ELENA BIALOSTOCKY PARA ENLACE JUDÍO

Octubre es el mes de la lucha contra el Cáncer de Mama, por lo que se han puesto en marcha cientos de iniciativas solidarias en todo el mundo para alertar a las mujeres acerca de una debida prevención. A su vez, enlacejudío.com entrevistó a cuatro mujeres de la Comunidad Judía de México que son supervivientes de esta enfermedad que aqueja a una de cada diez mujeres .

Bathya Kun fuí diagnosticada a los 44 años: ” Por antecedentes familiares, (a mi mamá le diagnosticaron el mal a los 50) me revisaba cada mes. Mi primera reacción fue de incredulidad, cuando me hicieron la mamografía y la biopsia. Tanto el médico como la radióloga dijeron que todo estaba bien; cuando fuí a que me quitaran los puntos de la biopsia, el mismo doctor no sabía cómo darme la noticia, pues él mismo no lo podía creer. Después de la incredulidad, me invadió el miedo, pero tuve la fuerza de agarrar el “toro por los cuernos”. Tuve que sufrir una mastectomía radical, pero fui positiva en todo lo que viví y determinante ante el tratamiento”.

Con la quimioterapia tuve pocas nauseas, me ayudó mucho el ponerme las pulseras que se usan en los barcos para las nauseas, tuve muchos dolores de las extremidades, mucho dolor durante el tratamiento en el pecho, porque al mismo tiempo me estaban preparando para el implante y en un momento lo tuvieron que interrumpir.

Tomaba té de marihuana para los dolores y también remojaba marihuana en alcohol y con esto me daba friegas en las extremidades y esto lo usé por 2 años. Para los dolores de estomago que ocasiona la quimio, pelaba papas crudas y las remojaba en agua y con el almidón que suelta la papá, la revolvía con jugo de naranja o zanahoria y lo tomaba y no sufrí de los dolores, tomaba éste jugo 3 días antes de que me dieran la quimio.

“Recomiendo a todas las mujeres que, como prevención, no dejen de revisarse ni de acudir al médico; que no tengan miedo de preguntar y que se anticipen a cualquier cosa. La misma tarde cuando sentí la bolita, corrí a hacerme la mamografía. Hay que hacer las cosas rápido, ganarle al tiempo”.

“A quienes están pasando por un cáncer de mama, quiero decirles algo muy importante y que me sirvió: hablar con una superviviente. Me dio muchísimas recomendaciones y, gracia a D-s, tuve el apoyo incondicional de toda mi familia. Ojalá y todos tengan el mismo apoyo”.

Elena, hermana de Bathya, comentó: “Mi reacción, cuando me enteré que el resultado de la biopsia era maligno, fue de mucho enojo. Estaba muy consternada, no entendía lo que estaba pasando, aún cuando lo habíamos sufrido con mi mamá. Salí corriendo de mi casa para ir a verla, angustiada a cerca de lo que iba a pasar.

Cuando fue al oncólogo, la acompañé. La primera vez que le di el té de marihuana, no lo quería tomar, me decía “es droga”. La obligué a tomarlo porque estaba con dolores espantosos.

Ojalá la gente que desgraciadamente pase por un evento como éste tenga el apoyo de una persona tan positiva como es y ha sido Bathya todo el tiempo.

Hacía bromas sobre lo que estaba pasando: Cuando le comenzó a crecer el pelo y lo tenía muy cortito, entró con su peinadora y le pidió que le cortara el pelo, pero “poquito”, lo cual causó hilaridad. Llegó mi nieto a verla y Bathya le dijo “vienes muy greñudo y no tengo mi peine para que te peines”.

Esta actitud positiva es la que marca a la gente para salir adelante, una actitud que me provocaba admiración; ojalá la gente tenga ésta actitud”.

Fey Menasse fue diagnosticada a los 54 años: “Siempre me he cuidado, nunca fuí una persona “dejada”. Una vez al año, iba yo con mi médico general y también con mi ginecólogo. No me hacía la revisión mensual, pero sí todos mis análisis, mamografía etc”.

Saber mi mal fue muy difícil: de cierta manera se te abre el piso y te vas para abajo. Sientes: aquí ya se acabo todo. Luego lo vas asimilando y comienzas a decir, “yo quiero vivir, yo quiero salir adelante”, pero te lleva un poquito de tiempo.

El pronóstico dentro de todo no fue tan malo, pero sí fue un tratamiento largo: 8 quimioterapias y 25 radioterapias. Estaba yo muy enojada, siempre en enero iba con mi doctor general pero fue a mí que se me ocurrió hacerme un perfil hormonal. Revisó todos mis análisis y me dijo que todo estaba bien. En mayo, soñé con mi ginecólogo, el Dr. Gutiérrez Najar, que me decía “hace mucho que no te veo”. En la mañana, hice la cita para mi mamografía y también con el médico y le llevé los análisis que me habían hecho: ya se veía que algo estaba mal, los estrógenos estaban muy altos y el siguiente lunes me operaron, una mastografía radical.

Te marca primero y te das cuenta que gracias a D-s estás viviendo. Te das cuenta que no te dijeron, no hay nada que hacer: dentro de todo hay una solución. Te das cuenta que hay muchas cosas en la vida de las que no vale la pena preocuparse y muchas cosas que son muy bonitas. Te das cuenta de toda la gente que está a tu alrededor. Te das cuenta de la unión familiar que tienes y que de cierta manera tú la creaste, porqué tu creaste esos hijos que están a tu alrededor. Amigos que hacía años que no veías, de repente te llaman y te surgen nuevos amigos.

