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Ante la impunidad que atravesó la investigación judicial del ataque terrorista perpetrado en la Argentina contra la sede de la mutual judía, AMIA, y de cara al silencio de casi 20 años por parte de quienes por su rol en el Estado o en la sociedad debieron hablar, pero callaron sea por que no supieron, no pudieron o no quisieron, y de esa manera contribuyeron a que la investigación judicial llegue a punto muerto; el Seminario Rabínico Latinoamericano Marshall T. Meyer propone que cada persona haga una introspección, un verdadero “Jeshbon ha Nefesh”, que lo coloque de cara a su alma y a su conducta personal, para así tomar conciencia si se fue o no indiferente ante la matanza de 85 inocentes.

Y si obstinadamente se cerraron los corazones ante el dolor de sus padres, hermanos e hijos, a tal punto que algunos obstruyeron y otros alentaron con su silencio el encubrimiento, para que no se haga justicia.

En el umbral del 20 aniversario del atentado, el recuerdo del dolor debería encontrar a los tres Poderes del Estado decididos a construir justicia como no se hizo antes. Pero para ello habría que recuperar el espíritu del Día del Perdón, Yom Kipur, pronunciando el “Al Jet”, el mea culpa colectivo por los pecados cometidos. El mal camino recorrido es responsabilidad de todos los que debiendo y pudiendo actuar a favor de una verdadera investigación traicionaron en los hechos lo que decían sus palabras. Y, si el arrepentimiento es sincero cesarán los agravios y las acusaciones y nacerá el consenso que requiere una causa nacional de semejante envergadura. En 1994 fue violada la soberanía nacional, y destruida la sede emblemática de una comunidad.

Siguiendo su tradición histórica, el Seminario Rabínico no debía ni podía permanecer callado en éste momento de nuestro país, sin desvirtuar la línea de coraje moral trazada por sus padres fundadores.

Por respeto a los 85 asesinados rogamos a Dios que la sabiduría y la templanza iluminen a todos los actores políticos que deben tomar decisiones sobre un tema de tan singular relevancia. Rogamos para que se depongan banderías y que la humildad que nos corresponde a los seres mortales se haga presente. Y, que se vuelva a sopesar con sinceridad y transparencia, críticamente, lo actuado en el pasado y se reflexione acerca de ¿cuáles son las credenciales del Irán gobernado por Ahmadinejad cómo para que sea un interlocutor confiable? Su constante negación del genocidio perpetrado por los nazis contra millones de judíos, opositores políticos, homosexuales y gitanos, y la falta de respeto a los derechos cívicos, indica que en el Irán de hoy no existe respeto por la vida humana. ¿Por qué habría de importarle la masacre masiva en la Argentina?

Es tiempo de grandeza espiritual y de reencuentro con el camino virtuoso que conduzca a la verdad y restañe las heridas que la injusticia mantiene abiertas. Mañana marchemos sin carteles partidistas, unidos clamando: Justicia, Justicia perseguirás!

Fuente: Agencia Judía de Noticias