Basándose en testimonios de quienes lo conocieron y que salvaron la vida gracias a las “visas de Bosques”, así como de Laura, hija del diplomático, Guillermo López Portillo reconstruyó, entre campos de concentración, museos y memoriales en Europa y México, la labor diplomática de Bosques durante los duros años del nazismo.

El documental, quien contó con el apoyo de Enlace Judío, e incluye una entrevista a su directora, May Samra, se proyectó en Canal 2 de Televisa el miércoles 3 de abril 2013 y será reproducido próximamente en Foro TV.

Enlace Judío ha acompañado al director del documental, Guillermo López Portillo, en las distintas etapas de la realización del mismo. Primero, antes de su viaje a Francia y Alemania, y luego a su regreso . Para verlas, haz click aquí y aquí.

Estos son algunos pensamientos que nos merece este extraordinario personaje.

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Si esto es un hombre


Los que vivís seguros
En vuestras casas caldeadas
Los que os encontráis, al volver por la tarde,
La comida caliente y los rostros amigos:
Considerad si es un hombre

Quien trabaja en el fango
Quien no conoce la paz

Quien lucha por la mitad de un panecillo
Quien muere por un sí o por un no.
Considerad si es una mujer

Quien no tiene cabellos ni nombre

Ni fuerzas para recordarlo
Vacía la mirada y frío el regazo

Como una rana invernal.

Pensad que esto ha sucedido:
Os encomiendo estas palabras.

Grabadlas en vuestros corazones

Al estar en casa, al ir por la calle,

Al acostaros, al levantaros;

Repetídselas a vuestros hijos.

O que vuestra casa se derrumbe,

La enfermedad os imposibilite,

Vuestros descendientes os vuelvan el rostro.


Primo Levi

Esto fue el judío en esta terrible época: un ser que no cabía en ninguna parte, que fue perseguido como rata y como tal, fríamente exterminado.

Por ello, para los judíos mexicanos, la figura de Gilberto Bosques es casi mítica: Bosques supo ver en el judío, etiquetado como lacra, un ser humano. Las visas de Bosques ayudaron a algunos a salir de los nefastos campos; a otros, a simplemente existir.

En esta época convulsionada dela historia, México no era este país de brazos abiertos que recibiera a los judíos, como lo demuestra una investigación reciente de la historiadora Daniela Gleizer. De hecho, las ideas del nacional socialismo eran bastante populares en México. Pero Gilberto Bosques tuvo una visión humanista y su lema fue: salvar vidas y más vidas. No se dejó guiar por lo políticamente correcto, por la propaganda política, por su conveniencia o su confort. Incluso se excedió, pasando noches enteras en vela, con tal de salvar una vida más. Y pagó su osadía siendo prisionero de guerra , sufriendo el hambre, el encierro, el miedo y la incertidumbre del futuro.

Algunos sobrevivientes del Holocausto y sus descendientes han enriquecido el patrimonio humano de México: el historiador Frederich Katz, y Andrés Roemer son dos ejemplos de personas cuya existencia le debemos a Gilberto Bosques.

Por ello, las voces se han alzado para que Bosques sea nombrado por el Museo del Holocausto en Jerusalem, Yad Vashem, “Justo entre las Naciones”.

Televisa documentó la vida y obra de Bosques; a nosotros, judíos, nos toca mencionar esta frase de nuestras Escrituras: “Quien salva una vida, es como si salvara al mundo entero”. Para nosotros, Bosques conservó, en una época de locura colectiva, la cordura y la humanidad, devolviéndole al judío, paria en el mundo, su dignidad, su estatura moral y finalmente, el derecho a la vida. Para nosotros, Bosques salvó al mundo, pues demostró bondad y compasión y con ello, redimió a la humanidad.

Bendito sea su recuerdo.