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La adicción por el juego patológico o ludopatía es un trastorno reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y es un grave problema que aqueja a muchas familias de nuestro yishuv, afectando a hombres y mujeres, así como a muchos jóvenes.

Hoy ponemos sobre la mesa este tema como un llamado a la reflexión, invitándoles a pedir ayuda profesional, ya que esta adicción está calificada como un trastorno del comportamiento que consiste en la pérdida de control en relación al juego (apuestas deportivas, barajas, máquinas traga monedas, bingo, lotería, carreras de caballos, etc).

Este trastorno del control de impulsos se caracteriza por la incapacidad de una persona por abstenerse y detenerse con respecto al juego de apuestas, inclusive teniendo el deseo de querer parar, estando consciente de las consecuencias negativas que el jugar le puede traer.

Los jugadores compulsivos se caracterizan por resistir al impulso de jugar, sintiendo una sensación creciente de excitación y tensión antes de jugar, y por la experiencia placentera o de alivio al momento de hacerlo.

Cuando el individuo atraviesa serias dificultades para dejar de jugar cuando está apostando, o se promete mantenerse alejado del juego definitivamente sin poder lograrlo, sigue un modelo adictivo, manteniendo el trastorno con una distorsión del pensamiento, de sus emociones y de la comunicación.

Desgraciadamente, sus efectos son desastrosos, ya que provocan efectos nocivos y dolorosos en las relaciones familiares y amorosas del jugador.

A diferencia del alcoholismo y la drogadicción, que son adicciones de ingesta, el juego patológico es una adicción de proceso, por lo que se deben seleccionar clínicas o centros de tratamiento especializados en el y manejo de este tipo de adicción.


¿Por qué es una enfermedad, más que una adicción?

Se contenga mejor o peor, el ludópata fácilmente tendrá problemas con las apuestas, porque los aspectos motivacionales activarán memoria, vivencias, esquemas de acción y una estructura adictiva, aspectos que ya había desarrollado con el trastorno y que no puede borrar.

Que algunos juegos de apuestas tengan una capacidad tan exagerada de afectar a ciudadanos de todo tipo, sin discriminar en edad, sexo, nivel cultural, nivel económico, personalidad, clase social, estructura genética, facilita nuestra convicción respecto a su potencial adictivo para con las personas que apuestan habitualmente.

¿Cómo saber si soy ludópata?

Si apuestas más de dos veces o juegas más de 15 minutos a la semana. El 40% de los que así lo hacen acaban teniendo problemas con el juego, es un promedio que no hace distinciones entre juegos de mucho o poco potencial adictivo.

Si has vuelto a jugar, habiéndote propuesto que lo dejarías: No te avergüences, porque es normal que ocurra. Tú eres responsable de jugar o no jugar al iniciarse en el juego, pero no te culpabilices de la enfermedad, ya que determinados juegos tienen un potencial adictivo del que las autoridades y la prensa poco han informado.

Si aumentas la apuesta y el número de jugadas, así como el tiempo que dedicas a jugar.

Si juegas más de dos o tres veces por semana, estás en el rango de ludópata.

TEST PARA EL LUDÓPATA

•¿Perdiste alguna vez tiempo en el trabajo o los estudios debido al juego?
¿Has causado infelicidad en tu vida por el juego?
•¿Tu reputación fue afectada por el juego?
•¿Has sentido alguna vez remordimiento después de jugar?
•¿Has jugado alguna vez para obtener dinero para pagar deudas o resolver problemas financieros?
•¿Disminuyó tu eficiencia y ambición a causa del juego?
•¿Has considerado alguna vez la autodestrucción o el suicidio como consecuencia del juego?

Si respondes alguna de estas preguntas de manera afirmativa, lo mejor es que busques ayuda especializada en nuestras clínicas de apoyo o centros de rehabilitación.

¿Qué hacer para recuperarme?

Por muy culpable y hundido que te sientas, debes entender que la adicción al juego es un proceso de aprendizaje imperceptible y complejo, en el cual caen ciudadanos de gran voluntad, mérito e inteligencia. La única muestra válida de arrepentimiento pasará por hacer todo lo posible para rehabilitarse del trastorno, por recuperar la responsabilidad de tener una buena salud, todo lo posible por batir al enemigo contra el que puedes luchar cada día un poco más, como si fuera un entrenamiento y necesitaras un entrenador.

Contacta con una asociación de jugadores compulsivos y explica el problema a quién más quieres, en quién más confiarías para resolver un problema de salud. Debes confiar en tu familia y en los profesionales, no hay otro camino a escoger frente a la enfermedad.

Se debe aprender de los errores propios y de la experiencia y conocimientos de los demás para salir del problema, ya que escondiendo y engañando no se puede salir del problema, sólo conseguirás mantener la desconfianza y el aislamiento al que te condena el trastorno.

¿Cómo ayudar a mi enfermo ludópata?

El primer paso que deben dar los familiares es intentar resolver su propia situación emocional, posteriormente pueden intentar entender que están frente a una adicción, puesto que es demasiado fácil que la situación escape a su control y no deberían sentirse culpables.

La entereza con que planteen al jugador los objetivos y medidas a seguir deben ir acompañadas con la comprensión de las reacciones que tiene el jugador, poniéndose emocionalmente en su situación. De nada sirve hacer planteamientos de “si me quisieras no jugarías”; es necesario demostrar respeto mientras se ofrece el apoyo para hacer lo necesario que mantenga la abstinencia al jugar, que en realidad es su responsabilidad.