Homeland

Claire Danes (Nueva York, 1979) vuelve a ser la favorita para los Premios Emmy gracias a su papel en ‘Homeland’, la ficción favorita de Barack Obama. Cuatro echa hoy (22.30 horas) el cierre a la primera temporada y estrena el primer episodio de la segunda entrega.

En ‘Homeland’ Danes da vida a Carrie Mathison, una eficaz agente secreta de la CIA bipolar y promiscua dispuesta a dejarse la salud si hace falta por evitar un ataque terrorista en Estados Unidos. «No se parece a ningún personaje de los que he interpretado. Es un trabajo único, sorprendente, carismático. Cuando me lo ofrecieron no lo podía creer, me pareció excelente. Acepté por la calidad», explica la actriz, que el año pasado se coló en la lista de las 100 personas más influyentes del mundo, según la revista ‘Time’.

Lo suyo, más que una carrera de fondo, ha sido un sprint porque hace solo tres años lamentaba que en Hollywood todavía no le habían encontrado un buen papel. Y en estas llegó ‘Homeland’, donde comparte protagonismo con Damian Lewis, que da vida al sargento Nicholas Brody, quien tras ocho año secuestrado por Al Qaeda regresa a casa, lo que levanta las sospechas de Carrie de que se haya convertido en un enemigo y quiera atentar contra sus compatriotas. Si el de Brody es un personaje con muchas aristas, el de Carrie no tiene menos. «Interpretar a una mujer que padece una enfermedad psicológica es brillante, jamás se ha visto en televisión. Por ser bipolar, Carrie trata de aislarse, de protegerse de los demás», ilustra la actriz, que se entrevistó con personas que padecen esta enfermedad para preparar el papel: «Tengo amigos bipolares, todos en tratamiento. Busqué gente que hablara de sus episodios críticos, que describiera su actitud hacia la enfermedad. Ellos me enseñaron cómo encarnar a Carrie».

Acceso a la CIA

También tuvo acceso al centro de inteligencia que la CIA maneja en Langley, Virginia. «Conocí a muchos oficiales que me presentaron a sus colegas y me informaron de sus técnicas para interrogar». Y se trasladó a Israel para la grabación de varios capítulos. «Fue una de las experiencias más fascinantes de mi vida. Y una excelente excusa para conocer esa parte del mundo. Rodamos en una zona donde conviven israelíes y palestinos, con lo que la tensión era real y sentías el riesgo en cada esquina», agrega.

Fuente:diariosur.es