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ALAN DERSHOWITZ PARA CFCA /

La característica principal del anti-semitismo es la afirmación, de que todo lo que los judíos hacen está mal y que todo lo que está mal es hecho por los judíos. Para el antisemita cada judío es un millonario explotador, cada judío pobre es una carga para la sociedad. Para el antisemita, tanto el capitalismo como el comunismo son conspiraciones judías.

Para el antisemita, los judíos son demasiado dóciles, dejándose llevar al matadero como ovejas y demasiado militantes, habiendo ganado demasiadas guerras contra los árabes. Para el antisemita, los judíos son demasiado liberales y demasiado conservadores, demasiado bohemios y demasiado burgueses, demasiado tacaños y demasiado caritativos, demasiado insulares y demasiado cosmopolitas, demasiado moralistas y demasiado conspiradores.

Para el antisemita, cada depresión, guerra, problema social, peste, debe haber sido por culpa de los judíos. Cuando los judíos parecen estar haciendo algo bueno – dando caridad, ayudado a los menos afortunados, curando a los enfermos – debe haber un motivo malévolo, una agenda oculta, una explicación conspirativa bajo la superficie del acto benevolente.

La lógica tan retorcida que ha caracterizado al antisemitismo clásico apunta ahora hacia el estado judío, que para el antisemita se ha convertido en “el judío” entre las naciones. Cuando Israel envió ayuda a las víctimas del tsunami y del huracán, el estado judío fue acusado de estar tratando de obtener publicidad positiva, calculada para contrarrestar su maltrato de los palestinos.

Cuando los equipos médicos israelíes salvan la vida de los niños palestinos, no debe ser para nada bueno. Cuando se supo que el ejército israelí tiene el menor índice de violaciones contra civiles enemigos, los anti-sionistas radicales alegaron que eso era porque los soldados israelíes eran tan racistas, que no encontraron mujeres palestinas lo suficientemente atractivas como para violarlas.

Nada que el judío o el judío entre las naciones haga se puede elogiar, porque su propósito será siempre “manipular”, “ocultar”, “distraer la atención de” o “distorsionar” el mal que es inherente a todas las acciones o inacciones judías .

Esa es la tesis intolerante de una nueva campaña anti-israelí que se está llevando a cabo por parte de algunos activistas gay radicales que afirman absurdamente que Israel está inmerso en una campaña de “color rosado”.

Este argumento surgió por primera vez en el The New YorkTimes en un artículo de opinión, que afirma que el enfoque positivo de Israel hacia los derechos de los homosexuales es “una estrategia deliberada para ocultar la continua violación de los derechos humanos de los palestinos, detrás de una imagen de modernidad representada por la vida gay israelí. ”

En otras palabras, el judío entre las naciones está siendo acusado de fingir preocupación por los derechos de las personas homosexuales con el fin de encubrir – o en este caso dar color rosado – a su falta de preocupación por los palestinos.

No se nos dice como se supone que funciona este color rosado. ¿Están los medios tan obsesionados con las políticas positivas de Israel hacia los gay, que ya no cubren la cuestión palestina? Si es así, sin duda que no ha funcionado. ¿Suponen que los gay de todo el mundo se sienten tan en deuda con Israel que ya no criticarán más a la nación judía? Esto no ha funcionado, como lo demuestra el cada vez más rabioso anti-israelismo evidenciado por muchas organizaciones de homosexuales.

Bueno, para los anti-semitas que no piensan, no importa cómo funciona la manipulación judía. El antisemita sólo sabe que tiene que haber algo siniestro en el tema si los judíos hacen algo positivo. Lo mismo se aplica ahora con el fanático anti-israelí no pensante.

En Israel, soldados abiertamente homosexuales han servido en el ejército y en altas posiciones del gobierno y del sector privado. Los desfiles del orgullo gay son frecuentes. Israel es, sin duda, el país del Oriente Medio más amistoso hacia los gay y está entre los que más apoyan los derechos de los gay en todo el mundo.

Esto, a pesar de los esfuerzos de algunos judíos fundamentalistas, musulmanes y cristianos por prohibir los desfiles del orgullo gay e impedir la igualdad jurídica de los homosexuales. En contraste con Israel están Cisjordania y Gaza, donde los gay son asesinados, torturados y obligados a buscar asilo – a menudo en Israel. En todos los países árabes y musulmanes, los actos homosexuales consentidos entre adultos son un crimen, a menudo castigados con la muerte.

Pero todo esto no le importa al “creciente movimiento global gay” contra Israel que, según el artículo de opinión del The New York Times, considera que estas medidas positivas son nada más que una fachada para acciones malévolas israelíes.

Los fanáticos del color rosado aparentemente preferirían ver a Israel tratar a los gay de la misma manera que hacen los enemigos de Israel, porque odian a Israel más de lo que les importan los derechos de los homosexuales.

Tampoco estos antisemitas rosa hablan en nombre de la mayoría de las personas homosexuales, que aprecian las medidas positivas de Israel con respecto a los derechos de los homosexuales, incluso si no están de acuerdo con todas las políticas de Israel.

Personas homosexuales decentes que han sido objeto de estereotipos, reconocen la intolerancia cuando la ven, incluso – quizás especialmente – entre otras personas gay. Es por eso que muchos líderes prominentes y funcionarios públicos gay han denunciado esta tontería del “color rosado”.

Esta campaña del color rosado está llegando a la Universidad de la Ciudad de Nueva York. Una conferencia sobre “color rosado” está siendo patrocinada por el Centro de Estudios de Gays y Lesbianas en el Centro de Graduados, del 10 al 11 abril de 2013. Será otro festival del odio contra Israel, pero esta vez cruzará la línea de clásicos tópicos antisemitas.

No se dejen engañar por este color rosa benigno o por su pretexto académico. En esencia, la acusación recientemente acuñada sobre dar “color rosado” no es muy diferente de las acusaciones antiguas formuladas por los anti-semitas de camisa marrón, esto es, que los judíos o el Estado judío nunca hacen cosas buenas sin malas intenciones.

Y en esta ocasión, la conferencia del odio es co-patrocinada por el Departamento de Filosofía y Psicología y el Centro de Graduados de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, así como por el Centro para el Estudio del Género y la Sexualidad de la Universidad de Nueva York.