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09 de diciembre 2012.-Dieciséis días después de promulgarlo y desatar la tormenta, el presidente egipcio Mohamed Mursi ha anulado el decretazo que le situaba por encima de la ley y lo ha reemplazado por otra nueva declaración. Este es el resultado del encuentro por la reconciliación nacional mantenido este sábado en palacio, donde no se contó con la presencia de la verdadera oposición al ‘rais’, que redobla las llamadas a la movilización callejera. Ajeno al clamor, Mursi no aplaza el polémico referéndum del 15 de diciembre.

“El presidente estuvo durante toda la reunión y dijo que estaba de acuerdo y que se compromete a respetar las decisiones”, apuntó el islamista Mohamed Selim al Awa, presidente de la comisión que propuso la suspensión del decreto. La nueva declaración constitucional establece que si el “no” vence en el plebiscito popular otra Asamblea Constituyente será elegida por votación directa en el plazo de tres meses y tendrá otros seis para completar la redacción de la Carta Magna.

Según Al Awa, es “es legalmente imposible” aplazar la consulta constitucional. La declaración constitucional diseñada por los militares y votada en referéndum en marzo de 2011 precisa que la consulta debe celebrarse en los 15 días siguientes a la fecha en la que el presidente reciba el borrador de la Asamblea Constituyente. “Si el pueblo vota sí, el país comenzará el proceso de construcción de las instituciones para lograr la estabilidad”, agregó.

El decreto ya no incluye la cláusula que situaba las resoluciones del presidente por encima de la ley pero mantiene en las decisiones de reemplazar al fiscal general y reabrir investigaciones y procesos judiciales a los implicados en la muerte de manifestantes durante la revolución del 25 de enero y de la posterior transición. Y, además, la declaración vuelve a blindarse judicialmente ante los tribunales.

Estas modificaciones son resultado de un comité integrado por seis personas y no parecen suficientes para una oposición que pide la anulación del referéndum y la formación de una nueva Asamblea Constituyente. La presidencia reiteró su propuesta de revisar con la oposición los artículos polémicos de la Carta Magna una vez sea aprobada.

Los islamistas, ni un paso atrás

Mursi está entre la espada de sus colegas islamistas y la pared de los opositores laicos y cristianos. Este sábado la Coalición Islamista –integrada por la Hermandad y los salafistas- ha rechazado cualquier retraso en la celebración del plebiscito constitucional y ha denunciado “los intentos de derrocar al presidente elegido democráticamente y al Gobierno legítimo” como hiciera horas antes el guía supremo de la Hermandad, Mohamed Badía.

“No dejaremos que la revolución sea robada de nuevo”, ha indicado el ‘número dos’ y factótum de la Hermandad, Jairat el Shater, en la rueda de prensa de la Coalición. El conglomerado islamista insiste en que la consulta debe efectúarse “sin modificación ni retraso” porque la consulta popular es “un paso en el camino hacia la estabilidad y la construcción de las instituciones del Estado”.

La oposición y la huelga general

En el bando contrario, el Frente de Salvación Nacional -integrado por una heterogénea amalgama de pequeños partidos izquierdistas y liberales- rehusó participar en el encuentro de Mursi. Y barrunta la posibilidad de convocar a una huelga general. “Llamamos a la juventud egipcia a celebrar manifestaciones y acampadas pacíficas en todas las plazas de Egipto hasta que nuestras demandas sean escuchadas”, pide un comunicado hecho público este sábado.

El bloque que lidera el premio Nobel de la Paz Mohamed el Baradei mantiene tres cláusulas para sentarse a dialogar: retirada del decreto presidencial; anulación del referéndum constitucional y formación de una nueva Asamblea Constituyente verdaderamente representativa. La primera de ellas ya ha se ha cumplido, en la segunda, por el contrario, Mursi se ratifica.

‘Diálogo nacional’

Mursi no daba su brazo a torcer y su opción fue celebrar un espejismo de “diálogo nacional” con 40 figuras, casi todas ellas del espectro islamista, como el presidente del partido salafista Al Nur Emad Abdel Gafur o representantes del partido islamista moderado Al Wasat. Una de las pocas notas discordantes la puso el fundador del partido Gad, Ayman Nur, quien se enfrentó a Mubarak en las elecciones presidencial de 2005. Su figura, sin embargo, ha dejado de ser representativa.

El Ejército pide diálogo

En medio del impasse, el Ejército ha roto este sábado dos semanas de mutismo. En un comunicado, ha advertido que sin diálogo entre las fuerzas políticas el país se desliza “por un oscuro camino que conduce al desastre”. “Y eso no lo vamos a permitir”, ha apostillado. Sin embargo, la nota también llama a respetar “la legitimidad y las reglas democráticas” y coincide con la información publicada en el diario estatal ‘Al Ahram’ en la que se adelante que Mursi prepara un decreto para entregar al ejército la misión de mantener junto a la policía la seguridad y proteger las instituciones vitales del Estado.

Por su parte, el líder espiritual de la Hermandad Mohamed Badía ha vuelto a reiterar este sábado que “lo que actualmente hay en Egipto no es una oposición”. Y que –como sostienen machaconamente las televisiones islamistas- se trata de una banda “criminal” que ha matado a varios militantes de la agrupación y ha incendiado 28 sedes en todo el país. No obstante, el guía dijo querer cooperar con los activistas, como sucedió hace casi dos años en Tahrir, cuando la plaza se levantó contra tres décadas de Hosni Mubarak.

El referéndum, en zona de sombras

El referéndum constitucional, el otro motivo que incendia la calle, vive en la incertidumbre. La consulta para los egipcios residentes en el extranjero, que debía comenzar este sábado, ha sido aplazada hasta el próximo miércoles. Unos 250 diplomáticos se niegan a supervisar la consulta.

Y la cita interna del 15 de diciembre también se tambalea por la grave división de la judicatura y por la polarización social en un país de 82 millones de habitantes y vasta geografía. A última hora del pasado viernes, el vicepresidente egipcio Mahmud Meki sugirió que Mursi estaría dispuesto a posponer el referéndum si la oposición se comprometía a no presentar demandas ante la justicia.