REBECA CIMET PARA ENLACE JUDÍO
El jueves 18 de Octubre, el Sr. Peter Katz, recibió del gobierno austriaco la Insignia de Honor de Oro al Mérito de la República de Austria.
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Conocí al Sr Peter Katz hace aproximadamente 12 años. Forma parte de un grupo maravilloso que se creó en ese año en el Centro Deportivo Israelita: Polémica y Café.
Mi padre, disfrutó mucho de esos encuentros semanales con señores de la tercera edad, que como él, buscaban un pasatiempo ahora que lo que les sobraba era justamente el tiempo, que antes nunca tuvieron.
Entre los amigos que fue cultivando estaba el Sr. Katz al que mi padre respetaba profundamente. Así, cuando empecé a dar un curso sobre Holocausto, el Sr. Peter fue uno de mis invitados especiales, quería que mis alumnas tuvieran la oportunidad de escuchar testimonios directamente desde la experiencia. A partir de esa primera ocasión en el Instituto de Cultura Superior, invité al Sr Peter en varias ocasiones y siempre dejó una huella imborrable en cada una de mis alumnas.
Su testimonio siempre fue incluyente, transparente, humano. Nunca entintado ni por el resentimiento ni por la venganza. Lo que vivió fue una parte violenta y devastadora de la historia de la cual él pudo salir adelante, guardando las memorias que a veces podía revisar y a veces tenía que posponer, pero que al final lo marcaron de por vida.
Cada vez que lográbamos platicar fuera de los ámbitos educativos el me hacía hincapié en la importancia de transmitir los testimonios fuera de la comunidad. Para él era indispensable esa transmisión hacia afuera, en las comunidades católica, básicamente de gentiles.
Seguramente ese interés venía de mucho tiempo atrás, y fue lo que lo empujó a invitar al Embajador de Austria en su presentación del libro “Premios Nobel Judíos”.
No sé si ya había iniciado relaciones con la embajada desde mucho antes, pero a mí me impactó mucho estar en esa presentación en particular, ya que las presentadoras, como era esperarse, hablaron claramente de la importancia de un libro como este para recalcar la destacada representación de los judíos por tantas generaciones en Europa, descontando con esto los argumentos de los entonces partidarios nazis que insistían en que los judíos no merecíamos vivir pues no contribuíamos en nada a la cultura alemana y en general a la europea.
Tengo muy claro lo que pensé en ese momento: “Aquí está el embajador de Austria, un hombre de aproximadamente 60 años. ¿Qué estará pasando por su cabeza? ¿Hará algún comentario en algún momento?”
El momento llegó y él tomó la palabra. Mi corazón empezó a latir muy fuerte, este hombre había nacido en Austria justo después de la guerra, no había sido parte de nada, pero era hijo de una generación básicamente fascista que en ningún momento se negó a colaborar y que se mantuvo en esa línea por muchos años después.
Sus palabras fueron claras y precisas: “Lo sucedido en esos años fue vergonzoso y pido una disculpa por mi país”….
Yo no podía creer lo que estaba escuchando, si alguien diez años atrás me hubiera dicho que el embajador de Austria en el 2011, en una presentación de un libro escrito por un sobreviviente judío en las instalaciones de Bet El, se iba a disculpar por lo que los austriacos le hicieron al pueblo judío en el Holocausto, habría contestado que eso era imposible. Pero pasó, yo lo escuché.
Unos meses después el Sr. Peter Katz recibió una medalla de manos del mismo embajador.
Lo acompañamos amigos y familiares. De nuevo habló el embajador, poniendo en claro lo terrible de los crímenes cometidos, recalcando la enorme pérdida humana, cultural, espiritual que estos crímenes implicaron para Austria y para toda Europa.
Fue un momento muy especial cuando el embajador le estaba poniendo la medalla al Sr Katz en la solapa, uno de sus asesores corrió a abrir una botella de champagne, y yo pensé…Lejaim!
Celebro al Sr Peter Katz y a todos los sobrevivientes que como él han hecho una labor de testimonio no solo dentro de nuestra comunidad sino fuera, con el reto que esto significa
Felicidades Sr. Peter y gracias.
Conoce más acerca de la condecoración otorgada a Peter Katz por el Gobierno de Austria:
