 14.50 del viernes cuando el blanco de los terroristas abandonaba su piso franco en el barrio cristiano de Beirut y se dirigía al coche alquilado que utilizaba con el fin de no ser detectado. El vehículo detonado, al parecer, fue aparcado en la calle horas antes de que el objetivo saliera de casa.

Fuentes del periódico local «As Safir» revelan también que el registro de llamadas del asesinado, desde su aterrizaje en la capital libanesa el jueves hasta el fatídico momento de la explosión el viernes, está ya en manos de los servicios de inteligencia quienes habrían centrado su investigación en las personas con las que el general contactó por teléfono horas antes de morir. Se destaca, igualmente, la evidente existencia de «fisuras» en la seguridad de Al-Hassan, siendo la localización de su apartamento en Ashrafiyeh, el distrito cristiano beirutí, quizá una de las definitivas que llevaron a su muerte.

Tenía enemigos
Las razones del asesinato son todavía una incógnita y aunque la mayoría de las acusaciones señalan al presidente sirio, no hay que olvidar que el Jefe de Inteligencia se había granjeado numerosos enemigos por su investigación del magnicidio de Rafik Hariri en 2005, así como por el descubrimiento de una red de espionaje israelí en Líbano y por el arresto del ex ministro cristiano Michel Samaha en agosto, en un complot para crear tensiones sectarias en el país del cedro en nombre de Siria.

Hoy también se ha confirmado oficialmente que las Fuerzas de Seguridad Internas libanesas contarán con la asistencia técnica de una delegación del FBI sin que se hayan ofrecido mayores detalles. El portavoz del departamento de Estado americano, Mark Toner, aclaró que el FBI esperará a los resultados de la investigación del gobierno libanés antes de dar a conocer la suya.

Mientras que la situación en Beirut vuelve a ser de relativa calma tras los disturbios que siguieron al funeral de Al-Hassan, el número de muertos en Trípoli por los enfrentamientos entre partidarios y detractores de Bashar al-Assad asciende al menos a 9 personas.