RICARDO RUIZ DE LA SERNA/EL IMPARCIAL.ES

En estos días se conmemora la Noche de los Cristales Rotos. La noche del 9 al 10 de noviembre, las casas y propiedades de los judíos de Alemania fueron asaltadas. A algunos los mataron, a otros los hirieron, a muchos los aterrorizaron. Europa contempló, entonces, el horror del III Reich sin reaccionar con contundencia. De nuevo, en Europa, echamos de menos una respuesta firme a la aparición de los nazis en escena.

La situación en Grecia empeora mes a mes. Cada vez son más los griegos que necesitan acudir a la caridad para alimentarse y la desesperación cunde entre los jóvenes. A juicio de la canciller Angela Merkel, Grecia está en el buen camino pero el deterioro de las condiciones de vida y la fractura social son cada vez más evidentes. La extrema derecha sube en las encuestas, que revelan un dato preocupante: si hoy hubiese elecciones, Amanecer Dorado sería el tercer partido de Grecia. En las sedes de Amanecer Dorado se vende literatura revisionista y se distribuye propaganda nazi. Los militantes del partido incitan al odio contra los inmigrantes so pretexto de actividades educativas y de caridad. Se definen como nacionalistas griegos porque llamarse “nazis” es imprudente todavía. Amanecer dorado ha propuesto minar las fronteras para impedir la inmigración ilegal.

Amanecer Dorado es ahora uno de los modelo para las formaciones de extrema derecha que desde España hasta los países escandinavos aspiran a alcanzar representación parlamentaria para dinamitar el sistema desde dentro. A diferencia del Frente Nacional francés, que ha moderado su imagen gracias a Marine Le Pen, Amanecer Dorado no esconde ni el discurso racista ni la opción por la violencia. Los extranjeros, los emigrantes, los anarquistas, los socialistas, los liberales y, en general, todos los demás son, a sus ojos, los responsables de la ruina de Grecia. En realidad, ni siquiera queda ahí el discurso. El problema último de Grecia y de Europa, sería la democracia.

Como otros movimientos antidemocráticos y totalitarios, Amanecer Dorado explota el descontento social y la precariedad. Ayudan a los desempleados, dan asesoría jurídica gratuita, reparten comida… Sólo a los griegos, naturalmente. Allí donde la Policía no funciona, son ellos quienes imponen el “orden”, es decir, quienes reparten por igual la amenaza, la paliza y los estragos. Las agresiones a extranjeros se han disparado en el último año mientras las bandas presuntamente vinculadas a Amanecer Dorado “limpian” (el verbo es aterrador en este contexto) barrios de Atenas.

Sin duda, Angela Merkel se refería a las reformas económicas que se están acometiendo en Grecia. Sin embargo, no pueden soslayarse las consecuencias sociales de las medidas económicas adoptadas. La desesperación de la clase media y el empobrecimiento generalizado son, ahora, el caldo de cultivo de Amanecer Dorado. Queriendo salvar la economía, corremos el riesgo de abrir paso a quienes quieren acabar con el sistema desde dentro. He aquí la tragedia de Europa: las políticas económicas corren el riesgo de provocar una fractura social quizás irreparable. Desde Escandinavia hasta Grecia, Desde España hasta las fronteras de la Federación Rusa y más allá, por todo nuestro continente, la sombra del nazismo —revestida de diversas formas- está reapareciendo. Si las democracias no se afirman y se defienden frente a este avance, los radicales utilizarán sus instituciones para socavarlas desde dentro.

Ojalá cuando Europa reaccione no sea demasiado tarde.