RABINO YERAHMIEL BARYLKA EN EXCLUSIVA DESDE ISRAELPARA ENLACE JUDÍO

Recordemos que el área E1 fue incorporado a la ciudad de Ma’ale Adumim en 1994, bajo el gobierno de Itzjak Rabin. Tras él, todos los primeros ministros, incluyendo al actual presidente de Israel Shimon Peres y Ehud Olmert (cuando ejercía ese cargo) apoyaron la construcción de viviendas en ese sector.

La mayor parte de la superficie de lo que se llama E1, donde se planea construir el barrio “Mevaseret Adumim”, es despoblada. Residen allí beduinos de la familia Jahalim, que antes de 1950 estaban situados en Tel Arad, en el Neguev y que declaran que desean seguir manteniendo su tradición de tribus nómadas por lo que se niegan a ser asentados en una zona fija.
Los límites de E1, son la Guiva Tzorfatit en Jerusalén, Adu Dis, Kedar, Maale Adumim y Almon. Los palestinos, como es sabido, se oponen a la construcción en Maale Adumim, en Kedar, en Almon, al igual que en Pisgat Zeev, la Haguiva Hatzorfatit (la Colina Francesa o Givat Shapira) y Guiló, por considerarlos territorios ocupados que les pertenecen. Se trata de una zona montañosa agreste con algunos camellos, gacelas y unos árboles que se encuentra entre Jerusalén y Maale Adumim, ciudad que cuenta con una población que supera los 40.000 habitantes.

Se oponen a la construcción de las 3000 viviendas todos quienes, árabes o israelíes, niegan el derecho de Israel de construir en el oriente de Jerusalén y en el resto de los territorios que se encuentran tras la Línea Verde.

Muchos pueden preguntarse si el anuncio del gobierno de Israel después de la aceptación de Palestina en las Naciones Unidas como observador-no miembro, fue oportuno y si esta vez se llevará a la práctica, pero, es preciso que todos conozcan los argumentos a favor y en contra de la construcción de viviendas.

Quienes ven en la construcción un imperativo de la seguridad israelí, dicen que es imposible tener Maale Adumim conectado por un solo camino a Jerusalén, porque esa vía puede ser bloqueada muy fácilmente. Ante esa posibilidad, la comunicación entre las dos ciudades, y de ellas al valle del Jordán sería interrumpida y las ciudades quedarían sitiadas. Contar con un corredor de población judía desde Maale Adumim a la capital, evitaría la división de Jerusalén y aseguraría la única ruta segura a través de la cual Israel puede movilizar tropas desde la costa hasta el valle del Jordán en caso que ello fuera necesario. Por otro lado, los que apoyan la construcción, alegan que crear inmediación demográfica entre los palestinos de Samaria y la parte oriental de Jerusalén facilitaría la división de la ciudad capital de Israel, tal como estaba antes de la Guerra de los Seis Días.

Los que se oponen a la presencia judía en la zona E1 expresan su preocupación por la contigüidad palestina y por la libertad de movimiento y circulación entre las distintas ciudades pobladas por palestinos, tal como ahora sucede entre el territorio palestino de la Franja de Gaza con Judea y Samaria. Las zonas están unidas por carreteras en territorio israelí entre ellas y otras ciudades con población palestina. En un futuro gozarán de súper carreteras elevadas que compartirán o no, tanto palestinos como israelíes. También argumentan que pese a la declaración de la Asamblea General de las Naciones Unidas reconociendo a Palestina como estado no miembro, esas 3000 viviendas impedirían la constitución del futuro Estado Palestino, porque separaría las poblaciones árabes.

Por otro lado, hay expertos que afirman que Israel ya no necesita del Valle del Jordán como un escudo y un colchón contra las agresiones que pudieran provenir del este. Argumentan que el tratado de paz con Jordania hace que la peligrosa amenaza a la proximidad del frente oriental de los centros de población de Israel y la infraestructura económica, son una cosa del pasado. Hoy –alegan- se podría prescindir militarmente del Valle del Jordán. Este punto de vista ignora el potencial de la agitación política en el Oriente Medio, cuando los islamistas radicales, acrecientan sus presiones sobre el régimen hachemita, que bien podría convertirse en muy poco tiempo en un estado abiertamente opuesto a la existencia de Israel. El resurgimiento del frente oriental como una amenaza creíble a la seguridad de Israel no es un escenario inverosímil si vemos lo que sucede hoy mismo en Siria y en Egipto.

De todas maneras no hay ninguna seguridad que Biniamin Netanyahu inicie la construcción antes de las elecciones, y aún si las ganara, lo haga después. En su gobierno no dio señales de desear hacerlo. Ello permite deducir que su anuncio se debió únicamente para mostrar a los palestinos que intentará negociar desde una mejor posición, sin percibir que provocaría un coro de condenas, particularmente de los países europeos, cada vez más preocupados por la población islámica que influye en sus propias elecciones internas.
La Unión Europea ya había presentado en diciembre de 2011una protesta formal ante el Ministerio de Relaciones Exteriores israelí por la posible evacuación de beduinos y el derribo de casas de palestinos en la zona E1, y los Estados Unidos se han opuesto sistemáticamente a la construcción de viviendas para judíos en Judea y Samaria.

Por el momento estamos discutiendo las repercusiones de una declaración gubernamental que no va acompañada por acciones concretas.

¿Qué sucederá con E1?, la única respuesta que se puede dar sin temor de equivocarnos, suena muy bien en hebreo “nijié veniré” que traduzco como “si vivimos (lo suficiente) lo sabremos.