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México ocupa los primeros lugares del mundo en la comisión de los delitos de violencia sexual y trata de personas, alertó la jefa del área de género, violencia y derechos humanos del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), María José Gómez González.

Incluso –dijo–, es más riesgoso ser mujer en México que soldado en Gaza o en otra nación que enfrenta un conflicto armado.

En entrevista con La Jornada, destacó que informes de la ONU ubican a México como un país de alta incidencia en ese tipo de delitos, al nivel de Ucrania y Tailandia.

Datos de la ONU señalan que más de 800 mil mujeres y niñas son víctimas de explotación sexual en México, mientras 38 mil (jóvenes, adultas y niñas) han sido asesinadas en los últimos años, destacó.

Esta incidencia involucra a víctimas que llegan de otras naciones, como es el caso de las centroamericanas de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, o las que traen de Asia para llevarlas a Estados Unidos, a quienes introducen por Centroamérica.

México también es emisor, porque todas estas víctimas, más las mexicanas, son expulsadas al mercado, principalmente al de Estados Unidos, y otra parte al de Europa. Precisó que el país tiene también alta incidencia en la trata de personas en tránsito por el territorio nacional.

La especialista refirió que los mecanismos creados por los últimos gobiernos para prevenir y erradicar la trata de personas no funcionan de manera adecuada.

No sólo es un problema de recursos económicos o de voluntad política, sino que las autoridades no saben cómo abordar y trabajar el tema, dijo. Asimismo, consideró necesario un cambio sociocultural en el país, y que no se criminalice a las víctimas por tratarse, en la mayoría de los casos, de una migrante sin documentos.

Durante su participación en la presentación de tres investigaciones sobre el involucramiento de los hombres en la trata con fines de explotación sexual, a cargo de la asociación Género y Desarrollo (Gendes), en el Museo Rufino Tamayo, subrayó que es necesario que el gobierno mexicano tome una postura frente a la prostitución, porque las acciones contra la trata sexual están dañando severamente los derechos de las trabajadoras sexuales, y es necesario defender los derechos de las mujeres frente a esa actividad.

Fuente:jornada.unam.mx