ROSI OROZCO/ CON INFORMACIÓN DE MILENIO

Esto es un extracto de la colaboración de Rosi Orozco en Milenio del 21 de diciembre

…Hace días recibí por parte de May Samra Cohen,directora de enlacejudio.com, la amable invitación para visitar el Museo de Memoria y Tolerancia, y quien con profundo compromiso nos guió, a madres de niñas desaparecidas y chicas sobrevivientes de la trata de personas. Fue una experiencia impactante (puedes ver la reseña de este evento aquí). Si no lo conoces, es importante que vayas. Conocer y recordar la maldad e intolerancia que se vivió en la Segunda Guerra Mundial es fundamental para comprender que no podemos ser pasivos, y que estamos llamados a actuar ante la protección de los derechos humanos.

El Holocausto no fue un suceso histórico inevitable, fue el resultado de las decisiones de miles de individuos que participaron o que pudiendo hacer algo, no lo hicieron.


En cada testimonio que he escuchado de una víctima rescatada existen tres actores:

El tratante. La persona que la sedujo, haciéndola sentir amada y prometiéndole un futuro que no creía posible. Generalmente les ofrecen trabajo con una paga muy alta o las enamoran y les prometen un matrimonio feliz. Poco después comienzan a forzarlas a prostituirse y la pesadilla inicia.

En el Museo Memoria y Tolerancia entendí que esta maldad es similar a la que había en los soldados nazis o en sus familiares de estos soldados que permitieron la tortura y el asesinato de más de seis millones de personas.

La sociedad indiferente. Recuerdo a una niña que me contaba: Cuando no cumplía con la cuota, él me golpeaba hasta que quedaba llena de sangre en el piso. A veces se ponía celoso y con la plancha amenazaba con quemarme, gritando ‘¿estás caliente? Te voy a dar algo para que estés caliente’. Los vecinos escuchaban los gritos y no hacían nada.

Tal vez tú has escuchado los gritos o tal vez has visto niñas siendo prostituidas en la calle y no has hecho nada. Siempre tengo presente las palabras de Martin Luther King: Nuestra generación no se habrá lamentado tanto de los crímenes perversos, como del estremecedor silencio de los bondadosos. No actuar es una decisión.

Actualmente hay gobernadores que protegen y encubren redes de trata, jueces que liberan a los peores tratantes, empresarios que se enriquecen por este delito y, sobre todo, políticos que aparentan darle importancia al tema, cuando solo buscan crecimiento político.

Personas comprometidas. Cada día somos más los ciudadanos decididos a cambiar esta situación. Hombres y mujeres que luchan para generar conciencia y para que cada vez sea mayor el costo político para quien decida ignorar este delito. Cuando una niña es rescatada y atendida con sensibilidad por parte de los policías o en el Ministerio Público, lo recuerda con eterno agradecimiento.

Felicito al gobernador de Morelos, Graco Ramírez, por el compromiso público que ha hecho para combatir las redes de trata que operan en su entidad. En el Distrito Federal es conocido el compromiso de Miguel Ángel Mancera y sé que el trabajo que inició en la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal lo continuará con más fuerza, y sin duda con la voluntad y acción de su procurador Rodolfo Ríos Garza.

Son también muchos los gobernadores, procuradores, legisladores, empresarios y jueces que de manera comprometida se unen cada día. Autoridades me han dicho No tenemos albergues para las víctimas. Se necesitan más manos y recursos. Necesitamos personas comprometidas en cada estado que estén dispuestas a empezar un albergue y a cuidar de aquellos que han sufrido en las redes de trata. Hay políticos que creen que es mejor no abrir albergues hasta que haya gente experta para atenderlos. Créeme, la atención que tú podrías darle a una de estas niñas será mil veces mejor que la que le da hoy quien las cuida y las explota hasta 60 veces en un día.

Invitamos a los funcionarios del nuevo gobierno, principalmente al presidente Enrique Peña Nieto y a su esposa, Angélica Rivera, a conocer y escuchar a las víctimas. No se puede trabajar contra la trata de personas si no dedicamos tiempo a conocer la realidad de este delito. Las niñas y los niños que han sobrevivido son lo más valioso y tenemos que trabajar siempre por protegerlos y reintegrarlos a la sociedad. Cuando los conoces no puedes ignorar su realidad nunca más y no puedes más que trabajar para que nadie más lo sufra…