LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO

Emanuel Tanya (ET), prestigiado siquiatra Alemán, cuya familia perteneció a la aristocracia alemana antes de la Segunda Guerra Mundial y que fue dueña de un conglomerado industrial destruido por las Fuerzas Aliadas, elaboró un interesante artículo en el describe cómo las poblaciones en diferentes países se han dejado llevar por regímenes opresores, y poco o nada, han hecho por liberarse de las condiciones que estos les han impuesto.

En este contexto, ET señala que la experiencia de los alemanes durante el nazismo puede ser una guía para entender el fanatismo que se vive en el mundo. Menciona, que no obstante que pocas personas en Alemania eran nazis previo y durante la Segunda Guerra Mundial, la gran mayoría se sentía satisfecha “del retorno del orgullo alemán” que pregonaba el régimen nazi. Opina que los nazis eran “una bola de tontos”, empero, gran parte de la población de Alemania permaneció pasiva frente a sus doctrinas y dejaron que las cosas sucedieran; sin darse cuenta cabal de los hechos, fueron manipulados y perdieron el control de sus vidas. Para ET lo que hizo el gobierno nazi es un punto de referencia particular de lo que hoy día está sucediendo en el mundo del Islam.

En este sentido, diferentes estudios han expresado que el Islam es la religión de la Paz; la mayoría de los musulmanes quieren vivir en paz; no obstante que esta afirmación puede ser cierta, resulta irrelevante en virtud del fanatismo activo que se observa entre practicantes de esta fe; “los fanáticos islamitas combaten en cualquiera de las cincuenta guerras que se manifiestan hoy día en el mundo”.

Para ET es el fanatismo musulmán el que sistemáticamente masacra a los cristianos y a diferentes tribus de África. La ola islámica de fanáticos en este Continente es la que bombardea poblaciones, decapita, asesina o “mata por honor”; los fanáticos musulmanes toman el poder de las mezquitas, fervorosamente lapidan a sus víctimas acusándolas de infidelidad o de homosexualismo. Son los fanáticos los que enseñan a su juventud a matar y a convertirse en bombas suicidas; es difícil entender porque las mayorías musulmanas pacíficas, al mismo tiempo son silenciosas, débiles y ajenas.

ET apunta que también en la Rusia comunista existía el compromiso de vivir en paz, sin embargo, los rusos comunistas fueron responsables del asesinato de 20 millones de personas; la mayoría pacifista fue irrelevante; igual sucedió en China en donde los chinos comunistas mataron a 70 millones de individuos: realmente asombroso.

Por otra parte, en Japón antes de la Segunda Guerra Mundial el ciudadano común no se caracterizaba por su carácter guerrero. Sin embargo, el Ejército japonés en su paso por el Sudeste de Asia “en una orgía de muerte en la que, además de armas convencionales, utilizó espadas, bayonetas y palos para asesinar a decenas de millones. La amenaza de un nuevo conflicto bélico ha resurgido entre Japón, China y Taiwán por la disputa de cinco islas volcánicas deshabilitadas y tres rocas que sobresalen ubicadas en el Mar de China Oriental; el reclamo original sobre las islas que los chinos denominan Diayotal y los japoneses Sen Kako surgió con la identificación en 1969 de campos de petróleo y gas alrededor de las mismas.

La demanda de soberanía sobre las islas se intensificó este año cuando Tokio mencionó su intención de escriturar cuatro de las cinco islas, que son desde el punto de vista de Japón, de una familia de ciudadanos japoneses. El problema de la soberanía debiera solucionarse por la vía de la negociación; empero, el nacionalismo irracional de chinos y japoneses, que ya han azuzado a sus pueblos a través de manifestaciones, pueden desestabilizar a la región; una guerra no es una opción que se pueda descartar.

En este marco impregnado de fanatismo y muerte, ET se pregunta ¿Quién puede olvidar el caso de Rwanda que terminó en una carnicería? ¿Quién puede negar que la mayoría de los ruandeses sean amantes de la Paz? Para ET las lecciones históricas son increíblemente simples y contundentes; empero, es fácil olvidar los puntos esenciales de las mismas; le preocupa especialmente que los musulmanes amantes de la paz se hayan vuelto irrelevantes por su silencio; se convierten en enemigos cuando no se expresan, “mis amigos de Alemania, se van a despertar un día y van encontrar que los musulmanes fanáticos son sus dueños y el final de su mundo habrá comenzado”.

ET concluye su artículo diciendo que los amantes de la paz alemanes, japoneses, chinos, rusos, ruandeses, serbios, afganos, iraquís, palestinos, somalíes, nigerianos, algerianos, y de muchos otros países, han muerto porque las mayorías pacíficas no hablaron hasta que fue demasiado tarde. Hay que prestar atención al único grupo que cuenta; los fanáticos que amenazan nuestra forma de vida. El fanatismo expresión de irracionalidad e intolerancia, también encubre poderosos intereses económicos y de poder.