El apoyo de la gente es muy importante. Me agarré de todo lo alternativo, haces todo para salir adelante.

Yo siento que lo que me ayudó mucho fue mi fe en D-s, mi religiosidad; me agarre mucho de eso, le pedí mucho a D-s y le pido hasta el día de hoy, que me levanto, que me de vida y que me de salud. Leí muchos Tehilim (Salmos). Más que nada, tu actitud ante la vida. Tomé un curso de control mental y eso también me ayudó mucho. Tengo un amigo que venía a mi casa todos los días y me ayudaba a la relajación porque dentro de todo tu mente controla tu cuerpo y si tú dices me voy a morir, te vas a morir; si dices voy a vivir, vas a vivir. Claro que D-s tiene la primera palabra, pero hay que echarle muchas ganas, agarrarte de lo que sea- no te puedes deprimir”.

Jessica, hija de Fey:” Al recibir la noticia, lo primero que me vino a la mente, fueron mis hijos, la presencia de mi mamá en la vida de ellos. yo crecí sin mi bobe mi abuelita. Creo que fue un poco egoísta, pero para mí era muy importante que estuviera en su vida.

Como persona cercana, hay que apoyar, acompañar y respetar su espacio, porque a veces las acosamos y otras pretendemos algo que no quieren; acompañarlos en todo momento y hacer lo que nos piden. En cuanto a mí, era la preocupación de ¿qué va a pasar?, es una enfermedad que tiene secuelas. Para todos fue algo nuevo y difícil, pero, poco a poco, superamos la prueba. Mi estrategia fue: paciencia, día a día y pensar positivamente. El tipo de cáncer fue curable. Parecia un año eterno- pero pasó.

Miriam Weissberg: A mí me diagnosticaron a los 64 años; el médico que me trató sostenía que sólo hay que hacerse la mamografía cada 2 años.

Una amiga que vive en provincia vino a México a hacerse la mamografía, y yo pensé: ya que la voy a acompañar, me la hago también: ahí estaba el tumor.

Mi primera reacción fue no puede ser, porque yo crecí pensando que las personas que tienen cáncer son personas deprimidas, resentidas con la vida, enojadas- esto no va para nada conmigo, siempre he sido una persona positiva, alegre y llena de vida.

Cuando mi ginecólogo me dio los nombres de cirujanos oncólogos, dije “a lo mejor”. El estudio salió positivo y ahí me dije D-s te está mandando un mensaje, no te creas tanto, ubícate.

Afortunadamente el cirujano oncólogo, al hacerme la biopsia, quitó un diámetro mucho mayor de lo que era el tumor. Cuando me dieron el resultado canceroso y me dio las opciones de quitarme el ganglio centinela o la mastectomía radical, yo decidí por la mastectomía radical. Siete días después, me llamó el doctor para decirme que no había quedado ni una célula cancerosa, y que no necesitaba quimio ni radiaciones. Sigo yendo cada 4 meses a revisarme y hacer mis análisis y si todo sigue bien, en 2 meses ya estoy remisa.

Mi actitud, en principio fue de mucho miedo, tengo muchas amigas que estaban preocupadas y me dediqué a tranquilizarlas. Mucha gente dice ¿por qué a mí? Y yo digo ¿por qué no? De qué privilegios gozas en la vida, de que te toca te toca. Para mí todo en la vida han sido experiencias positivas, ahora a mis casi 70 años soy una persona plena, feliz, inquieta y cotorra”.

Deborah Fridman: Me diagnosticaron el cáncer de mama a los 50 años. Yo me revisaba cada 6 meses y 3 meses después de mí última revisión, sentí una bolita en el pecho y desgraciadamente era cáncer.

Mi primera reacción fue “No quiero morir”. El cáncer significa muerte; después de muchos años he entendido que hay muchas cosas en la vida para seguir adelante.

No he acabado el tratamiento; llevo muchos años en esto, no sé cuánto tiempo falte, pero el tiempo que tome, si va para buen camino, lo voy a hacer. Creo que es importante seguir adelante.

Mi actitud ha sido positiva; gracias a D-s me he agarrado del lado positivo y no del negativo, es un poco desesperante, es una enfermedad que hunde a toda una familia, ya que tanto la pareja como los hijos, todos se involucran de una manera muy fuerte y están ligados unos a los otros.

Una de las experiencias más desagradables de esta enfermedad es cuando se te cae el pelo: creo que es la parte más difícil de manejar, porque tú te ves al espejo y te encuentras con que alguien que no es realmente tú- una persona sin pelo no es la misma. Creo que lo más difícil es tener que usar pañoletas o peluca para salir a la calle.

Yo recomendaría a todas quienes están pasando por esta enfermedad que tengan mucha fe en D-s, que hagan paz Shalom con ellas mismas. No es algo que tú buscaste, no es algo que deseas tener.

Hay que jalarlo del lado, ser positivo, decir Sí, tengo cáncer, el cáncer se volvió parte de mi familia, bueno entonces hay que salir adelante con él con una sonrisa, ser amable con la enfermedad. Les recomiendo a todas que se rodeen de personas positivas que nos alienten a seguir adelante y alejarnos de las personas negativas.

Es por ello que existe la costumbre de no ir a los hospitales, no ir al panteón, ni ir a shives. Porque son vibras negativas y lo que necesitamos son vibras positivas, que nos alienten a seguir adelante

Quiero agradecer a mi familia porque sin ellos, sin el apoyo que tuve de mi esposo, de mis hijos, nuera, yerno y nietos,hoy no podría estar como estoy.