EL MUNDO /

Los Hermanos Musulmanes han anunciado el triunfo del ‘sí’ en el referéndum constitucional celebrado en Egipto, con un respaldo del 71% de los votantes en la jornada de este sábado, según sus datos no oficiales.

En un comunicado difundido a través de su página web, la cofradía islámica asegura, asimismo, que sumadas las dos jornadas de votación -la primera de ellas celebrada el 15 de diciembre- la victoria del “sí” se cifra en un 64%, frente al 36% del “no”, siempre a la espera de los datos oficiales.

No obstante, la oposición afirma en un comunicado que este resultado en un “fraude”. “Lo cierto es que referéndum ha sido un fraude, plagado de violaciones e irregularidades”, afirma el Frente de Salvación Nacional (FSN), la coalición de la oposición.

El grupo al que perteneció el presidente egipcio, Mohamed Mursi, hasta que llegó al poder informó de que el “sí” se impuso en 16 de las 17 provincias en las que se efectuó el sábado la segunda fase de la consulta.

La única en la que ganó el “no” fue Menufiya (norte), según los Hermanos Musulmanes, cuyos datos apuntan a una victoria holgada del “sí” en el resto de provincias, entre las que se encuentran Giza, que abarca parte de El Cairo, Suez (este) y Luxor.

Por su parte, la televisión egipcia indicó que el “sí” logró un 70,7% de los votos en la segunda ronda, mientras que el diario estatal Al Ahram lo cifró en apuntó un 71,4%, con una participación del 32%.

La primera vuelta se celebró hace una semana en otras diez provincias, entre ellas El Cairo y Alejandría, y en ella ganó el “sí” con casi el 57% de los votos, siempre según los resultados oficiosos.

Durante la segunda jornada del plebiscito, tanto los Hermanos Musulmanes como el Frente de Salvación Nacional (FSN), que agrupa a gran parte de la oposición no islamista, denunciaron haber detectado numerosas irregularidades.

 

División en el Gobierno

Desde su nacimiento, el proyecto de nueva Carta Magna en Egipto ha estado rodeado de polémica y ha provocado una división no sólo social, sino también política.

Para sus detractores, el texto socava las libertades de expresión y credo; ignora la igualdad de género; mantiene los privilegios del estamento castrense o refuerza el papel de la ‘sharia’ (legislación islámica). Además, blinda al presidente del país ante las decisiones del Poder Judicial, algo que ha molestado, incluso, a los propios representantes jurídicos.

También en el ámbito político se han registrado reacciones de calado. Sin ir más lejos, este sábado, horas antes de que se cerraran los colegios electorales, el vicepresidente egipcio Mahmud Meki ha presentado su dimisión. El ya ex ‘número dos’ de Mursi, que en el último mes no ha ocultado sus reservas a la deriva islamista, abandona el barco porque considera que “ha concluido su misión de servicio a la patria”, según la agencia de noticias estatal Mena.

A esta dimisión es posible que haya que sumar la del gobernador del Banco Central egipcio, Farouk al-Oqda.