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CARLOS ALAZRAKI

Estimado Secretario:

Por primera vez en muchos años estoy muy pero muy preocupado. Y supongo que no soy el único. Es más, me imagino que Ud. también lo está.

Y, la verdad, no entiendo lo que está sucediendo en mi país. Y menos entiendo lo que el gobierno está haciendo para resolver lo que está pasando.

Me explico:

Mi preocupación nació el 1 de diciembre, cuando unas bestias con las caras tapadas cometieron una serie de atrocidades que destrozaron muchos comercios en el Centro de la ciudad de México y que nos dejaron a todos los chilangos sorprendidos y con los pelos de punta.

Me pareció muy normal que hayan agarrado a varios culpables y que hayan soltado a los presuntos inocentes.

Sin embargo, me dio la náusea cuando soltaron a todos esos bárbaros (los presuntos culpables) y que hasta el día de hoy no haya un solo culpable de estos hechos.

¡Ni un solo culpable! ¿Lo puede Ud. creer?

Y obviamente, sin importar el daño que le hayan hecho a los comercios y a los comerciantes honestos que trabajaban como locos para vivir dignamente.

Pero, claro, eso a las autoridades correspondientes… no les importa o no les importaba.

Semanas más tarde y después de esos lamentables hechos, otros “jóvenes estudiantes” se apoderan del CCH y queman parte de la escuela, con la excusa de que no quieren aprender inglés y no sé qué tantas idioteces y que, para el colmo, el rector Narro —dos semanas después—… ¡los perdonó… como si nada..! Si, ¡los perdona después de que quemaron parte del CCH!

Pero, eso sí, bajo la amenaza de que —”en un futuro”— en la UNAM no se permitirá la violencia (por qué en lo que fue pasado y presente sí se permitió).

Secretario: ¿ Lo puede creer ? Otra vez la impunidad.

Y eso que nosotros —aquí, en La Razón— demostramos con hechos y señales quiénes habían sido los culpables.

Y otra vez… nada… Los “jóvenes estudiantes” libres y sin ningún problema… Y probablemente sin hablar inglés.

Y no le incluyo el secuestro de los seudoestudiantes a la destacadísima Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

¿No es para que estemos muy pero muy enojados porque no se está aplicando la ley? ¿No es increíble que quemen escuelas, que las secuestren, que estuvieran a punto de quemar ese día a una maestra embarazada? Y… ¿que las autoridades no cumplan con la ley?

Y la última:

Los paramilitares, los autodefensas o los policías comunitarios con sus procuradurías civiles —o como se llamen— estén haciendo lo que se les dé la gana en Guerrero, Michoacán y Tabasco sin que nadie haga nada por detenerlos.

Tienen armas, que, por cierto… ¿quién se las proporciona ? Tienen presos secuestrados y hacen literalmente lo que quieren.

¿Y las autoridades? ¿Qué están haciendo? Supongo que dialogando, dialogando y dialogando…

Sí, dialogando pero sin cumplir con la ley.

Secretario Osorio:

¿Por qué de repente hay tanto desmadre en México sin que nadie lo pueda controlar?

¿Por qué se perdona a todos los maleantes cuando rompen la ley?

¿Por qué las autoridades no cumplen con la ley metiendo a la cárcel a todas las personas que son culpables?

¿Por qué les está temblando la mano para que todo mundo respete la ley? Secretario Osorio:

Le escribo a Ud. porque es la autoridad federal —no porque lo culpe de lo que escribí.

Entiendo que se están reorganizando todas las dependencias de seguridad nacional para que todos los mexicanos vivamos en paz.

Y, como tal, le pido que se vea la mano dura del gobierno federal contra todas las ratas que están infectando nuestro país y que por estricto sentido común se haga cumplir con la ley.

Ya basta de tanto bla bla bla… Ya basta de darnos atole con el dedo. Ya basta de que nosotros los mexicanos, en toda la república, no vivamos seguros.

Nosotros, los mexicanos, les exigimos vivir en paz (está en nuestra Constitución).

Y ya basta que —para no variar y no perder la costumbre— que al final de esta película los malos vayan a ganar y todos nosotros… terminemos llorando.

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Fuente:La Razón.com