El reloj marcaba las nueve y media de la noche cuando un misil Scud disparado por las fuerzas gubernamentales alcanzó de lleno el barrio de Tariq al Bab de Alepo, la capital económica de Siria. Pese a tratarse de una hora tardía, Mohamed Abdu aún trabajaba en su taller de mecánica, una coincidencia del destino que le permitió a él y a su hermano escapar indemnes al ataque aéreo.

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Un cadáver en un hospital de Alepo tras un ataque con misiles de las fuerzas leales al régimen. REUTERS / AAREF HRETANI

No fue ese el caso de su madre, esposa y cuatro hijos, quienes, recogidos a esas horas en el hogar familiar, fueron alcanzados de lleno por la onda expansiva de un proyectil que acabó destruyendo una manzana entera de 25 viviendas y que puso fin a sus respectivas existencias bajo toneladas de escombros, suerte idéntica a la que corrieron un centenar de sus vecinos. Los hospitales y escuelas son objetivo predilecto de los bombardeos del Ejército.

Fuente: El Periódico