CON INFORMACION DE EL PAÍS

Irán ha terminado de instalar las 2.784 centrifugadoras previstas en la planta nuclear de Fordow, un bunker bajo una montaña a un centenar de kilómetros de Teherán, con lo que a partir de ahora puede aumentar su producción uranio enriquecido. Así lo afirma el informe trimestral que el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) entregó ayer [ha entregado esta tarde para la web] a los países miembros, y que difundió la agencia Reuters. Casi un tercio de esos aparatos se han montado desde el pasado agosto, un gesto que confirma el empeño nuclear iraní a pesar del daño que le están causando las sanciones internacionales y agranda los recelos occidentales sobre sus intenciones.

De momento, solo 700 de esas centrifugadoras están activas, aunque según el informe su número podría doblarse muy pronto, incrementando la capacidad de la planta de Natanz, donde ya hay 7.000 máquinas en marcha. La misión de esos aparatos es enriquecer uranio, algo que a niveles del 5% sirve para producir combustible para las centrales nucleares, pero si alcanza el 90% se convierte en material fisible para una bomba atómica. A pesar de media docena de resoluciones de la ONU pidiéndole que interrumpa sus actividades nucleares hasta que deje clara su naturaleza civil, Irán insiste en que el Tratado de No Proliferación (TNP), del que es signatario, le da derecho a enriquecer y se niega a aceptar la suspensión.