EXCELSIOR

26 de octubre 2012.- El Gobierno británico se opuso a la celebración del proceso de Nuremberg contra los líderes del régimen nazi al entender que debían ser ejecutados por crímenes de guerra sin ser juzgados antes, según unos documentos que han sido desclasificados hoy.

Estos documentos, a los que ha tenido acceso el periódico “The Guardian”, corresponden al diario personal de Guy Liddell, exjefe de contraespionaje del MI5, en el que se revela que el Ejecutivo británico liderado por Winston Churchill mostró recelos sobre ese proceso judicial al terminar la II Guerra Mundial.

“Un comité debería llegar a la conclusión de que ciertas personas deberían ser liquidadas y otras encarceladas. Esto debería llevarse al Parlamento y la autoridad debería encargar a un cuerpo militar encontrar a estos hombres e infringirles su castigo. Sería más claro y no desacreditaría la ley”, reza el texto.

Según apunta Liddell, Winston Churchill defendió este argumento en la conferencia de Yalta en 1945 con el presidente estadounidense, Franklin D. Roosevelt, y el líder ruso Yosif Stalin, aunque ambos desaprobaron su idea.

“Roosevelt dijo que los americanos querían un juicio. Stalin también lo apoyó al entender que a los rusos les gustaban los juicios públicos con fines propagandísticos”, añade el exdirigente de los servicios de inteligencia británicos en una entrada del 21 de junio de 1945.

A pesar del recelo de algunos altos cargos del Gobierno británico, Londres terminó aceptando la celebración de los juicios de Nuremberg, en los que entre noviembre de 1945 y octubre de 1946 fue procesada la cúpula del Tercer Reich.

En mitad de este proceso, en julio de 1946, Liddell acudió al tribunal que se estaba celebrando en la ciudad alemana contra los líderes nazi y apuntó en su diario que “uno no puede dejar de sentir que se está creando un precedente peligroso”.