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La URSS reconoció oficialmente al Estado de Israel hace 65 años. Coincidentemente con este aniversario, el primer ministro de Israel, Netanyahu, estaba de visita en Rusia, mientras que el año pasado el presidente Putin realizó una visita a Israel, una de las primeras al extranjero después de su tercera victoria en las presidenciales rusas.

Además, se han realizado otros viajes de políticos, delegaciones empresariales y académicas de ambos países.
Rusia es un jugador veterano en Oriente Medio, y en consecuencia, la relación con Rusia durante muchos años ha sido considerada como muy importante por los líderes y la opinión pública israelí.

Las relaciones entre Rusia e Israel tienen una larga tradición a veces espinosa, con muchas subidas y bajadas que han tenido un impacto considerable en los dos países.

De hecho, Israel fue parcialmente fundado por inmigrantes rusos, que inculcaron los valores culturales y filosóficos rusos en la base misma de la existencia de Israel. Las olas de inmigración de la Unión Soviética, Rusia y la CEI han constituido un componente importante de la sociedad israelí.

La Unión Soviética contribuyó a la creación del Estado de Israel. Sin embargo, durante la Guerra Fría las dos naciones se alejaron durante muchos años. Las relaciones diplomáticas se rompieron en 1967 y no se volvieron a recuperar hasta 1988. Este fue un período de hostilidad e incluso de confrontación militar directa en Oriente Medio, acompañada por la persecución a los judíos en la Unión Soviética.

Los lazos entre los dos países, que fueron restaurados después del colapso de la URSS, se han desarrollado desde entonces y ambas partes se esfuerzan para superar las dificultades y eliminar los recuerdos negativos del pasado. Hoy en día, Rusia ve a Israel como un país amigo con el que comparte muchos puntos de vista, y como un codiciado aliado en la arena internacional. A simple vista se puede notar que a pesar de su turbulento pasado los dos países tienen muchas cosas en común.

Políticamente, la relación es buena, a pesar de sus puntos de vista opuestos sobre algunas cuestiones. Económicamente también ha habido avances en una amplia gama de campos. Desde el restablecimiento de las relaciones, que han llegado a ser estables, ha existido la voluntad por ambas partes de profundizar y ampliar la cooperación mutua en muchas áreas. Las dos partes han firmado acuerdos en muchas esferas y el comercio bilateral entre ambos es muy importante, lo que refleja los esfuerzos políticos, económicos, demográficos y culturales en curso.

La cooperación económica se está desarrollando, entre otros campos, en los sectores de alta tecnología y recursos energéticos.

En defensa, la cooperación es cada vez mayor en la lucha contra el terrorismo, lo que refleja los desafíos comunes que enfrentan ambos países.

A nivel regional, hay un diálogo político permanente, la profundidad y la intensidad del mismo depende de la situación mundial y regional. Oriente Medio es fundamental para Rusia debido a una combinación de varios factores, mientras que Rusia se esfuerza por establecer una configuración de aliados que le sirvan para cimentar el status de Rusia en la región.

Sin embargo, tan importante como las relaciones bilaterales, son las contradicciones existentes entre las posiciones de los dos países, principalmente en torno a sus, en ocasiones, intereses opuestos en la realidad de la situación en Oriente Medio. Las dos partes difieren sobre Irán y su programa nuclear, en el eje radical que forman Irán, Siria y Hezbollah, que es apoyado por Rusia, así como en la visión del proceso de paz entre israelíes y palestinos.

En todos estos ámbitos políticos, Moscú actúa de acuerdo con su política exterior multi-vector, trabajando simultáneamente con todas las partes mientras respalda a sus aliados.

La primavera árabe ha creado una nueva realidad regional con ramificaciones complejas en el ámbito internacional, y como consecuencia directa de esto Rusia ha llegado a una encrucijada en cuanto a sus políticas en la región.

A la luz de la nueva realidad, han comenzado a surgir cambios concretos en las políticas rusas en Oriente Medio. Como uno de los más importantes arquitectos del nuevo orden en la región, la mejor opción para Rusia podría ser la búsqueda de socios regionales alternativos.

Rusia e Israel se encuentran frente a desafíos comunes. Moscú considera su alianza con Israel como un recurso potencial en la solución de los problemas regionales más agudos. Desde el punto de vista ruso, la compatibilidad de intereses con Israel podría contribuir a una asociación.

En cuanto a Israel, siendo un socio leal de los Estados Unidos, no se puede descartar la posibilidad de que esté interesado en tener a Rusia como uno de sus aliados en el marco de su propia política exterior multi-vector.

En estas circunstancias, teniendo en cuenta las nuevas realidades regionales de equilibrio que cambian rápidamente en Oriente Medio y la creciente incertidumbre, junto con las amenazas y una amplia gama de intereses comunes hacen que la colaboración ruso-israelí y los estrechos vínculos entre los dos países tengan el potencial de beneficiar a ambos países.

Durante la última reunión entre el primer ministro Netanyahu y el presidente Putin la parte rusa adoptó una actitud empática. Parece ser que se debatieron todas las cuestiones clave sobre la situación de Oriente Medio y en particular sobre el asunto sirio y se alcanzaron acuerdos.

Zvi Magen es investigador del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de la Universidad de Tel Aviv y ex embajador de Israel en Rusia.

Fuente:radiojai.com.ar