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  • Israel tiene una escena de danza contemporánea muy importante y amplia
  • Danza de calidad y muy genuina que se gana su espacio en el mundo entero
  • El Estado dedica seis millones de euros al año a la danza
  • Miradas 2 se emite el domingo, 3 de marzo, a las 20.30h, en La 2

Sorprende la sensación, a pesar de la enorme diversidad que ofrece, de que la danza contemporánea en Israel es realmente genuina, tiene verdaderamente una personalidad propia.

Israel tiene una escena de danza contemporánea muy amplia, muy importante.

Y eso es lo que la hace tan atractiva, porque tiene algo de particular que no solemos ver en compañías de otras latitudes.

Es muy curioso el caso de Israel, un país pequeño, de reciente creación, con apenas 64 años de existencia, con poco más de 7 millones y medio de habitantes, y con un apogeo tan grande en cuanto a la danza contemporánea.

Danza joven para un país joven

El Estado dedica seis millones de euros al año a la danza y el resultado son propuestas artísticas muy potentes que se abren paso a nivel mundial.

El Estado dedica seis millones de euros al año a la danza y el resultado son propuestas artísticas muy potentes que se abren paso a nivel mundial.

Claudio Kogon, subdirector del Centro Suzanne Dellal de Tel Aviv, nos cuenta que “Israel tiene una escena de danza contemporánea muy amplia, muy importante. Nosotros, por un lado, no tenemos tradición de ballet clásico, porque somos un país muy joven, pero sí tenemos mucha danza contemporánea, principalmente porque, por un lado, en los años 30, tuvimos una ola inmigratoria que vino de Alemania y eso trajo a los creadores alemanes y el expresionismo alemán, y después en los años 60 tuvimos la suerte de tener aquí a Marta Graham, la creadora de la técnica Graham, y que fue fundadora de compañías como Batsheva. Y hoy en día, de alguna manera, todos los creadores jóvenes son hijos o nietos de esa generación.”

Israel tiene una escena de danza contemporánea muy amplia, muy importante.

La diversidad cultural de Israel es el reflejo de la diversa procedencia de sus habitantes. Judíos llegados de todo el mundo aportan su particular herencia en un crisol cultural muy rico y en perfecta convivencia.

Noa Weitheim, la coreógrafa y directora de Vertigo Dance Company, una de las compañías veteranas, con 20 años de trayectoria, nos cuenta que sus antepasados eran belgas y se trasladaron a Israel incluso con todo el mobiliario.

La gente de ambos lados, somos felices, amamos el arte, hay mucha creación, somos una sociedad multicultural, estamos por todo el mundo

Y que allí creció ella, en un lugar europeo en pleno Israel. Para Noa, es fascinante convivir y trabajar con gentes de todas partes, con un objetivo común. “Queremos vivir, no queremos bombas. La gente de ambos lados, somos felices, amamos el arte, hay mucha creación, somos una sociedad multicultural, estamos por todo el mundo. Queremos ir por todo el mundo.”.

Queremos vivir, no queremos bombas.

Confesamos que íbamos a Tel Aviv con cierto recelo, y hasta temor. Pero allí el ambiente es más que relajado.

La gente sabe distinguir entre la expresión artística del ciudadano y las políticas gubernamentales

No se puede negar el mar de fondo, pero la vida sigue, y los artistas, por suerte, siguen su camino al margen de esa mala imagen exterior que ofrece su país. “La gente sabe distinguir entre la expresión artística del ciudadano y las políticas gubernamentales -reflexiona lúcidamente Claudio Kogon-. Es cierto que los ciudadanos elegimos a nuestros gobiernos, pero a la larga el individuo está un poco aparte de los tejemanejes de las políticas nacionales y somos muy bien recibidos en todo el mundo, tanto en los teatros como cuando vamos a hacer workshops con artistas, tanto en el diálogo con estudiantes o con bailarines. Viajamos por todo el mundo.” Podríamos pensar que, para los artistas, el hecho de ser israelí pueda ser un obstáculo añadido pero no lo es. Sería una verdadera pena que lo fuera.

El objetivo es permitir a las compañías de danza y a los jóvenes creadores ser conocidos en el mundo a través de que nosotros invitamos aquí a directores de festivales, de teatro, programadores de todo el mundo

El Centro Suzan Dellal de Tel Aviv organiza anualmente una muestra internacional que acoge las creaciones de casi 40 compañías. “El objetivo es permitir a las compañías de danza y a los jóvenes creadores ser conocidos en el mundo a través de que nosotros invitamos aquí a directores de festivales, de teatro, programadores de todo el mundo.”, dice Claudio Kogon, subdirector del Centro.

Una espectacular Exposición Internacional donde se puede ver todo lo que se cuece en Israel, desde grupos jóvenes independientes, que dan sus primeros pasos, hasta las grandes compañías consolidadas, como Vertigo, Batsheva o Kibbutz, pasando por formaciones emergentes y que tienen mucho que decir, como la Dafi Dance Group.

