*LIOR HAIAT/LA RAZÓN.ES

El 29 de noviembre de 1947 la Asamblea General de la ONU aprobó la resolución 181, que repartía el territorio del mandato británico entre un Estado judío y un Estado árabe. Mientras que los judíos la aceptaron, y por esto existe el Estado de Israel, los líderes árabes la rechazaron, y por esto existe el conflicto árabe-israelí. En 1977, la misma Asamblea fijó esta fecha como el día de solidaridad con el pueblo palestino, transformando así el aniversario del mayor error que han cometido sus líderes en una fecha para celebrar.

Mañana, al cumplirse 65 años, parece que el mismo foro adoptará una nueva resolución que lamentablemente no nos va a ayudar a llegar a una solución del conflicto al aceptar a Palestina como país no miembro de la ONU. Israel no se opone a que sea parte de la ONU o de cualquier otro foro internacional. Al revés. Seremos los primeros en reconocer a Palestina y promover su participación, siempre y cuando el establecimiento del Estado palestino sea el resultado de un acuerdo de paz.

La iniciativa palestina para ingresar como Estado no miembro supone una clara violación de los acuerdos ya firmados entre Israel y los palestinos y de varias resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. Todos estos textos mencionan que la solución de los temas del «estatus final» sólo se puede conseguir a través de la negociación directa entre las partes. Esta decisión palestina de ignorar los acuerdos firmados puede ser interpretada como abandono total de dichos acuerdos. Quien trata de justificar esta iniciativa como una manera de facilitar las negociaciones está muy equivocado. Al hacer caso omiso de los acuerdos, los palestinos generan desconfianza como interlocutores, lo cual no supone ningún estímulo para volver a negociar. Además, quienes hayan seguido de cerca la política palestina de los últimos años habrán visto que Abu Mazen no ha tenido ningún interés en negociar con Israel a pesar de las muchas oportunidades que ha tenido. Con la nueva resolución, se corre el peligro de minimizar aún más las posibilidades de negociar y, por lo tanto, de llegar a una paz acordada en un futuro cercano. Los que luchamos por la paz habremos de esforzarnos para superar el nuevo obstáculo que significa esta resolución que, si bien no cambiará la realidad sobre el terreno, nos alejará de la paz.

*Consejero portavoz de la Embajada de Israel en España.