EXCELSIOR

El portavoz de El Vaticano, Federico Lombardi, respondió hoy con ironía a las bromas, insultos y expectativa que ha generado el ingreso del papa Benedicto XVI a la red social Twitter.

Emulando a los relatos bíblicos, el sacerdote jesuita creó una parábola sobre un “nuevo tuitero” que salió al “continente digital” mientras algunos de sus habitantes dijeron: “¿Qué hace aquí este intruso? ¡En este campo sólo nosotros sabemos qué cosa y como se necesita tuitear!”.

“Y lo tomaron para la broma y le dieron la espalda”, agregó en el relato, en el cual destacó que otros habitantes exclamaron que la llegada del Papa al sitio era “interesante y divertida”, preguntándose si tendrá más seguidores que actores o futbolistas.

Estas personas iniciaron sus consideraciones sobre los números pero no pensaron en lo que decían los tuits y después de un poco se desinteresaron, dijo Lombardi en una editorial difundida por la Radio Vaticana.

“Otros dijeron: Bien. Existe alguien que se preocupa de decirnos cosas que considera importantes para cada uno de nosotros. Estaremos atentos para ver y escuchar, y estaremos contentos de retuitear a nuestros amigos en búsqueda como nosotros”, sostuvo.

“Y los tuits trajeron frutos y se multiplicaron por treinta, por sesenta, por cien. Quien tiene orejas para entender, que entienda”, estableció.

Con esas líneas el vocero papal resumió la reacción de la comunidad tuitera al lanzamiento de la cuenta oficial de Benedicto XVI en ocho idiomas distintos: inglés, español, italiano, alemán, polaco, portugués, francés y árabe.

A menos de una semana del anuncio de esos perfiles, el obispo de Roma cosechó unos 840 mil 249 seguidores, de los cuales 571 mil 424 en la cuenta inglesa, 128 mil 925 en la española, 75 mil 743 en la italiana, 21 mil 307 en la portuguesa y 15 mil 778 en la alemana.

Pero su presencia en la red social provocó respuestas extremas: mientras el crecimiento en el número de “followers” ha sido vertiginoso, también se han multiplicado las preguntas incómodas sobre temas delicados, las bromas e incluso los insultos.

“Un tuit no trae la vida por sí sólo y automáticamente. No por nada puede encontrar de hecho una acogida entusiasta, pero también un rechazo. La semilla cae en un terreno rocoso o en medio de la cizaña de los prejuicios negativos y sofoca, pero si cae en un terreno bueno y disponible, así genera fruto y se multiplica”, replicó Lombardi.

“Naturalmente el mundo no se salvará a golpe de tuits, pero entre los mil millones de bautizados católicos y entre los 7 mil millones del mundo, algunos millones de personas podrán sentir también al Papa más cercano”, apuntó.