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PROYECTO HORIZONTE PARA ENLACE JUDÍO

Muchos de los hombres que son padres hoy en día, crecieron con una imagen paterna de un padre que ejercía el mando total de todas las decisiones en la casa, y se imponían en el desarrollo personal de los hijos. Tienen una carga cultural de lo que significa ser padre; sin embargo han madurado dentro del grupo social, familiar e individual y han decidido romper con ciertos lazos de tradición para ejercer su “rol de padres” de una manera diferente.

Este cambio de roles lo vemos en las familias actuales, en las cuales el “padre moderno”, comparte obligaciones en los deberes y tareas de la casa así como en la educación de los hijos; no es solo un proveedor, ahora es un integrante más activo en todas las actividades familiares.

El hecho de tener un papel de poder en la familia, podría significar que sea el ejemplo a seguir. Es a partir de ese pensamiento que el padre busca transmitir su educación a los hijos. El padre de hoy quiere ser ejemplo, pero también quiere relacionarse emocionalmente con sus hijos, ya que a partir de esta sensibilidad y empatía, ven la posibilidad de dejar una imagen positiva en los hijos, que es la clave para que a lo largo de la vida los hijos los tengan como una referencia sentimental positiva.

Es por esto que es importante reforzar el lazo afectivo padre e hijo, pero a veces con nuestras agendas tan apretadas, las mil actividades extraescolares y sociales, parece imposible encontrar tiempo para hacerlo, sin embargo no es necesario un horario específico para esto, se pueden fortalecer lazos dentro de las rutinas familiares: Ir juntos al banco, a la tintorería o al súper, quizá estos lugares no tengan ningún atractivo en especial, y aunque no representen un premio o diversión, sirven para conversar y pasar tiempo juntos y así tu hijo entenderá la importancia de convivir y compartir. No tiene que ser un deporte, o un juego que requiera mucho tiempo, el simple hecho de ir a cortarse el pelo juntos, o dedicar unos pocos minutos al día para avanzar en el rompecabezas que toda la familia esta armando.

Reservar un tiempo en donde sólo padre e hijo o hija salen a hablar y tomar un helado, o sentarse en casa solos a hablar de cómo era papá cuando era niño con sus anécdotas, harán que el niño se sienta importante, creando fuertes lazos entre ambos. De este modo, los miembros de la familia que establecen vínculos afectivos con los niños y niñas les proporcionan modelos cognitivos de referencia sobre sí mismos y sobre los demás: un modelo de relación que conllevará una serie de expectativas. Sin embargo, los hijos conviven con muchas personas, pero sólo con algunas de ellas construyen relaciones únicas y significativas que configuren su desarrollo. Los padres y madres deberían ser parte de estas relaciones.

La comunicación afectiva ayuda a los padres a formar hijos responsables; con una buena autoestima; respetuosos de ellos mismos y de los demás; autosuficientes e íntegros. Además, ayuda a establecer una relación afectiva y funcional entre padres e hijos, con límites adecuados. De esta manera, la autoridad de los padres no es cuestionada, porque se basa en el respeto, no en el temor. Constituye, además, una alternativa al castigo; sobretodo al castigo físico, que es completamente inapropiado, mayormente en la adolescencia.

Los padres de hoy tienen que disciplinar confiando en sus propias habilidades, encontrando en el amor incondicional a sus hijos, la certeza de que son la persona adecuada para educarlos y de que sus esfuerzos no serán en vano.

Fuente:Centro de Desarrollo Integral para la Familia