Elba-Chavez-Benedicto

ENRIQUE RIVERA PARA ENLACE JUDÍO

Las tres noticias que han acaparado la atención de los medios nacionales e internacionales han sido: la detención de la Profesora Elba Esther Gordillo, el fallecimiento del Presidente Hugo Chávez y la renuncia del Papa Benedicto XVI, situación inédita en siglos.

Desde mi punto de vista hay un elemento que llama la atención en los dos primeros actores. Tanto Gordillo como Chávez exhibían una impunidad, una actitud sobrada, como si el mundo les debiera algo. Lo cierto es que mientras más alto se vuela y se pierde el contacto con el piso-realidad, la caída puede ser de pronóstico reservado.

El riesgo, además, de creerse indispensable e intocable, aumenta el dolor en la caída. De acuerdo a muchos analistas políticos, Elba Esther Gordillo tenía buenas razones para creer que nada perturbaría su vida de lujos, canonjías, influyentismo y fuero. Lo había conseguido prácticamente todo y el último premio había sido espectacular la autorización de un partido político para su familia.

Chávez, por su parte, hizo y deshizo a su antojo en Venezuela, gracias a su carisma y su política populista que se granjeó la simpatía de millones. Chávez logró hacerse y asirse del poder, limitó a la oposición y se encumbró (o tal vez, se auto-encumbró), como una figura prominente en la región latinoamericana, con lazos hasta Irán. Al final de cuentas, como todo ser humano, resultó que no era un superman ni un semidios. Cumplió su destino como todo ser humano: morir, sin importar cuanto poder haya acumulado en su –al final de cuentas- efímera vida.

En cuanto a Benedicto XVI, o sea Yosef Ratzinger, la broma que ha cundido es una pregunta: “Cómo son los desayunos en el Vaticano”, “Sin Papa”, es la respuesta. Su renuncia, que no la primera de la historia pero sí la más reciente en siglos, plantea muchas dudas sobre las políticas de la Iglesia, especialmente en temas de pederastia.

Mientras tanto, el mundo sigue girando y la vida no es estática, sino dinámica. Pronto veremos nuevos actores en el teatro de la vida.