ENRIQUE RIVERA PARA ENLACE JUDÍO

La línea entre el morbo y la aceptación, en ciertos tramos, suele ser muy delgada y poco nítida. Hace algunos días me presentaron a Laura, quien fue expresamente invitada a participar en una mesa del 10° Festival Internacional de Cine
Judío. Sin más, comenzamos una entrevista como muchas que he tenido la oportunidad de realizar.

Sin embargo, a los pocos minutos me di cuenta que sería más interesante de lo que yo había previsto. Ella me contó cómo, a los cinco años, comenzó a darse cuenta de que era diferente y de que su identidad sexual como varón iniciaba una transformación.

Laura comentó que en su natal Colombia, a la citada edad, se puso un vestido blanco que tenía su hermana, un sombrero grande de su madre y él se sintió “realizada”, descubrió su verdadera esencia. Y, al mismo tiempo, experimentó la represión de su padre. Desde entonces, ella continuó su marcha hacia el objetivo dictado por su corazón y su ser.

Hoy, ella se asume como una mujer transexual. Comentó a enlacejudio.wpengine.com que ha modificado en parte su fisionomía, aunque no completamente. En Colombia ella, como abogado que es, presta apoyo y atención a quienes enfrentan situaciones parecidas por las cuales ella ha vivido. En esta visita a México también dio un pequeño pasó hacia una reconciliación mayor, puesto que desde hace 17 años ella no había entrado a una sinagoga.

A guisa de comentario final, me gustaría exponer lo siguiente: Nuestros sabios nos enseñan que no podemos criticar hasta no estar en una situación similar a quien criticamos. Yo trato de imaginarme a mí mismo en una situación de esa naturaleza o, Jas veShalom-, uno de mis hijos o parientes cercanos. ¿Qué hacer? ¿Cómo actuar? ¿Rechazar a priori? ¿Negar rotundamente? Me declaró falto de respuestas contundentes, válidas, y mínimamente, posibles de generalizar. Ojalá que Hashem mande a nuestros sabios y líderes comunitarios la jojma para hacer y no para destruir.