Diferentes talantes y generaciones

Compañías veteranas como Kibbutz o Vertigo no nos dejan nunca de fascinar. Son realmente buenas. Transmiten algo más allá de la pura coreografía.

Un gran perfeccionismo formal se aúna con imágenes de gran belleza y verdadero arte, de ese que trasciende, que toca el alma. Contienen una espiritualidad esencial, más allá de cualquier religión, conmueven en lo más profundo, emocionan. Aquí el lenguaje de la danza adquiere su más pleno sentido.

Me planteo el trabajo como una investigación sobre el cuerpo, la espera, el contacto, la relación, la fluidez, elementos que están en mi personalidad, de manera muy abierta.

Noa Weitheim, de la compañía Vertigo, nos cuenta así su labor: “Me planteo el trabajo como una investigación sobre el cuerpo, la espera, el contacto, la relación, la fluidez, elementos que están en mi personalidad, de manera muy abierta. Miro lo que nos dice el material del que estamos construidos. Si de verdad investigamos sobre lo material, eso nos da un mayor conocimiento sobre lo espiritual. Me encanta esta contradicción entre el cuerpo físico y lo espiritual, aunque a veces no sé cómo lidiar con esto y me hago muchas preguntas.

Dafi Altabeb, en cambio, mira el mundo con nuevos ojos. Ella ha bebido también de las mismas fuentes, pero su mirada es mucho más fresca y más personal. Trabaja con su propia experiencia y con la puesta en común con sus bailarines.

Yo me emociono cada día como si fuera el primero. Desde que llego al estudio y cuento mis ideas a los bailarines… Es como una adicción

De ahí surge un lenguaje nuevo e interesante. “Yo me emociono cada día como si fuera el primero. Desde que llego al estudio y cuento mis ideas a los bailarines… Es como una adicción. Voy al estudio, no importa lo cansada que esté, no importa cuántas piezas haya hecho antes, porque cada vez la danza me despierta, me hace sentir como un laboratorio en el que pongo en juego mi vida personal y yo puedo lidiar e investigar con otras personas. No puedo estar sin ello. Es una motivación para la vida.”

El trabajo de la joven Dafi Altabeb y su compañía Dafi Dance Group es muy bueno. Ha creado interesantes coreografías, Su poética es tierna, delicada y al mismo tiempo potente. Tiene juventud y valentía, imaginación, juego y osadía, contradicción y sobre todo honestidad.

Es un ejemplo de las nuevas generaciones de la danza israelí, sin tapujos, con una personalidad absolutamente propia. Sus creaciones nacen del corazón, una puesta en común con sus bailarines a partir de sus propias vivencias.

Se desmarca de lo folclórico, aunque quizá también lo contenga, simplemente porque crea su propio lenguaje, y cree en él. Y eso es lo que hace atractivas sus creaciones.

La danza en Israel está muy fuerte. Hay mucha pasión aquí para crear, hay un campo muy abierto para la creación y progresa en todo el mundo.

Dafi Altabeb arrasó en el último Festival de Teatro de Nápoles con su obra Sensitivity To Heat en la que habla de su nula sensibilidad al calor. Lo que demuestra, ni más ni menos, es una gran sensibilidad que hemos podido comprobar en todos sus espectáculos.

Dafi Altabeb: “La danza en Israel está muy fuerte. Hay mucha pasión aquí para crear, hay un campo muy abierto para la creación y progresa en todo el mundo. Aquí la danza está verdaderamente muy abierta. Estamos empujándonos unos a otros hacia ocupar un buen lugar en el mundo. Israel está adquiriendo su lugar en el mapa. Porque aquí hay mucha creación“.

Pocos países como Israel pueden presumir de una creatividad tan fructífera en cuanto a danza contemporánea.

Somos un país con unos pocos habitantes, en total tenemos 7 millones y medio de personas, y la cantidad de danza per cápita, como se habla en economía, es increíblemente alta

Claudio Kogon: “Somos un país con unos pocos habitantes, en total tenemos 7 millones y medio de personas, y la cantidad de danza per cápita, como se habla en economía, es increíblemente alta. Tenemos 6 o 7 grandes compañías, tenemos muchas más medianas, tenemos muchos jóvenes creadores que trabajan en pequeñas colaboraciones de dúos, tríos, y per cápita es mucho.. Eso tiene que ver de alguna manera con nuestra cultura. Desde siempre al pueblo judío le ha gustado bailar para celebrar. Lo tenemos en nuestras fiestas, en las familias, y creo que de alguna manera esto salió de la casa y se fue al público y al teatro. Pero es increíblemente alta nuestra tasa de danza per cápita…a veces a mi me asombra.”

Danza de calidad y muy genuina que se gana su espacio en el mundo entero.

Fuente: RTVE