images

1942. Rose y Jacob, dos jóvenes judíos, se enamoran en París en los días previos a la ocupación nazi. El Holocausto fue definitivo en el devenir de sus vidas. En la actualidad, Rose es un anciana que vive en EE UU aquejada de alzhéimer. Hope, su nieta, es madre divorciada de una adolescente arisca y difícil. Dirige la panadería familiar en Cape Cod y se pregunta qué podría haber sido de su vida si no hubiera abandonado su sueño de estudiar Derecho, dejado su trabajo para cuidar de su hija y descubierto el engaño de su marido. La memoria de Rose se marchita y sabe que no le queda mucho tiempo para contarle a Hope la verdad. Un secreto guardado durante setenta años. Le da una lista de nombres y la envía a París para que reconstruya su pasado. «La lista de los nombres olvidados», de Kristin Harmel ( Martínez Roca), es una historia de sentimientos, fe y tradiciones familiares, aderezada con recetas de repostería que la autora ha intercalado a través de la narración. «Quiero que el lector saboree el libro. Cuando preparaba pasteles lo hacía con mi abuela y era una manera de comunicación con ella», dice Harmel. «No está basada en un hecho real particular, pero sí parte de la abuela con alzhéimer. Hay lugares que he visitado e investigado para conocer bien el Holocausto. Es una vergüenza que haya gente que lo niegue. Debemos admitirlo como una parte oscura de la historia y aceptarlo para no volverlo a repetir». Una historia familiar que incluye pequeñas historias: «Para mí es muy importante conocer mi origen. A todos nos marca saber de dónde venimos. Me educaron en el catolicismo, pero descubrí que mi abuelo era judío. Hablo de tres religiones, pero Dios está en todas partes. Lo importante es cómo somos como humanos, no la religión. Hay muchos caminos para llegar a Dios. Nos sobran estereotipos y juzgamos demasiado. No hay que vivir con ideas preconcebidas», apostilla.

Fuente: La Razón