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Ciudad de México   (8 marzo 2013).- Cuando la oscuridad invadió el Estadio Azteca, a las 00:00 horas del viernes, David Guetta exorcizó a los demonios de la noche con un raudal interminable de beats y una lluvia de luces neón.

La audiencia, que sumaba 60 mil almas, de acuerdo con organizadores, hicieron del baile y el canto su lenguaje para entregarse por completo al francés, que abrió la noche con uno de sus tantos éxitos, “Titanium”.

“¿Qué pasa, Ciudad de México? Debo decirles que es un honor regresar al Estadio Azteca, donde vine por primera vez a abrir el show de The Black Eyed Peas”, expresó el tornamesista, en un inglés marcado con su acento, para aumentar los decibeles arrancados de su consola.

El DJ, no conforme con la respuesta de sus admiradores, bajó el volumen de su equipo para escuchar el coro masivo que repetía el estribillo de su canción, mientras miles de papelitos flotaban sobre las cabezas de la colectividad.

“¿Pueden prender las luces? Quiero ver a todos mis amigos. ¡Oh mierda!, ¡prendan todas las luces! ¡Guau, son muchísimos!”, exclamó el músico, al descubrir a todo su séquito de fans.

Aunque el escenario proporcionaba mucha energía luminosa, compitiendo con el brillo de las estrellas, las personas decidieron resplandecer por su propia cuenta, gracias a las lámparas y accesorios que portaban.

El antro masivo estuvo decorado con una inmensa pantalla LED, detrás de la tarima del ejecutante, junto con otras dos a sus costados.

Además, en los momentos donde crecían más las notas de su música, unas chimeneas escupían lenguas de fuego para hacer de tales momentos una inminente explosión.

Como todo DJ, quien hace gala de diversas melodías para complementar su setlist, Guetta tomó algunos pedazos del “Harlem Shake” para hacer una pieza totalmente distinta a la original.

Asimismo, tomó prestados dos temas de Swedish House Mafia, “Save The World” y “Don’t You Worry Child”, para manipularlos a su antojo.

Por un momento, el galo se convirtió en un titiritero ya que, si ondeaba de izquierda a derecha sus brazos, o incitaba a los aplausos, la audiencia lo seguía, como revelaban las postales de los jóvenes en éxtasis reproducidas en las pantallas de la producción.

“La que sigue será mi próximo sencillo. Lo estrenaremos la próxima semana porque aun no grabamos el video, que será rodado en la Ciudad de México”, señaló Guetta, antes de tocar “Play Hard”, desprendida de Nothing But The Beat, su último disco.

Conforme avanzaba el show, Guetta demostró ser un amante de las formas geométricas ya que todos sus gráficos, hasta los lásers, proyectados en la cabecera norte, eran círculos y cuadrados.

Antes de despedirse, el músico reprodujo una selección de sus mejores sencillos, como “Turn Me On”, con la voz de Nicki Minaj; “Without You”, de Usher, y “One Love”.

Pero lo mejor lo reservó para su epílogo puesto que, con “Wonderwall”, de Oasis, David Guetta dijo adiós bajo una serie de pirotecnia que coronó su área de trabajo.

“Quiero agradecerles a todos porque, en verdad, hace mucho no me divertía en una tocada como la de hoy. ¡Hasta luego!”, concluyó el astro de la electrónica, a las 02:00 horas.

Fuente: El Reforma