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Israel tenía en el año 2006 apenas 13 ‘hedge funds’, o fondos de inversión de alto riesgo. Seis años después, ese número se ha multiplicado por cinco: Israel tiene actualmente más de 60 fondos de esta naturaleza. ¿Por qué? Pues porque a pesar del clima semi-bélico que se respira por temporadas en el país, sus costes operativos son muy baratos. Además, encierra grandes talentos para la industria.

Los expertos comienzan a trazar paralelismos entre Tel Aviv, la ciudad más financiera de Israel, y Singapur. En la plaza asiática apenas había 20 ‘hedge funds’ a comienzos de siglo -en el año 2001-. Ocho años después, en el 2009, el lugar albergaba a más de 320 fondos de alto riesgo que gestionaban, en su conjunto, 48.000 millones de dólares en activos de diverso tipo y condición.

Israel cuenta con dos grandes ventajas y una gran desventaja para convertirse en el nuevo paraíso de los especuladores. Las dos grandes ventajas son unos costes operativos irrisorios en comparación a plazas financieras más tradicionales como Londres, Boston, Zúrich o París, y una generación de élite preparada en las mejores universidades estadounidenses. Israel aloja dentro de sus fronteras el mayor número de doctores universitarios del mundo y, además, buena parte de ellos se dedican a las nuevas tecnologías o a campos como la ingeniería. Mentes valoradas en la industria financiera.

La gran desventaja es que Irán ha prometido borrar a Israel del mapa y para ello se encuentra desarrollando programas de energía nuclear, mientras ambos países mantienen una guerra sucia que de cuando en cuando salta a los titulares en forma de atentado terrorista a este o aquel lado de la frontera. No obstante, los gestores de fondos afincados en Tel Aviv se toman las amenazas a modo de chanza: “Lo que les decimos a los clientes es que, si eso pasa, perderán al gestor de su dinero, no su dinero”, explica Tal Keinan, de KCPS & Company, a la agencia Bloomberg.