6 de marzo 2013- “Los invito a reconocer y a seguir el ejemplo de Alejandro y Lily Saltiel, pues son un reflejo de lo que la Universidad busca” fueron las palabras de la maestra Sonia Barnetche Frías, Vicerectora Académica de la Universidad Anáhuac, en la ceremonia en la que esta casa de estudios premió a la pareja de filántropos cuyo altruismo ha dejado huella en casi la totalidad de las instituciones de la Comunidad – y fuera de ella.

Ayudar a quienes lo necesitan a ser mejores ser humanos, llevar una vida de responsabilidad hacia el prójimo, ser sensibles a las necesidades: Alejandro y Lily siempre han aplicado los parámetros del judaísmo según los cuales no debe uno desviar la mirada ante alguien en apuros.

Entre las múltiples hazañas que se cuentan acerca de los Saltiel está la de haber llevado apoyo a los judíos de Cuba, implicando en su Fundación a una Comunidad judía entera. Y quien suscribe tuvo el gusto de acompañar a Alejandro Saltiel y su sobrino, Dan Simionescu, a conocer la situación de un país en el que el sueldo promedio es de 20 dólares mensuales.

Alejandro fue boxeador, contador y comerciante; desde su pueblo rumano natal invadido por los nazis hasta un México en formación, Alejandro ha llevado una vida casi mítica. Lily, su esposa, comparte sus ideales.

La Universidad Anáhuac reconoce a la pareja por el apoyo brindado con su conexión con distintas universidades de Israel; por ayudar a fundar la Cátedra Shimon Peres y el Centro Cultural Itzjak Rabin, ambos dentro de la Universidad; por propiciar distintos encuentros con Premios Nobel; por haber participado a la edificación de la Universidad Hebraica (con la cual Anáhuac tiene convenios); por haber otorgado becas a estudiantes de la UNAM y a la Fundación “Niños de la Calle”… entre otros actos altruistas y de beneficencia.